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El brote de coronavirusque ha vivido desde el mes de octubre la Residencia Asistida de Valladolid (Rasva), ubicada en el barrio de La Rubia, ... toca a su fin. La dirección del centro de titularidad autonómica ha reorganizado los turnos de manera que desde la noche de jueves solamente trabaja un profesional de enfermería, al haberse dado el alta a todos los internos con covid de la residencia, según confirman fuentes de la Consejería de Familia e Igualdad.
El centro tenía 235 residentes cuando se detectaron los primeros casos. La mayor parte de ellos de edad muy avanzada y muchos con una dependencia altamente incapacitante. En este momento hay 201, después de que el coronavirus se haya cobrado 21 víctimas mortales. Otros dos usuarios siguen hospitalizados por complicaciones serias y 84 ancianos han superado la infección. A esos hay que sumar los afectados por las medidas de aislamiento preventivo, que eran 90 el pasado jueves, en un brote en el que han enfermado también trabajadores de la plantilla del centro.
Más sobre el brote
El centro tiene capacidad para 260 residentes y fue uno de los que esquivó los contagios en la primavera. El hecho de que no tuviera cubierta todas las plazas facilitó los primeros días las burbujas de aislamiento entre las zonas covid y no covid. En torno al 8 de octubre se suspendieron las visitas. Familiares de mayores que han pasado una situación muy comprometida aseguran que recibieron información sobre el estado de su allegado «muy escasa y preguntando mucho», pero que del alcance global del brote se enteraron «por la prensa». Eso añadió desazón a la preocupación tenían.
Unas veces se comunicaba con ellos alguno de los médicos del centro, que detallaba más cómo se encontraba el mayor. «Pero normalmente era la trabajadora social, que no se extendía más allá de si estaba estable o no, o si necesitaba oxigeno», relata este familiar, que entiende que la plantilla «habrá hecho todo lo que puede y más por los mayores. Si alguna queja tenemos no es de los trabajadores, sería de la institución».
Con el aumento de los contagios, el sindicato CSIF denunció el 7 de noviembre el «incumplimiento» de los protocolos anticovid, con plantas de aislamiento «desbordadas» y trabajadores que pasaban de zona con virus a zona limpia. Reclamaron un refuerzo de la plantilla. En ese momento contabilizaban las bajas de seis auxiliares de enfermería, dos enfermeras y una gobernanta, a las que se sumaba un médico en aislamiento. Tanto desde esa central sindical, como desde UGT y CC OO, han manifestado esta semana que la situación laboral en el centro es de normalidad.
Fuentes de la Consejería de Familia señalan que, a fecha del jueves, la residencia disponía de 121 auxiliares de atención directa, a los que hay que sumar otros 60 trabajadores para otras labores. «Se han contratado cuatro auxiliares de refuerzo y cuatro trabajadores más para otros servicios», indican desde el departamento. Resaltan que la legislación exige un mínimo de 52 auxiliares para los 260 residentes y que en el centro se dobla para atender, en este momento a 201.
La plantilla se completa con 20 profesionales de enfermería (una de baja) y cuatro coordinadores (otro de baja). Completan el cuadro sanitario médicos que cubren tres jornadas completas más un cuarto de jornada, con dos profesionales en activo en este momento. Añaden que el centro ha recibido el apoyo del equipo covid vinculado al Hospital Río Hortega.
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