La mujer asesinada en Valladolid y el agresor estaban confinados y discutieron por la casa y la custodia

La causa última de la muerte, aunque «resulta evidente que el arma blanca le pudo alcanzar órganos vitales y que, en cualquier caso, perdió mucha sangre», no se sabrá por ahora ante la imposibilidad de realizar aún la autopsia debido a que la mujer había dado positivo en covid. Así que su cuerpo permanecerá conservado en las cámaras del Instituto de Medicina Legal a la espera de poder realizar dicho examen con garantías, según confirmaron diversas fuentes de la investigación.

El sospechoso del vigésimo primer asesinato machista registrado en España en lo que va de año, José Javier C. F., un inspector de Hacienda de 58 años, permanece entre tanto ingresado y aislado en el módulo penitenciario del Hospital Clínico a la espera de que la evolución del virus permita también al Juzgado de Violencia sobre la Mujer tomarle declaración con las debidas garantías de seguridad. Su detención, por ahora, se prolongará en lo posible antes de que pueda pasar a disposición judicial a expensas de su posible ingreso en prisión, en principio, cuando las pruebas determinen que ha superado el coronavirus.

Los avances por ahora conocidos de la investigación van arrojando luz sobre los hechos ocurridos pasadas las cuatro y media de la tarde en el adosado familiar de la calle Montreal, cuyo patio posterior da al Camino Viejo de Simancas. La verja de la entrada principal, situada en el número 37, luce ahora un ramo de flores y algunas flores sueltas depositas por los vecinos en memoria de la víctima. «Es algo horrible y más con sus hijas delante», coincidían en señalar los residentes a las puertas, aún precintadas por la Policía, del domicilio.

En su interior estaban confinados la tarde de autos África y José Javier, una pareja que se encontraba en trámites de separación y que, según confirmaron ayer fuentes de la investigación, «dormían en plantas separadas pese a compartir aún la vivienda». Los dos llevaban en torno a una semana confinados después de haber dado positivo por coronavirus y las mismas fuentes apuntaron a que «las discusiones eran frecuentes y la convivencia entre ellos estaba muy deteriorada». Y en estas circunstancias, con sus hijas también presentes, se produjo una fuerte discusión entre la pareja. Un testigo, de hecho, declaró que escuchó a uno de ellos gritar que «no te vas a quedar con la casa y con mis hijas».

El caso es que en un momento dado, según todos los indicios, el hombre cogió un cuchillo de cocina de, al menos, quince centímetros de hoja y comenzó a asestar puñaladas a su mujer. Todo ello en presencia de la hija mayor del matrimonio, que fue la avisó al 112 a las 16:42 horas. El examen externo del cuerpo de la víctima, a falta de la autopsia, confirmó que presentaba entre quince y veinte heridas incisas y cortes superficiales» por todo el cuerpo, si bien muchas de ellas se concentraban por la espalda y un costado, aunque también tenía cortes y heridas por delante y de aparente carácter defensivo en las manos. Los sanitarios, pese a todo, consiguieron estabilizarla y trasladarla con vida al Clínico, donde perdería la vida apenas cuatro horas después.

Su marido, José Javier C. F., por su parte, tuvo que ser también evacuado en ambulancia al Río Hortega con cortes superficiales en las muñecas fruto de un tímido intento autolítico. Sus lesiones no presentaban gravedad y esa misma noche fue trasladado al módulo penitenciario del Clínico, donde permanece aislado al estar contagiado con el virus.

Las hijas de la pareja, de 17 y 19 años, resultaron ilesas y fueron acompañadas por un tío suyo, que se acercó a la vivienda minutos después del, según todos los indicios, crimen machista. Sus testimonios y el del presunto agresor, cuando la jueza y los sanitarios estimen que puede declarar, serán fundamentales para esclarecer las circunstancias de la muerte de África Cuadrado. El sospechoso carecía de antecedentes policiales y no constan denuncias por malos tratos en la pareja. Las fuentes de la investigación consultadas incidieron en que la convivencia entre ambos estaba «muy deteriorada» y que la situación pudo agravarse durante el confinamiento por sus dos positivos. Los agentes, por ahora, han tomado ya declaraciones a vecinos y a los primeros allegados.