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El regreso del claustro del XVII a la plaza de San Juan culminará en octubreLa operación de rescate de la que es una joya patrimonial del siglo XVII ya está en marcha. El regreso a la plaza de San ... Juan de parte de la arquería del antiguo Convento de la Merced Calzada, hallada en 2016 durante la recopilación de datos para la elaboración del PGOU en la finca de Los Quemadillos, situada en el Camino Viejo de Simancas, culminará el próximo mes de octubre, según las previsiones que maneja el concejal de Urbanismo, Ignacio Zarandona.
El barrio lucirá entonces los vestigios del cenobio que aparecieron adosados a la maltrecha casona de este pago agrícola, que ha sido pasto del vandalismo durante décadas de abandono, y cuyo nuevo propietario ha donado al Ayuntamiento de Valladolid para que sean reubicados cerca del lugar que ocupó el monasterio mercedario, que se alzaba en la parcela delimitada por las calles Maldonado y Don Sancho. Así, estos restos ocuparán, en forma de 'L', la esquina que forma el frente de la plaza con la prolongación de la calle Reyes, vía que une Cardenal Mendoza con el ágora.
El Ayuntamiento ha sacado a licitación por 260.000 euros los trabajos para el desmontaje del conjunto formado por nueve arcos y un blasón situado en uno de los vértices superiores. Según las investigaciones de los miembros de la Asociación Vecinal Bailarín Vicente Escudero, entidad que lleva años reivindicando este rescate, un constructor lo adquirió durante las labores de demolición del inmueble religioso para la ampliación del Colegio San José en la década de los 50 del siglo pasado. De su ubicación original viajaron al Camino Viejo. «Era un anhelo de los vecinos y gracias a la cesión de un donante generoso vamos a poder devolver a la plaza parte de su pasado», destacó el edil.
El convento fue levantado entre 1621 y 1629 y su patio más importante fue construida por Hernando del Hoyo y Rodrigo de la Cantera siguiendo la traza que diseñó Pedro de Mazuecos 'el Mozo' , aunque su plasmación final en el monasterio se atribuye a Francisco de Praves, según recoge la documentación con la que cuenta el Ayuntamiento.
Al propietario de Los Quemadillos le corre cierta prisa que el plan municipal se haga realidad cuanto antes. Ya está adecuando la finca para explotarla y la retirada de los restos es fundamental para que pueda iniciar la construcción de una nueva vivienda que sustituya a la actual, cuyo estado de ruina la hace irrecuperable. La arquería, que se montó como un espacio de porche-galería para la casona agrícola, reviste tres lados de la construcción. Los elementos más llamativos son las columnas jónicas y el escudo de la orden mercedaria situado en una de las dos esquinas. Los arcos cuentan con protección integral en el PGOU por su valor patrimonial y el blasón está catalogado como Monumental BIC (Bien de Interés Cultural).
Zarandona avanzó que su departamento trabaja además en replanteamiento de la disposición de la propia plaza de San Juan. Primero, para poder asentar el conjunto con todas las garantías y el protagonismo que se merece y, además, para dar un nuevo aire a este espacio central del barrio con una redistribución de los juegos infantiles, adecuación del pavimento o nuevo mobiliario, entre otras opciones que se están estudiando.
La intervención, primero en Los Quemadillos y más tarde en San Juan, es compleja y tendrá que llevarse a cabo por parte de una empresa especializada en tratamiento y restauración de elementos históricos. Según recoge la memoria del proyecto elaborado por la arquitecta Raquel Górriz, así como el informe del técnico municipal Óscar Burón, aunque la arquería ha resistido con bastante dignidad al paso de los años y a los daños causados por la meteorología, los grafitis y los ataques de los que utilizaban la finca como vivienda de paso o lugar para fiestas, es necesario llevar a cabo un desmontaje muy cuidadoso. Pieza a pieza.
La piedra tendrá que ser sometida a una rehabilitación intensa tanto por las pintadas que presenta en varios puntos como por la pérdida de material en otros. Además, se subraya que es fundamental recolocar los elementos del claustro procesional buscando la ordenación, disposición y proporción de las piezas originales, lo que conllevará una instalación opuesta a la actual, además de sumar una fila horizontal de sillares en la parte inferior para recuperar las medidas en cuanto a altura de las columnas que soportan los arcos.
El proyecto para su instalación en San Juan establece además la necesidad de aplicar una estrategia de protección preventiva, con resinas protectoras antigrafiti, que permitan la respiración de los sillares de piedra caliza para evitar su deterioro a largo plazo. A todo esto se sumará la instalación de paneles informativos que recordarán el origen del Convento de la Merced Calzada, víctima de una piqueta que a mediados del siglo XX no tenía piedad con nada.
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