La sentencia del caso de la Circular considera probado que los seis acusados del asalto a la vivienda de María Aguña el 17 de octubre ... de 2018 fueron a robar la caja fuerte pero no quisieron matarla, tal y como había indicado el jurado en su veredicto. El magistrado presidente ha impuesto a los reos, por un delito de lesiones en concurso ideal con el de homicidio por imprudencia, cuatro años de prisión y les absuelve del delito de asesinato u homicidio del que eran acusados por el fiscal y una de las acusaciones particulares, que pedían de 31 años de cárcel a la prisión permanente revisable.
Los encausados, Rubén Alonso Rocher, Arso Atanasov Iliev, Emil Artinov Minasyan, Anton Androv Mihaylov, Gabriel Emilov Kamenov y Gabriel Mladenov Krasmirov han sido condenados a 10 años de prisión, cada uno de ellos, como autores, además de las lesiones que desembocaron en la muerte de María, de los delitos de pertenencia a grupo criminal (dos años y seis meses) y tentativa de robo en casa habitada (tres años y seis meses). De estas penas se les restarán los dos años que llevan en prisión preventiva.
El fallo les condena, además, a una indemnización conjunta de 40.000 euros a abonar a cada uno de los tres hijos por la muerte de su madre.
El magistrado ponente, Fernando Pizarro, también hace constar en la sentencia el parecer favorable expresado por el jurado en la lectura del veredicto de que se aplique los beneficios de la suspensión de las penas impuestas a Arso Atanasov, Anton Androv y Gabriel Kamenov, dado que los tres confesaron su participación durante el juicio y, en el caso de Anton, con su declaración en la Comisaría permitió que avanzaran las investigaciones para detener al resto del grupo.
Hechos probados
Según el relato de hechos probados que consideró el jurado y que se recogen en la sentencia, Rubén Alonso conocía al hijo de María Aguña porque era cliente de su clínica dental como lo era su entonces pareja sentimental y que además era amiga de sus cuñadas. El 'dentista' sabía que María Aguña, de 73 años, vivía sola en su vivienda de la Plaza de la Circular y que tenía una caja fuerte en el piso donde guardaba dinero en efectivo y joyas.
Rubén también conocía a otra paciente cuya pareja era Arso Atanasov, quien aceptó participar en el plan ideado por el protésico para apoderarse del dinero y las joyas de la caja fuerte del piso de María cuando ella estuviera dentro, pues sabía que para la apertura de la caja era imprescindible que ella les proporcionara la llave y la combinación de dicha caja. Este contactó con un compatriota búlgaro Emil, a quien le propuso participar y este fue quien se encargó de buscar a personas «que llevaran a cabo la ejecución material del plan que habían concertado para entrar a la vivienda» y apoderarse del botín. El transportista contactó con Anton y los dos Gabrieles, los tres sicarios que asaltaron el piso de María.
Rubén decidió que el asalto se llevaría a cabo el 17 de octubre de 2018 y la tarde de la víspera, este, junto a Arso y Emil, estuvieron reunidos en la Circular cerca del edificio donde residía la viuda «con el fin de planificar el acceso al piso. A primera hora del día de autos, Emil se trasladó desde Valladolid en un vehículo propiedad de su suegro a un lugar próximo a Peñafiel y recogió a Anton, con quien regresó a la capital vallisoletana. Esa misma mañana Emil partió de nuevo y recogió a los dos Gabrieles en la zona de Medina de Rioseco para trasladarlos también a Valladolid. Los seis se reunieron en el local de Rubén, quien dio a los tres asaltantes toda la información sobre la señora y la caja fuerte, «en la que había una importante suma de dinero y joyas de gran valor» y los detalles del plan tramado con Arso y Emil y les encargó ejecutarlo.
Con el fin de inmovilizar y amordazar a la propietaria del piso, compraron cinta americana, aunque en las conversaciones mantenidas entre ellos para planificar el asalto, «no se representaron la posibilidad de que María muriese, pese a agredirla, amordazarla, maniatarla y dejarla así en la vivienda». Los tres sicarios se llevaron la caja de cartón y la cinta de embalar y se dirigieron a la Circular en el vehículo que conducía Emil, mientras que Rubén y Arso lo hicieron en el pequeño turismo alquilado por el 'dentista'
En torno a las 12:53 horas de ese 17 de octubre de 2018, Anton y los dos Gabriel, con la caja de cartón y la cinta americana, entraron en el edificio y consiguieron acceder al piso de María y como no consiguieron que les diera información sobre la llave y la combinación de la caja fuerte, «la golpearon repetidamente, la tiraron al suelo y le ataron las muñecas con la cinta que llevaban« y para evitar que con sus gritos alertara a los vecinos, subieron el volumen del televisor y la amordazaron con varias vueltas de cinta que le rodeaba la cabeza, »tapándole la boca y parte de las fosas nasales«.
Antes de que encontraran la caja fuerte que buscaban, sonó el timbre del portero automático y los asaltantes pensaronque alguien podría subir a la vivienda, así que decidieron marcharse sin el botín, en torno a las 13:16 horas. Cuando los tres sicarios salieron, dejaron tumbada en el suelo del pasillo a la mujer, con la cinta rodeándole las muñecas y con grandes dificultades para respirar porque no se la retiraron de boca y nariz. María consiguió soltar una de las manos pero no pudo ni levantarse del suelo ni quitarse la mordaza. Así permaneció hasta que murió, entre las 13:16 y las 19:00 horas.
Como consecuencia de las agresiones, María sufrió lesiones en la cabeza, cara y brazos y hombro izquierdo que no habrían necesitado tratamiento médico, pero sí la hemorragia subaracnoidea, para cuya curación hubiera precisado asistencia y habría tardado en curar un mínimo de 30 días.
La sentencia considera probado que la situación provocada por la invasión de su casa y la violencia ejercida sobre ella provocaron una situación de estrés que, junto a los traumatismos y la dificultad para respirar le causaron una insuficiencia cardíaca aguda que «escasas horas después de que los asaltantes se marcharan de la casa, le originó la muerte por sofocación». El hecho de que la mujer padeciera una severa insuficiencia cardíaca contribuyó a su muerte. Sin embargo, los tres sicarios no creyeron que se fuera a morir. El cadáver no fue encontrado hasta el día siguiente, después de que la familia, alarmada porque María no respondía al telefono ni abría la puerta, llamara a la policía.
Para el magistrado presidente del jurado, aunque no hubo intención de matar, sí hubo una imprudencia grave por parte de los acusados que terminó en homicidio. «Dichas personas ejecutaron la acción con absoluto desprecio a las más elementales cautelas, puesto que debieron representarse la posibilidad de que su acción pudo causar la muerte de María», tanto por la avanzada edad de la señora como por la situación de violencia y estrés que sufrió, además de las dificultades para respirar. Además, tiene en cuenta la agravante de abuso de superioridad de los tres asaltantes, de fuerte complexión sobre la mujer, sola y de avanzada edad.
La sentencia no es firme y cabe recurso de apelación ante la Sala de lo Civil y penal del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.
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