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La Plaza de España de Valladolid: una centenaria ubicación comercialHasta que se puso el nombre de España a la céntrica plaza, desde siempre se vino llamando Campillo de San Andrés, o simplemente Campillo. Era aquel nombre muy descriptivo y situaba toponímicamente el origen de esta plaza. Viene lo de Campillo porque era un descampado exterior a la muralla de la ciudad, y de San Andrés, por estar inmediato a la iglesia (antes ermita) de ese nombre en la calle Mantería.
La plaza respira por todos sus lados actividad y movimiento: lugar de paso, de quedar, de compras en el mercado de frutas y verduras, de trasiego en la parada del autobús, de tomar un café, o de acudir a alguna actividad que los días festivos suele haber bajo la amplia marquesina.
Esta plaza de antiguo tuvo vocación comercial, pues en ella se instalaron casetas de madera para la venta de los más variados productos, hasta que en 1880 se construyó el mercado de hierro bajo el impulso del alcalde Miguel Íscar. El mercado del Campillo era el más grande de los tres que por aquellas fechas se hicieron en Valladolid. Los otros dos fueron el de Portugalete (1881) y el del Val (1882), el único que sobrevivió a la piqueta. En 1957 se derribó el Campillo y en 1974 Portugalete.
El mercado del Campillo inicialmente contó con el rechazo de los comerciantes del entorno a los que se obligó, mediante ordenanza, a realojarse en él, pues alegaron que si se «retiraban» de la calle, perderían competitividad frente al resto de comerciantes que quedaban a la vista de los potenciales clientes.
Inmediato al número 1 de la plaza, junto al acceso al aparcamiento subterráneo, se han instalado unos bajorrelieves de cerámica elaborados por el taller de los Coello en 1996. Representan las actividades comerciales que acogía el antiguo mercado.
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En cierto modo la amplia marquesina que ahora cubre el centro de la plaza, rememora aquel mercado de hierro, y además da cobijo a los comerciantes que a diario instalan sus puestos de frutas y verduras, y facilita otras diversas actividades en días festivos.
Polémico fue en su día el proyecto de aparcamiento subterráneo bajo la plaza. Diversos colectivos vecinales, políticos y ecologistas advirtieron de que este atraería más tráfico al centro, además de interferir en el curso natural de las aguas freáticas y el antiguo discurrir de la Esgueva. Desde luego en lo segundo acertaron, pues son varios los edificios colindantes que sistemáticamente tienen que achicar agua para evitar que se inunden sus sótanos.
Hay varios edificios que destacan en la plaza. El actual del Banco de España se terminó de construir en 1958, que se hizo previo derribo del anterior que databa de 1879. Sonia Quintana, de El Norte de Castilla, escribió que está hecho con granito de Mingorría y piedra de Boñar, y que su arquitecto fue Romualdo de Madariaga y Céspedes, autor de otros tres bancos de España.
El colegio García Quintana, abre su fachada entre las calles Teresa Gil y López Gómez. Fue un colegio de larga gestación, pues se proyectó por la Oficina Técnica de Construcción de Escuelas en 1926, pero hasta el año 43 no se dieron por definitivamente concluidas las obras. En 1987 se le bautizó con el nombre de García Quintana, el último alcalde de la II República. El solar que ocupa fue anteriormente el convento de Los Mostenses, que una vez desamortizado, en 1844 se estableció en él la Escuela de formación de maestros y maestras: lo que se conocía como Escuela Normal.
En su fachada, una placa que recuerda a Aurelia Gutiérrez-Cueto Blanchard (nacida en Santander en 1877), destacada pedagoga que incluso se la nombró Catedrática de la Universidad de Granada, y que ejercía de profesora en la Escuela Normal de Valladolid cuando fue asesinada en 1936 por sus ideas republicanas.
El número 10 de la plaza albergó durante años la sede de la Hoja del Lunes, un periódico de guardia que salía únicamente ese día de la semana, pues por razones religiosas los domingos tampoco trabajaban los periodistas y, por tanto, los lunes no salían a la calle los diarios de la ciudad.
La iglesia de la Paz abrió sus puertas en 1963. Lleva la firma del reputado arquitecto Pedro Ispizúa Susunaga, con destacada obra en el País Vasco. El enorme arco parabólico de su fachada puede estar inspirado en la arquitectura de Gaudí, del que Ispizúa fue alumno. El proyecto inicial incluía una altísima torre campanario en el lado izquierdo según se mira la fachada, lo que habría dado al edificio la monumentalidad que merecía, sin que por eso carezca de singularidad. Junto al número 12 de la plaza, que da acceso a unas dependencias de la iglesia, se ha instalado una placa que recuerda a otra mujer: Magdalena de Ulloa. Aya de Juan de Austria (Jeromín), hijo ilegítimo de Carlos I, y entre otras obras piadosas, fundó el convento de monjas dominicas San Felipe de la Penitencia (construido en el solar que ahora ocupa la Paz), dedicado a acoger a mujeres de «vida disipada». Falleció en Valladolid en 1598.
En la esquina con la plaza de Madrid está el edificio construido en 1953 que se conoció como «la casa del reloj», por el que corona su fachada. Esta fue la sede principal de la Caja de Ahorros Provincial, luego Caja España, y ahora desaparecida.
A la historia de personajes relacionados con la plaza cabe añadir al doctor Nemesio Montero, un pediatra que tuvo consulta en el número 9 y que alcanzó enorme fama. Estudió también magisterio para mejor entender y tratar a los niños y niñas. En su consulta instaló en 1933 una playa artificial con arena y paredes decoradas con motivos marineros, en la que los niños con problemas de desnutrición u otras enfermedades, recibieran, desnudos sobre la arena, rayos uva cuyos aparatos manejaban las hermanas del doctor. Miembro fundador de la Asociación Fotográfica Vallisoletana y experto papirofléxico.
No puede concluir el paseo por la Plaza de España sin fijarnos en «La bola del mundo» y en los dos niños que la sujetan, obra de la escultora Ana Jiménez; y en el Homenaje al Voluntariado Social, cuya autoría es de Eduardo Cuadrado.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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