«Si el sector turístico le interesa al Gobierno, tendrá que hacer algo por ayudarle»

Tras muchos años teletrabajando, hace siete, y junto son su socia Felicidad García, dio el salto y abrió una oficina en la calle Arribas. Hoy, esta está cerrada y vacía. Un cartel preside el escaparate, y en el mismo se informa de que debido a la covid-19, y hasta que la situación se normalice, se han trasladado temporalmente. Han vuelto a trabajar de forma 'on line' y sus citas comerciales las hacen tomando un café.

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«El propietario del local se portó estupendamente y no nos cobró las mensualidades de marzo a junio. Pero a mí la lógica me decía que pagar un alquiler, cuando apenas había ingresos, era inviable y también por ética con mis compañeros que estaban en ERTE. Aún haciéndolo de forma 'on line' y viéndonos en una cafetería, la cercanía es total. Para mí no son clientes, son pasajeros», explica Juan Carlos.

Dice que cuando saltó el estado de alarma «viajar dejó de ser fácil», pero está seguro de que las aguas volverán a su cauce y que el sector saldrá de ésta. «Los últimos meses los hemos dedicado a solventar problemas. La pandemia nos pilló con 33 viajes confirmados y con todos los billetes emitidos. Hubo que cancelar todo y negociar con las compañías. Ha sido complicado, pero el 90% ya está gestionado. Tenemos que agradecer la paciencia de los viajeros, ya que la burocracia es lenta. La suerte que tenemos es que no trabajamos con compañías low-cost. Eso lo facilita todo», informa este profesional, quien espera que las aguas vuelvan pronto a su cauce.

«Si este sector le interesa económicamente al gobierno, tendrá que hacer algo por ayudarnos», subraya Juan Carlos.