Valladolid

Así se realiza una RCP: «Cualquier canción de reguetón vale para llevar el ritmo»

Es un movimiento sencillo que puede salvar una vida. Pero que debe ser tenso y con fuerza. La RCP (reanimación cardiopulmonar) básica consiste en aplicar treinta compresiones sobre el pecho de la persona que haya sufrido un paro cardiorrespiratorio a un ritmo de cien compresiones por minuto. Imprescindible para afrontar los primeros minutos y tratar de mantener con buenas condiciones al paciente para que posteriormente en los centros hospitalarios se puede recuperar la situación al 100%.

En la mañana de este miércoles, con motivo del día mundial de la reanimación cardiopulmonar y coincidiendo con el día de los anestesiólogos, los especialistas de la Unidad de Anestesiología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid han celebrado un taller para poner en valor la RCP y divulgar su correcta ejecución.

Esther Gómez, anestesióloga en el Clínico y organizadora del taller, ha explicado que jornadas como estas representan un valor muy importante en la sociedad, ya que podría permitir salvar vidas de algunas de las más de 50.000 personas que fallecen en España por parada cardíaca. Una de las causas de muerte más común en el país por encima de los cánceres con más mortalidad o los accidentes de tráfico. «Es fundamental concienciar a los ciudadanos porque ellos son quienes van a presenciar la parada y los cinco minutos en los que llegamos los sanitarios se puede ir una vida, porque cada minuto de retraso en iniciar la maniobra disminuye la supervivencia un 10%».

Para salvar vidas es muy importante que las personas puedan reconocer quién está en parada. Una vez reconocido, saber cómo empezar. « Iniciar las compresiones cuanto antes es clave, actuar en los primeros cinco minutos puede ser la diferencia entre una recuperación con buena calidad neurológica o no y servir de apoyo a los sanitarios hasta que lleguen al lugar».

Es importante que los más pequeños se inicien cuanto antes en este tipo de maniobras. Por ello cada vez es más común este tipo de cursos en colegios donde se enseñan las nociones básicas, como la colocación de las manos, que debe ser la izquierda sobre el pecho entrelazada con la mano dominante para ejercer una presión de unos cinco o seis centímetros a un ritmo de cien compresiones por minuto. «Lo primero es asegurar a la víctima, después comporbar su consciencia con unos pequeños golpes. Si no responde se abrirá la vía aerea, frente-mentón- y se comenzará con las compresiones en la parte inferior del esternón, pero sin llegar a la boca del estómago». Otro de los trucos que enseñan, especialmente para «llevar un ritmo adecuado», es seguir la sintonía de una canción: «Por lo general cualquiera de reguetón es válida».

El masaje cardíaco salva vidas, al igual que el uso del desfibrilador -cada vez más presentes en grandes superficies y empresas- y que debido a su carácter automático son muy sencillos de usar.

José Antonio Arranz, director gerente del Clínico de Valladolid, ha expresado el honor que suponen para ellos colaborar en jornadas divulgativas como estas. «Una de las labores que cumple esta unidad es la ayuda en la reanimación cardio-pulmonar y que hoy intentaremos 'formar' a más de 150 estudiantes de diferentes institutos más los ciudadanos que hayan querido pasar por la carpa, para saber cómo actuar en casos de encontrarte con una persona en parada». Unas maniobras que el Arranz califica de «fundamentales» para todas las personas que tarde o temprano se encontrarán con una situación similar «porque al final los sanitarios se encuentran en los hospitales, pero son los ciudadanos quienes ocupan la calle y pueden toparse con una emergencia. Lo primero es avisar al 112, pero inmediatamente actuar por ahí va la vida de las personas».

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