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La gran promesa, el contexto histórico, pero sobre todo el arraigo y la piedad popular convierten a la capital en un santuario mundial en torno a la devoción del Sagrado Corazón de Jesús. Valladolid comienza su Año Jubilar, que incluso se prolongará en el ... tiempo con el Año Santo Romano en 2025 y el Año Santo de la Redención en 2033. El arzobispo, Luis Argüello, junto con más de medio centenar de sacerdotes, acompañados por el vicario, el deán de la Catedral y el rector de la Basílica Nacional de la Gran Promesa inauguraron en la tarde de este viernes esta efeméride, que bautiza a Valladolid como epicentro religioso universal con motivo del centenario de la entronización de la escultura del Sagrado Corazón de la torre de la seo.
El templo se llenó como pocas celebraciones para inaugurar este acontecimiento que es una «segunda oportunidad», como remarcó el prelado, «de renacimiento del perdón» en las personas, de aquí y de allí, queriendo así llamar la atención de los más próximos, de los vallisoletanos, pero también de todos a cuantos llegue el mensaje de este jubileo en este mundo «de heridas y conflictos» acordándose del plano nacional e internacional, de guerras e inmigrantes. «Hemos de hacer nuestra humilde aportación al bien común ofreciendo la misericordia que brota del corazón de Cristo», recalcó. Sin duda, un gran año, como se ha referido en éstos últimos días, con los grandes desafíos de «la iniciación cristiana y la transmisión de la fe». Es más, tal es la implicación diocesana, social e institucional que Argüello instó a los suyos, a los presbíteros, «a hacer horas extras para acoger a nuestros hermanos».
Fue una apertura de este Año Santo donde el arzobispo tendió la mano en nombre de la Iglesia Católica y llamó a la «humildad» para ofrecer «perdón, caridad, consuelo y alegría» obteniendo así la gracia jubilar, «la indulgencia». Será un año de encuentro de oración de la Iglesia de Valladolid, como se destacó, que quiere traspasar fronteras gracias al legado del Beato Bernardo de Hoyos, que hace tres siglos recibió la revelación: «reinaré», y que desde ayer Luis Argüello la complementa con «¡venga tu Reino!».
También se hizo partícipe a la ciudadanía de esta efeméride con la procesión que se celebró entre la Catedral y el Santuario, las dos sedes jubilares, hasta donde se podrá peregrinar durante los próximos doce meses. Un desfile anual que este viernes logró mayor protagonismo y donde se alumbraron las imágenes del beato Bernardo de Hoyos, del Inmaculado Corazón de María y del Sagrado Corazón de Jesús seguido por muchísimo público hasta la Basílica Nacional, donde el arzobispo hizo el rito de apertura del año jubilar.
La solemnidad de rito litúrgico destacó durante la eucaristía extraordinaria que concitó muchísimos fieles que escucharon atentamente las palabras de Argüello, una homilía especialmente sentida y que llegó a los presentes, como reconocían en los corrillos formados en la calle que a su vez seguían la procesión. Y es que el prelado insistió a los presentes en la «fidelidad» del Señor, «que mantiene y renueva la alianza en el sacrificio de la eucarístico de la misa», pero que se manifestará más si cabe y de manera extraordinaria con la religiosidad popular alrededor del Sagrado Corazón de Jesús. En la misa también participaron varios coros diocesanos destacando el de las hermanas dominicas de Santa Rosa de Lima dirigido por el joven sacerdote vallisoletano Goyo Casado y con el padre Juan Pablo Hervada al órgano. La parte musical en la procesión corrió a cargo de la Banda Sinfónica de Renedo.
Este Año Jubilar «es para encontrarse con Jesucristo, con los hermanos, con los frágiles, con el sacramento de la eucaristía, del perdón», explicó el prelado, animando a la vez a todos los presentes y a todos los vallisoletanos a peregrinar por la capital y provincia, por la Santa Iglesia Catedral y por la Basílica del Santuario Nacional de la Gran Promesa para «experimentar la puerta del corazón de Cristo, para experimentar y anunciar la alegría». Al término de la eucaristía, el arzobispo Luis Argüello, junto con el vicario diocesano, Jesús Fernández Lubiano, además del deán de la Seo, José Andrés Cabrerizo, y el rector del Santuario de la Gran Promesa, Julio Alberto de Pablos, junto al resto de sacerdotes, estrenaron la oración que jalonará todas las santas celebraciones alrededor a este jubileo que el próximo sábado, en una semana, tendrá como protagonista una bendición general a la ciudad desde lo alto de la torre de la Catedral por parte del propio prelado y que estará precedida días antes por una conferencia en el Centro de Espiritualidad a cargo del profesor de la UVA Javier Burrieza Sánchez.
Posteriormente, ya con el inicio del nuevo curso pastoral en septiembre, el Arzobispado de Valladolid organizará numerosas convocatorias religiosas y culturales, entre las que destacará una exposición diseñada por la Fundación de las Edades del Hombre en la nave de la Epístola de la Seo metropolitana en torno al Sagrado Corazón de Jesús, su raíz vallisoletana y su proyección internacional.
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