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Renfe ha comunicado a la Junta el inicio de los trabajos para descontaminar los suelos de los antiguos talleres de esta compañía en el paseo de Farnesio, en el barrio de Las Delicias, un paso previo y obligatorio para poder avanzar en el desarrollo ... inmobiliario de estos terrenos en los que se ubicará también la futura estación de autobuses. La división de Fabricación y Mantenimiento de la compañía ferroviaria envió el pasado 26 de junio una carta a la Consejería de Medio Ambiente en la que confirma que ha puesto en marcha la contratación para retirar la fase libre de hidrocarburos detectada en el subsuelo de esta gran superficie durante los muestreos realizados en la zona.
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Renfe sacó a licitación este mismo año esta operación por 515.000 euros, pero quedó desierta. Ahora, utilizará un procedimiento de gestión simplificada para reducir los plazos y poder empezar «a la mayor brevedad posible», según recoge la documentación facilitada por el departamento que gestiona Juan Carlos Suárez-Quiñones.
En noviembre de 2023, el Servicio de Residuos y Suelos Contaminados de la consejería envió un requerimiento a la empresa pública en el que se le pedía que se pusiera manos a la obra. Se le reclamaba la retirada de estos residuos y se le instaba, además, a realizar una nueva investigación exploratoria del suelo para determinar los contaminantes presentes y sus concentraciones. Si los riesgos son inaceptables, se le comunicaba, deberán presentarse los resultados obtenidos con el objeto de declarar el suelo contaminado o presentar un proyecto de recuperación voluntaria del área para su aprobación.
Desde 2018 Renfe y la Junta llevan con este asunto entre manos. Ese año la compañía ferroviaria presentó al Ejecutivo autonómico un estudio de caracterización de la zona. Con una superficie de 183.747 metros cuadrados (18,3 hectáreas), los viejos talleres llevan activos desde 1860 y desde entonces los terrenos en los que se ubican han soportado los efectos de la actividad industrial. El arreglo y mantenimiento de los trenes ha ido filtrando bajo tierra durante más de siglo y medio carburantes, aceites y grasas. La exploración del suelo, a través de nueve sondeos mecánicos con profundidades entre los seis y los ocho metros, detectó la presencia de hidrocarburos en tres muestras, una de ellas con un nivel que obligaba a realizar un análisis cuantitativo de riesgos. En las prospecciones también se halló naftaleno.
Se realizó, asimismo, un análisis de aguas con niveles altos de naftaleno, fenatreno y criseno, compuestos del grupo de hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP). Además, se detectó fase libre de hidrocarburos en 12 de los 18 piezómetros instalados, con espesores desde los seis a los 28 centímetros. En ese primer estudio no se llevó a cabo una valoración de riesgos. En la última comunicación de Renfe, la del 26 de junio, la compañía ferroviaria explica que seis de los puntos de muestreo que se utilizaron en 2017 ya no existen, en parte como consecuencia de las obras del paso inferior de Labradores-Panaderos. «Existe presencia de hidrocarburos en tres puntos de agua de emplazamiento, lámina en dos y en otros tres, dadas las concentraciones, es posible que aparezca fase libre en un futuro», se explica.
Así las cosas, Emgrisa, empresa pública especializada en el tratamiento de residuos y en descontaminación de suelos, ha recomendado a Renfe campañas de medición continuadas, algo que la empresa va a llevar a cabo de manera simultánea a la retirada de los residuos ya detectados.
La descontaminación a fondo de esta gran superficie es un paso importante para que la ciudad pueda poner en valor esta gran pieza de suelo con capacidad para cerca de 2.500 viviendas y que se incluye dentro de la operación ferroviaria junto a los suelos que se liberarán en Ariza, Argales y en Puente Colgante (estación de autobuses). Pero antes debe formalizarse la entrega del nuevo complejo ferroviario de San Isidro a Renfe y Adif (70 hectáreas) para que a su vez la compañía pública haga lo propio y ceda las vetustas naves de Farnesio a la Sociedad Alta Velocidad, un proceso que se está alargando.
El pasado 19 de agosto, el Ayuntamiento cumplió un primer trámite para hacerlo efectivo, pero aún queda que el Pleno apruebe esa cesión, que Renfe y Adif den su visto bueno y que se formalice la entrega de Farnesio. A la descontaminación le seguirá la demolición. Alta Velocidad cuenta un presupuesto de tres millones para abordar esta operación, que convertirá en escombros el conjunto de naves fabriles, con la excepción de una protegida en su integridad por su valor arquitectónico y la fachada de otra por el mismo motivo. Tampoco se toca el histórico depósito de locomotoras, que espera una solución desde hace décadas mientras se cae a cachos. La Asociación Vallisoletana de Amigos del Ferrocarril (Asvafer) presentó al Ayuntamiento en 2022 un proyecto para rehabilitarlo y convertirlo en un museo. De momento, no se sabe nada.
La intención del equipo de Carnero de retomar el proyecto de soterramiento apunta a que toda esta operación se ralentizará. El anterior Ejecutivo local, con Manuel Saravia como concejal de Urbanismo, ya tenía planeado, pero no tramitado, el inicio de la urbanización de la zona, con la reserva de la parcela para la estación de autobuses y una primera fase para levantar 1.071 viviendas en el cuadrante entre la avenida de Segovia y Farnesio. El anuncio de la Junta de que invertirá cuatro millones en remozar la actual terminal de autocares hace prever la que la nueva no se vaya a acometer en el medio plazo.
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