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Sara era todo alegría, aire puro, siempre positiva y al servicio de los demás. Después de tanto sacrificio en sus estudios y de sufrimiento por sus operaciones, ahora que empezaba a vivir, que ahorraba como una hormiguita y podía viajar, una de sus pasiones, se nos ha ido. Qué crueldad». Anabel, la prima de Sara Bravo López, la joven de 28 años de orígenes zamoranos que falleció el sábado en el Hospital Mancha Centro de Alcázar de San Juan (Toledo) a causa del virus, no halla consuelo ni explicación a la muerte de su querida prima. «Tenía asma, pero era muy leve y estaba muy controlado», señala Anabel. Sí especula con el origen del contagio, ya que, al parecer, la fatalidad quiso que Sara Bravo López le cambiase la guardia a un compañero en el centro de salud de Mota del Cuervo (Cuenca) en el que hacía refuerzos como médico de familia justo el día en el que «dos jóvenes de Madrid llegaron con síntomas». Cuando empezó a sentir que tenía un problema respiratorio, cogió su coche y se fue al Hospital de Alcázar de San Juan, donde quedó ingresada y ya no volvió a la calle.
Coronavirus en Valladolid
«Cuando le hicieron la primera placa vieron una mancha y que no pintaba bien», comenta Anabel, que recuerda la vocación que tuvo su prima desde muy pequeñita por ser médico de Familia. «Lo tenía claro. Cuando su madre, Teresa, tenía que salir, le decía que se fuera, que no se preocupara, que ella ya cuidaba de José Luis, su hermano mayor, que sufre una parálisis cerebral y que está internado en un centro en Murcia», asegura la prima de Sara, que recuerda cómo la joven, pese a haber nacido en Ciudad Real y haber vivido desde su infancia en Alcázar de San Juan, acudía siempre al pueblo de su madre, Santa Cristina de la Polvorosa, situado en la comarca zamorana de Benavente.
«Sara vivió con su madre en Alcázar de San Juan hasta que se fue a estudiar a Valladolid, que vivió en una residencia. Cuando se graduó, se fue de nuevo con su madre a allí, pero enseguida le llamaron para hacer sustituciones, empezó a trabajar casi de continuo y llevaba varios municipios. Pero Sara venía mucho al pueblo, era muy familiar y nos juntábamos todos aquí, porque su madre tiene a casi toda su familia», apunta Anabel.
«Hace dos años, mi tía Teresa decidió que quería volver aquí y se hizo una casa en Santa Cristina de la Polvorosa, la inauguraron en septiembre y Sara ya no va a poder disfrutarla más», añade la prima de la médica de 28 años cuya muerte ha sido noticia en todos los medios. «Sabemos que mi prima va a ser la dura imagen de esta crisis por su juventud, pero no queremos que en ningún momento se deje de recordar a los que cayeron por el camino de esta dura batalla», agrega Anabel, que incide en el sufrimiento de su madrina Teresa, la madre de Anabel, que a sus 61 años pierde a su hija.
«Está medicada. Se agarra a los recortes de prensa. Es cruel ver así a una mujer como ella, que con mucho esfuerzo ha sacado sola adelante a su familia, que ha tenido que cuidar a mi primo, que tiene una gran discapacidad, y que ahora ha perdido a Sara», añade Anabel mientras ahoga el llanto.
De Sara Bravo López también habla maravillas, «y no porque se hable siempre bien de los que ya no están», José Fidel Fernández, decano de la Facultad de Medicina de Valladolid, que dio clase a la joven. «Sara era una estudiante brillante, estaba enamorada de su profesión. Era muy trabajadora y siempre muy sonriente. Tuvo algún problema médico mientras estudiaba, pero se sobrepuso bien. Era muy buena alumna, muy buena persona y muy inteligente», señala José Fidel Fernández. Ese problema médico al que alude son las diez operaciones en sus piernas que Sara sufrió debido a un problema óseo. De hecho, a su graduación acudió en silla de ruedas, convaleciente de la última intervención. Pero alegre y con una sonrisa en la boca, como ella acostumbraba.
«Cuando el Ayuntamiento de Santa Cristina de la Polvorosa le haga un homenaje, iremos allí profesores y alumnos, y también en la UVa la recordaremos en actos», concluye Fernández.
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J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras (gráficos)
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