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Valladolid
La retirada de andamios anuncia el fin de la obra que ha sacado lustre al Banco de EspañaEl edificio del Banco de España luce por fin ahora -después de casi once meses de obra- como moneda nueva, como billete recién emitido y ... aún sin estrenar. La retirada de los andamios y del armazón metálico que han facilitado los trabajos de limpieza y restauración durante este tiempo anticipa el final de los trabajos, previsto para la próxima semana, según ha anunciado la institución.
Se pone fin así a una intervención encaminada a sacar lustre al exterior de un inmueble inaugurado en julio de 1958 y que requería una intervención quirúrgica para reparar el desgaste de los materiales y retirar las capas de suciedad que por el paso del tiempo y la polución se habían acumulado durante décadas. «Las fachadas exteriores, construidas de piedra de granito y caliza, han sido limpiadas y restauradas con la eliminación de líquenes y microorganismos», aseguran los responsables de los trabajos, ejecutados por la empresa vallisoletana Técnicas para Restauración y Construcciones Sociedad Anónima (TRYCSA), con un presupuesto de 845.826 euros (IVA incluido).
Además, «se han renovado las juntas y reparado fisuras, se han recuperado deterioros puntuales y se han aplicado diversos tratamientos para mejorar su durabilidad». De este modo, se recupera el esplendor de un edificio construido entre 1955 y 1958 según el proyecto de Romualdo de Madariaga y Céspedes, por entonces arquitecto del Banco de España. Madariaga realizó «un proyecto totalmente clasicista, que huía de repertorios ornamentales, aplicando una esquematización a los elementos y eliminando capiteles y frontones», según recoge el documento histórico que sobre el inmueble publicó el organismo público.
Para su construcción (y para «mantener y acentuar el sentido monumental del edificio») se empleó granito procedente de las canteras de Mingorria (Ávila) y piedra caliza de Boñar (León). Estos materiales se emplearon en las tres fachadas (con vistas a la plaza de España, Claudio Moyano y Miguel Íscar) que han sido objeto de la intervención y que ahora lucen libres del corsé metálico que han tenido (de forma sucesiva) durante los últimos meses.
Los trabajos han incluido también la renovación del sellado de las carpinterías y la sustitución de las persianas antiguas, junto con la instalación de aislamiento térmico en los cajones de persianas. Y junto a esto, se han instalado elementos disuasorios contra las aves, en una batalla emprendida, sobre todo, para evitar que las palomas y otros pájaros se posen o aniden allí. Este es un problema que ha afectado de forma «intensa» al edificio en los últimos años. En principio, por la propia morfología de la fachada (con muchos entrantes y salientes), pero también por la existencia en las inmediaciones de bloques abandonados.
Las labores en el exterior se han completado con la mejora de la iluminación, gracias a la sustitución de las luminarias estropeadas y la eliminación del cableado.
El proyecto se ha extendido a las fachadas del patio interior, donde se han reparado varias zonas en mal estado y se han subsanado problemas en el vierteaguas. «Asimismo se ha procedido a solventar defectos puntuales por filtraciones en las cubiertas, así como mejoras en el sistema de evacuación de aguas».
Esta es la novena gran reforma a la que se somete este edificio, que cuenta con un grado especial de catalogación (protección 3) en el Plan General de Ordenación Urbana, lo que obliga a «conservar envolventes, estructura, sistemas constructivos, materiales y acabados» en cualquier obra que se lleve a cabo. Por eso, como recuerdan desde el Banco de España, el edificio «no ha sufrido variaciones de consideración desde su construcción, manteniendo intacta su configuración y disposición estructural». Y esto, desde 1958, cuando se estrenaron estas nuevas instalaciones, que sucedieron a las que actualmente tenía la institución en Valladolid.
El Banco de España recibió en 1874 la concesión del monopolio en la emisión de billetes y, a partir de ahí, comenzó a ampliar su red de sucursales, que en un primer momento solo estaba presente en Valencia y Alicante. El banco inició sus operaciones en Valladolid en enero de 1875. Al principio se instaló en un inmueble alquilado en el número 14 de la calle Duque de la Victoria. Allí permaneció hasta 1879, cuando inauguró un nuevo edificio de su propiedad, en un solar de 1.028 metros cuadrados que compró al Ayuntamiento. Este edificio fue demolido en 1954 para la construcción, sobre el mismo terreno, de la sede actual en la plaza de España.
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