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Reyerta en el antiguo Rancho Grande: «Parecía que se iban a matar»Nadie en el barrio de Buenos Aires pensaba allá por el 2008 que lo que un día fue un restaurante se iba a convertir, en ... la actualidad, en el mayor de sus problemas de convivencia. Ese establecimiento hostelero, conocido ahora como el antiguo Rancho Grande, cerró y sobre él se proyectaron dos grandes bloques de viviendas con la intención de convertirse en una zona residencial. Llegó la crisis del ladrillo y todo se quedó a medias. Un esqueleto más de ladrillo con escaleras inacabadas, sin ventanas y un hueco del ascensor que de momento no ha dado ningún disgusto.
Con el paso de los años se asentaron okupas de todas las nacionalidades en las estancias a medio hacer, que han derivado en sucesos de toda índole. El último, en el ocaso de este lunes con una pelea en calles adyacentes que han elevado la preocupación de los residentes en la zona.
La historia de este suceso se cuenta tras la reyerta que protagonizaron «al menos unas cinco personas» en las proximidades de la parada de autobús ubicada en la esquina de las calles Páramo de San Isidro y Cañada de Fuente Amarga, a unos 300 metros del antiguo Rancho. Tal vez se iniciara antes de que los vecinos empezaran a ver una reyerta con palos, ladrillos y armas cortantes. «Tenían una punta en el final de un palo largo. Era una batalla», incide uno de los que residen en la zona, que tuvo que recoger a los menores que en ese momento estaban en la calle para resguardarles en su vivienda.
Esas al menos cinco personas se tiraron «adoquines o ladrillos», generando desperfectos allá por donde pasaban, especialmente en la Cañada de Fuente Amarga. Los golpes llegaron a los coches estacionados, mientras la sangre, como si de un reguero se tratara, marcaba el camino de la tumultuosa pelea. «Parecía que iban con intención de matarse. Desde los últimos meses esto es continuo. El problema radica en el Rancho Grande», agregan desde el anonimato los testigos del enfrentamiento.
La rápida presencia policial, según relatan, amainó los ánimos de pelea. Llegó la Policía, así como los servicios sanitarios, que trasladaron a tres heridos (dos de 41 años y otro de 31 y de origen marroquí y argelino), con heridas de arma blanca y golpes con objetos contundentes, hasta los complejos sanitarios de la capital. Se les atendió para posteriormente pasar a disposición policial en calidad de detenidos, pues en cuyo historial tienen antecedentes por agresiones y robos. Precisamente, hasta este momento son los únicos arrestados de unas diligencias que permanecen, en este momento del día, abiertas, por lo que no se descarta una ampliación de la intervención de la Policía Nacional con ruedas de reconocimiento.
Este era el sentir de aquellos que presenciaron la reyerta, cuyo hastío va en aumento. Solicitan que pongan coto a la realidad que existe en el Rancho Grande. «La solución es demolerlo o vallarlo para que no entren», reiteran.
Precisamente, en la mañana de este martes no había nadie en el interior de una finca de fácil acceso. La suciedad se ha apoderado de los dos bloques, con pintadas por todo el interior y con cortinas. Latas de cerveza, botellas y restos de comida imperan en un terreno repleto de maleza. Eso mismo lo pudo comprobar una patrulla de la Policía Nacional, que merodeaba a eso de las 10:00 horas por uno de los accesos.
Hasta allí se trasladaron el pasado 19 de abril Bomberos de Valladolid para sofocar el incendio en la primera planta de uno de los bloques. Las llamas devoraron colchones y enseres. Con anterioridad, la alarma social volvía a la zona a mediados de marzo después de que un hombre agrediera con un martillo a un joven, ambos marroquíes. «Aquí hay problemas con la droga», incidía el herido tras iniciar la recuperación.
Este espacio, que en su día fue un conocido restaurante hasta 2004, vive con la controversia desde hace casi quince años. Tras adquirir los terrenos, una constructora decidió levantar allí una urbanización de 48 viviendas, pero llegó la crisis y los bloques fueron abandonados en 2010. Saqueos, vandalismo e incendios dieron paso a la okupación, mientras los vecinos colindantes pedían soluciones como tapiar la parcela, petición incrementada con un derribo de los dos inmuebles.
Pero el suceso que más se recuerda en esas calles tuvo lugar en mayo de 2021. Allí, la Policía local liberó a tres menores retenidas por seis okupas. Las menores, de edades comprendidas entre los 14 y 16 años (recién cumplidos), estuvieron dentro del pequeño habitáculo cerrado, al que se accedía por una escalera, durante varias horas.
Las tres que se quedaron se habían escapado del Zambrana y la cuarta, que se había fugado de su casa en Salamanca, decidió marcharse.
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