Día Mundial de Acción contra los TCA
Las redes sociales pueden ser un factor clave y precipitante de los trastornos alimentariosAclafeba atiende actualmente en Valladolid a 165 pacientes con anorexia y bulimia: «Enfermedades que comienzan cada vez antes y afectan cada vez a más hombres»
Cuando llegan a la asociación, muchas veces las familias están desesperadas, no saben cómo enfrentar o cómo abordar el problema de la anorexia o de ... la bulimia que tienen en casa. La pandemia disparó el número de pacientes que llegaron a la Asociación castellano y leonesa de Ayuda a Familiares y Enfermos de Bulimia y Anorexia (Aclafeba) donde han notado en los últimos años que la edad media de inicio de estas enfermedades ha descendido.
«Comienzan entre los 12 y los 14 años, aunque también tenemos casos de niños de 9. La media de edad ha bajado en los últimos 30 años, cuando se sitúa entre los 16 y 19 años», señala Vinda González, Nutricionista y Trabajadora Social de la asociación que ha atendido desde su fundación, hace 26 años, casi 1500 casos clínicos y a sus familiares. «Más de 3.500 han pasado por aquí», señala. Tanto la anorexia como la bulimia están encontrando en los últimos años un arma de doble filo: las redes sociales. «Ejercen un papel clave en el desarrollo y mantenimiento de los TCA y son muchas veces un factor precipitante que pueden promover que la persona normalice conductas poco saludables», expone Vinda.
La imagen que se proyecta de cuerpos no reales o ideales de belleza inalcanzables, centrando además el contenido de forma exagerada al ejercicio físico y aplicando una excesiva y obsesiva 'buena alimentación' provocan que se convirtiera en una obsesión en muchas personas». «Su acceso a edades cada vez más tempranas supone un auténtico desafío debido a que la digitalización se ha amplificado de forma gigantesca, por eso, es fundamental la correcta educación digital en la que enseñar a los pacientes a que puedan convivir con ellas haciendo un buen uso de las mismas«, matiza Adelina Bernardo, psicóloga y coordinadora del centro.
Este lunes se celebra el Día Mundial de Acción contra los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) para dar visibilidad a una enfermedad «que le puede pasar a cualquiera». Son más frecuentes en mujeres (8 de cada 10 pacientes que llegan a Aclafeba lo son) pero así como en la edad se están detectando cambios, en cuestión de género también. «Cada vez hay más hombres que también lo padecen aunque les cuesta más reconocer que tiene un TCA. Se trata de enfermedades mentales y cargan de por sí ya con un estigma importante y si lo unimos a que parece que solo son chicas o mujeres quienes tienen estas enfermedades, el estigma se potencia», explican desde la asociación.
En Aclafeba atienden actualmente a unos 165 pacientes y les ofrecen soporte y ayuda para dar respuesta a su enfermedad desde un punto de vista psiquiátrico, psicológico, nutricional y social. Las terapias semanales tanto de grupo como individuales son las actividades que más ayudan a los pacientes al encontrar apoyo y casos similares. «Cuando conocí al resto sentí que había más gente a la que le pasaba lo mismo, me sentí comprendida después de mucho tiempo padeciendo esto sola. Fue como encontrar un lugar seguro», explica Dánae García, una joven de 22 años que está «casi al 100% recuperada» tras años de lucha contra la anorexia.
Los profesionales de Aclafeba restablecen un estado nutricional normal, tratan las psicopatologías asociadas y corrigen las alteraciones psicológicas, familiares y sociales presentes en la vida del paciente. «No es un proceso sencillo y, por ejemplo, en el caso de la bulimia nerviosa se vuelve más complejo de diagnosticar porque pasa más inadvertida, enmascarada o disfrazada y disimulada bajo premisas de pasarse comiendo de más 'porque me gusta comer', por ansiedad o nerviosismo, por estar aburrido, por depresión o al no existir el estado de marcada delgadez», subraya.
Por eso, para dar cuanto antes con la raíz del problema las sesiones se adaptan a los pacientes, «pues se trata de enfermedades mentales en los que cada caso es único y así hay que tratarlo», comenta González desde el despacho situado en el Barrio Belén.
«Tabla de salvación» para las familias
Desde allí atienden también a las familias. «Para nosotros es una tabla salvavidas. Cuando una enfermedad así entra en casa te sientes muy perdido, se te viene todo encima y no sabes ni cómo pedir ayuda», comenta Kathy Rubio, madre de una joven con anorexia depresiva. Le diagnosticaron en Aclafeba, asociación para la que solo tiene palabras de agradecimiento. «La experiencia que tienen los profesionales que allí trabajan, el trato, las terapias que hacemos conjuntas... te sacan de estar perdida». Comenta Rubio que la palabra «paciencia» fue la primera que aprendió y es tal la relación que ha tejido con la red de profesionales que es también voluntaria de Aclafeba.
«Espero que nadie sufra esto en silencio, que sepan que existe un espacio en el que pueden encontrar la ayuda que tanto necesitan y de forma totalmente confidencial», zanja Kathy.

Pese a que no existe un perfil común en las personas que lo padecen hay características comunes que pueden aumentar el riesgo de padecer estos trastornos como las dificultades para afrontar adecuadamente el estrés o problemas cotidianos, elevados niveles de perfeccionismo o autoexigencia que pueden desembocar en una necesidad de control y rigidez cognitiva.
«Son personas con alta impulsividad y baja tolerancia la frustración que muestran en ocasiones baja autoestima por haber recibido críticas y burlas relacionadas con el físico o que han pasado por experiencia vitales estresantes», finalizan desde Aclafeba, que este lunes con motivo del Día Mundial de Acción contra los Trastornos de Conducta Alimentaria va a llevar a cabo una actividad en el Centro Cívico Esgueva a las 18:30 horas bajo el lema 'La recuperación total es posible ¡y vale la vida!.
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