Un vecino observa el paso de una furgoneta desde la parte peatonal del túnel de Andrómeda. Rodrigo Jiménez

Una romería con muchos 'ingenieros' en el nuevo túnel de Andrómeda de Valladolid

El estreno del paso para coches y peatones bajo las vías concita el interés de vecinos y residentes, aliviados por una conexión que les evita grandes rodeos tras siete años de espera

J. Asua

Valladolid

Sábado, 12 de marzo 2022, 00:02

Once de la mañana. Asomados a la balconada por la que discurre el canal peatonal del nuevo túnel de Andrómeda, un grupo de jubilados realiza su personal certificación de obra. 'Ese remate no lo veo yo muy allá, los carriles igual son un poco ... estrechos, no está mal, pero...' Como ocurre con el fútbol, donde todo aficionado que se precie lleva un entrenador dentro, en esto de las zanjas pasa algo parecido: surgen 'ingenieros' por doquier. Exigentes al máximo.

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El estreno del nuevo paso que une las calles Nochevieja, un poco más allá de la Escuela de Ingenieros hacia las vías del tren, con Juan Carlos I y el barrio de Los Santos-Pilarica, es desde el jueves por la tarde la principal atracción para los vecinos, una romería de paseantes y residentes, que comprueban 'in situ' el resultado de la que ya se puede calificar como la obra de El Escorial en Valladolid. Siete años de espera han disparado las expectativas y eso se nota en el trajín que se vive en este punto bajo el lecho ferroviario. A esta hora, hay más peatones que coches y todavía en su interior no se aprecia ninguna pintada. Todo un milagro.

La línea 7 de Auvasa llegará a Los Santos por el nuevo paso

El próximo lunes, la línea 7 de Auvasa estrenará el nuevo paso bajo las vías para dar servicio a los residentes de Los Santos-Pilarica. La compañía eliminará la ruta 33, que ahora cubre esta zona, para incrementar la frecuencia de su sustituta. Esta solución implica un incremento de 36 a 104 expediciones de ida y vuelta en días laborables, lo que representa un aumento de autobuses del 180%, según los datos facilitados por la empresa.

Asegura Gloria Herrera, una veterana que vive en el Camino Viejo de Renedo, que a ella la apertura le viene «fenomenal». «Hago la compra en Gabriel y Galán, porque nos han quitado el Mercadona de ahí, y me ahorro un paseo grande», confirma la señora mientras tira de su carrito e intenta descifrar por dónde discurre la rampa de salida. En general, las sensaciones son buenas, aunque, como en todo, hay peros. Uno lo pone Jesús Delgado, vecino del Paseo del Cauce, quien considera que el subterráneo es «un poco ratonera», aunque «nos va a venir muy bien». «He leído que van a poner cámaras de vigilancia, pero lo veo estrecho y por la noche un poco peligroso», valora. Mientras decenas de obreros realizan los últimos remates, son los vecinos de Los Santos los que muestran mayor entusiasmo con la conexión. «A nosotros nos lleva derechos a nuestra calle», se alegra Adela Sandino.

«La mejora es sustancial, pero hay que lamentar la demora»

José Luis Alcalde

«Está accesible y nos facilita mucho las cosas a los vecinos»

Esther Gómez

«Lo veo un poco ratonera por la noche; dicen que pondrán cámaras»

Jesús delgado

«Me lleva derecha a mi calle, para nosotros está muy bien»

adela sandino

Cámara de fotos al cuello – son muchos lo que inmortalizan su paseo por el túnel con el móvil–, José Luis Alcalde, expresidente de la Asociación de Vecinos de Pilarica, retrata el final de un espera que ha sido eterna. Califica su puesta en servicio como «una bocanada» tras muchos años de prisión al este de las vías. «Es una mejora sustancial de nuestras condiciones de vida, pero hay que lamentar la demora, algo que no puede volver a ocurrir con los 17 pasos previstos», acota. Apuesta, además, por no enterrar definitivamente el soterramiento, la intervención, cree, que hubiera solucionado todos los problemas.

Una mujer tira una foto del paso subterráneo. Rodrigo Jiménez

En la personal revisión que ha hecho Emilio Amo, un animoso jubilado de la calle Doce de Octubre, solo encuentra un defecto: la salida peatonal hacia la calle Salud, la denominada 'acera de la vergüenza'. «Tenían que haber tirado esta tapia, porque ahora te saca directamente a la carretera y puede ocurrir una desgracia», augura. Del resto, Emilio no tiene quejas. «Lo han dejado muy bien», zanja. Que supone un alivio importante no le cabe duda a nadie. Y todos coinciden en otro aspecto:«ya era hora».

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