Valladolid
La relación del clan dominicano con bandas latinas: presunto traficante de día, trinitario de nocheValladolid
La relación del clan dominicano con bandas latinas: presunto traficante de día, trinitario de nocheFue una cuestión de tirar del hilo. De continuar con escuchas telefónicas y balizamientos de vehículos para ver que algunos de los nueve detenidos en la macrorredada (microrredada si se tiene en cuenta la cantidad incautada) contra el clan dominicano formaban también parte de la ... estructura vallisoletana de la banda latina de los Trinitarios. Por un lado el grupo de Estupefacientes; por el otro, la Brigada Provincial de Información de la Policía Nacional. En ambas unidades figuraba y figura el nombre de V. J. P. A (se encuentra en libertad con cargos), de origen dominicano y uno de los actuales líderes de los Trinitarios, inmerso en un elevado número de agresiones en los últimos años en la capital, además de ser también cabecilla del clan dedicado al narcotráfico.
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La figura de V. J. P. A., de 31 años, fue clave en el transcurso de la reciente intervención policial contra el menudeo en Valladolid, tanto en la capital como en la provincia. Entró tarde en la investigación y fue gracias a las escuchas efectuadas en llamadas telefónicas entre el verdadero líder del clan dominicano (V. M. S. U.), quien, según refleja el grupo de Estupefacientes, «estaría relacionado con individuos de origen dominicano que en las últimas fechas han protagonizado un incremento significativo y alarmante de peleas y agresiones, la mayoría entre menores vinculados a bandas latinas, especialmente el grupo llamado como Trinitarios».
Sucesos en Valladolid
Si la operación contra el clan dominicano explotó el pasado 17 de abril, antes del 2 de marzo, V. J. P. A. ya estaba en el radar policial. Se le habían escuchado conversaciones (hasta discusiones) con su jefe en el entramado de la droga. Ese 2 de marzo, incide la Policía Nacional, participó en la venta de sustancias a una mujer transexual que estaba practicando un servicio sexual en un hotel de Valladolid. Desde entonces, la Policía enumera varios episodios para corroborar que «se dedica al tráfico de drogas». En ese listado, agrega el grupo de Estupefacientes, destaca la llamada de una mujer para pedirle algún estimulante para que no se quedara dormida o dos conversaciones del sospechoso en las que le piden «medio de blanco», a lo que responde que «el medio gramo son 30 euros». Otro cliente, de una manera bastante clara, le solicita medio gramo de cocaína, en roca brillante, que se lo vendería por 30 euros, según la Policía.
A pesar de esos indicios, en la entrada y registro de su domicilio el 17 de abril, la Policía halló un machete, 47 cartuchos de calibre desconocido, patinetes eléctricos, móviles y una báscula de precisión, además de 200 euros. Fue detenido por presuntos delitos de tráfico y pertenencia a grupo criminal.
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A la par que se movía presuntamente en el mundo del menudeo, V. J. P. A., como miembro de los Trinitarios, acumulaba detenciones por agresiones, así como una reclamación judicial, en el mismo periodo que era investigado por traficar. Además, en 2022 fue investigado por un delito de lesiones leves por enfrentarse con armas blancas a los hermanos fundadores de los Dominican Don't Play, entre otros presuntos delitos.
Si V. J. P. A. estaba presente directamente en los dos organigramas criminales, los tentáculos de los dos grupos se extendían gracias a otros dos familiares directos. Por un lado, un subordinado directo del líder del clan dominicano (E. M. V. C.), y por el otro, E. J. V. C., cabecilla de los Trinitarios hasta su entrada en prisión por un intento de homicidio al atacar al padre de un menor que intentaba sacar de la banda latina a su hijo.
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Tentáculos entrelazados en los que han colaborado la Brigada de Información y el grupo de Estupefacientes. Entre las dos unidades masticaron el inicio de una investigación en la que el foco era el tráfico de drogas, principalmente cocaína. En el centro de las pesquisas, según recoge el atestado, ha estado siempre V. M. S. U.. En septiembre del año pasado ya estaba fichado, y tan solo dos meses después su coche Honda ya estaba balizado, además de intervenir las líneas telefónicas de varios implicados. Hasta la del presunto guardador de las sustancias estupefacientes.
Paralelamente a la investigación, entraba también en acción la Unidad Central de Redes de Inmigración y Falsedades Documentales (UCRIF) al indicar que unos «individuos cuyas características coinciden plenamente con los investigados, se estarían dedicando a la distribución de sustancia estupefaciente, entre otros lugares en pisos en los que se practica la prostitución». Porque varios de los puntos de distribución de la droga, refleja el atestado policial, se daban en esos pisos.
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Fue medio año de investigación, seguimientos (a veces complejos al vivir algunos de los sospechosos en bajos y moverse principalmente en patinetes eléctricos) y pinchazos telefónicos. En ellos, en muchas ocasiones, se empleaba lenguaje codificado con expresiones como 'media botella de Whisky', 'tráeme veinte', 'no trabajo de lo verde, trabajo con lo otro'.
Finalmente, el Juzgado de Instrucción número 2 de Valladolid autorizó nueve registros en la capital y provincia para sorprender a los nueve detenidos con 250 gramos de cocaína y 33.000 euros. Cuatro de los arrestados ya quedaron en libertad en dependencias policiales, mientras que los cinco restantes, todos ellos dominicanos, pasaron a disposición judicial. El juez decretó su libertad con cargos.
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Y llegó la Policía Nacional el 17 de abril, a las 7:00 horas, y el investigado no estaba en su casa de la calle Los Moros de la capital. Aun así se fracturó la puerta y con dos agentes locales como testigos se inició el registro. Minuciosa inspección que llevó al grupo de Estupefacientes hasta el buzón de la vivienda, a escasos metros de la puerta de acceso a la vivienda. Se abrió y en su interior hallaron unos 50 gramos de cocaína y un sobre con la inscripción 'trastero número 2'. Minutos antes de ese hallazgo, en el interior de la casa, se había encontrado un contrato de alquiler de un trastero en La Circular, por lo que la investigación se amplió hasta ese nuevo inmueble. Gramos de sustancia blanca, que el detenido afirmó que era cocaína, además de otros elementos como ácido bórico, fueron las sustancias incautadas. Y hasta un paquete de Amazon que había llegado al nombre de su pareja.
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