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Se muestra dolida y desconcertada. No entiende nada y se pregunta cómo es posible. María Ángela Gordo, natural de La Pedraja de Portillo, ha recepcionado esta semana una carta del Sacyl a nombre de su padre, que falleció hace ocho años, en el que se ... le cita para finales de agosto en el Hospital Clínico para realizar nuevas pruebas oncológicas. «Han pasado más de ocho años. Nunca en este tiempo me han mandado nada y ahora...», lamenta María Ángela bastante enfadada al tener que revivir, entre otras cosas, la enfermedad de su padre, Pablo Gordo. «No son ocho días ni ocho meses, que son ocho santos años», continúa contrariada.
Una comunicación con el membrete del Sacyl y del Hospital Clínico en la que se emplaza al fallecido a unos análisis de sangre para que una semana más tarde acuda al mismo centro hospitalario para el «control del tratamiento de quimioterapia». «Además, mi padre nunca recibió 'quimio'. No entendemos nada», manifiesta María Ángela.
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Ana Santiago
«La muerte de mi padre fueron momentos muy duros por cómo se desarrolló. Fue por un cáncer de piel muy doloroso cuando tenía 87 años», prosigue mientras revive esos meses de sufrimiento y se plantea nuevas preguntas. «Es que el médico que atendió a mi padre, que sigue en activo, no es el de la citación. Es una doctora distinta, que evidentemente no tiene la culpa de nada. No sé quién habrá dado a la tecla equivocada para que me llegue ahora esto», manifiesta la hija, a la par que confirma que ya ha trasladado al Sacyl esta situación para que no se vuelva a repetir.
Pero lo «esperpéntico» del asunto, como ella mismo incide, llega también en las propias citaciones. Todo ello agrupado y grapado como si el destinatario fuese una misma persona. Pero nada más que lejos de la realidad, pues en esos cuatro folios se han adjuntado también una citación y la solicitud de pruebas para una nueva analítica de una tercera persona, que según le han confirmado a María Ángela, está viva y tiene 89 años y que no tiene ningún vínculo con su familia. Todo ello, también del servicio de Oncología del Hospital Clínico. «¿Pero dónde está la privacidad de datos de una persona que le han hecho una cosa en abril, según me pone, y que tiene revisión sí o sí a los cuatro meses? ¿Pero esto qué es?», se pregunta mientras lanza la reflexión de que «el cáncer es una enfermedad grave para que estén sucediendo este tipo de cosas en la sanidad de nuestra comunidad autónoma y en pleno siglo XXI», agrega.
«El cáncer es el cáncer. Me he ido curando un poquito en salud porque una muerte anunciada, con todo el conocimiento, es muy dura. No me vengas ocho años después a mandarle a hacerle una analítica», añade María Ángela, mientras incide en que desde el hospital ya le han pedido perdón, además de solicitarle que remita la documentación de la otra paciente. «Espero que a la otra persona le haya llegado también los papeles de su cita, aunque al estar algunas frases escritas a mano, me da la sensación de que he sido la primera en recibirla. Eso sí, no sé dónde está la protección de datos», continúa la hija del fallecido, quien no descarta emprender alguna acción judicial.
De esta forma, María Ángela Gordo espera que la historia no se repita, porque para ella le ha supuesto un gran trastorno emocional ocho años después. No me lo puedo creer. En alguno momento, cuando recogí la carta, dude de si mi padre estaba vivo o muerto. Eso es lo que me ha generado», lamenta a la par que le gustaría saber de dónde ha venido el error. «Es una cosa que creo que nunca me lo dirán. De momento me han pedido perdón y que lleve la documentación de la otra persona implicada», concluye tras pasar un mal trago.
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