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Javi y Seve, los agentes de la Policía Local, con Marcos, el menor que salvó la vida a José Luis y José Luis. NSU

El menor que salvó la vida a un hombre en Burgos: «Empecé a hacer la RCP como pude»

Marcos, que tiene 16 años, salvó la vida a José Luis después de que le diese un infarto y se desvaneciera en el Mercado de la Fruta. El menor comenzó la reanimación cardiopulmonar mientras pedía ayuda al 1-1-2

Ruth Rodero

Burgos

Lunes, 14 de octubre 2024, 11:39

La diferencia entre vivir y morir puede residir en un detalle tan nimio como que en tu camino se cruce una persona con ganas de ayudar. Algo así es lo que le pasó a José Luis, que tienen en Marcos, un burgalés de 16 años, su particular ángel de la guarda. Una historia con final feliz gracias al aplomo de un adolescente que no quiso mirar hacia otro lado.

La historia se remonta unas semanas atrás, cuando Marcos, que este verano ha comenzado a trabajar en el Mercado de Frutas de Villafría, se disponía a cargar unas cajas cuando se dio cuenta de que algo extraño estaba pasando esa mañana. Eran las 7:00 horas de un lunes y el ajetreo habitual se vio alterado. La rapidez de este menor y de la policía salvaron la vida a un hombre en Burgos, tal y como relata Burgosconecta.

«Estaba trabajando como un día normal, iba a llevar una fila de frutas a un camión y según pasé vi que en una furgoneta estaban dos hermanos, pero que uno de ellos, que es José Luis, estaba bastante mal», recuerda Marcos. La escena que se encontró al pasar por allí era a José Luis inconsciente y a su hermano muy nervioso. «Había más gente por allí que estaba diciendo «¡Que alguien haga algo, que alguien haga algo!». Llamé al 1-1-2 y en lo que ellos me hablaban ayudé a su hermano, que se llama Andrés, a poner a José Luis en el suelo de la furgoneta porque estaba sentado», relata.

En esa llamada al 1-1-2 el gestor de la comunicación puso a Marcos al habla con un sanitario y Marcos se puso manos a la obra a realizar la reanimación cardiopulmonar (RCP): «Me pasaron con los sanitarios y me guiaron, porque yo empecé como pude a hacer la RCP. Después llegó la policía a los cinco o seis minutos y me dijeron que siguiera haciéndolo, que era vital, mientras ellos ponían en marcha el desfibrilador».

«Me pasaron con los sanitarios y me guiaron, porque yo empecé como pude a hacer la RCP«

Marcos, 16 años

Los dos agentes de Policía que acudieron a la llamada son Seve y Javi. «Estábamos de patrulla ordinaria por la zona y nos entró el aviso por el 1-1-2, los compañeros de sala nos pasaron el aviso de que había un varón de unos 60 años se había desplomado en el mercado de frutas de Villafría», recuerda Seve. «Cuando llegamos estaba el hermano de José Luis al lado de una furgoneta y dentro vimos a José Luis tumbado y a Marcos que, con 16 años, estaba haciéndole el masaje cardiopulmonar. Inmediatamente el compañero le pidió que siguiera mientras preparábamos el desfibrilador», indica.

Tras encender el DEA (desfibrilador externo automático) los agentes subieron la ropa de José Luis para poder pegarle los parches en el sitio correspondiente y darle el relevo a Marcos. «El desfibrilador te va dando las consignas y en un momento dado nos pidió que parásemos de dar el masaje y le dio una descarga a José Luis. Después nos mandó continuar con el masaje, nos pidió volver a parar, hizo otro chequeo y le dio otra descarga y, a partir de esa segunda descarga, José Luis comenzó a respirar», explica Seve.

«A partir de esa segunda descarga del desfibrilador José Luis comenzó a respirar»

Seve, Policía Local de Burgos

Tras comprobar que seguía respirando los dos agentes le colocaron en posición lateral de seguridad, pues José Luis seguía inconsciente, y esperaron a la llegada de los sanitarios. «Los sanitarios le estabilizaron, le cogieron las vías y siguieron con su protocolo que son los que realmente saben de esto», cuenta el agente. Después de esta intervención, los sanitarios se llevaron a José Luis en ambulancia al hospital.

Sin recuerdos de aquel día

José Luis, quien pronto celebrará su cumpleaños, volvió a nacer aquel lunes. Sin embargo, para él «el lunes no existe». «He vuelto a nacer, pero recordar, recuerdo poca cosa. Llegué al mercado de la fruta a las 7:00, le dije a mi hermano después de descargar las cajas que me sentía mareado, que me sentía mal y lo demás ya me lo han contado», asegura.

«He vuelto a nacer, pero recordar, recuerdo poca cosa»

José Luis, afectado

Lo que tiene claro es que «gracias a Marcos, gracias a la Policía Local, al desfibrilador y a los sanitarios y la UVI de 'cardio'» que le han «tratado de maravilla» podrá celebrar su 62 cumpleaños en apenas una semana. «Hasta el martes no me acuerdo de nada, el lunes pasó a la historia. No me acuerdo ni del hospital, lo hablaba con mis hermanos y mi familia, pero no me acuerdo de nada», confiesa.

El susto quedó atrás, por suerte, y reconoce que se encuentra «mucho mejor». «Quitando el dolor de pecho que tengo yo me veo con ganas de empezar la vida normal», reconoce entre risas.

Un héroe de 16 años

Dentro de la premura que la situación requería, tanto Seve como Javi recuerdan que descubrir que quien estaba al cargo de la situación era un chico de 16 años fue una sorpresa. «Yo de primeras no me di cuenta, aunque el compañero sí, de que la persona era tan joven», reconoce Seve. «Fue Javi el que me lo dijo, eran las 7:00 de la mañana y apenas se veía nada. Estuvimos hablando con él y dándole la enhorabuena, porque esos primeros instantes son vitales para la recuperación y para que no haya ninguna secuela cerebrovascular. Él mandó oxígeno al cerebro por medio del masaje y además de evitar las secuelas permitió que José Luis saliese adelante, que nos alegramos mucho de que se encuentre tan bien», afirma.

NSU

Javi sí reparó en la edad de Marcos: «Entré en la furgoneta buscando una situación crítica que nos ha tocado vivir más veces, lamentablemente, y ves a un chaval joven, con cara de susto, haciendo el masaje. Hablando con él calculamos que llevaba unos cuatro o cinco minutos. Mientras abríamos los parches y activábamos el desfibrilador le decía «dale, dale, que lo estás haciendo muy bien». Le animamos, estuvo unos segundos más, el compañero le dio el relevo y yo enganché el desfibrilador. Marcos se quería ir a trabajar, le pedí que se quedara, que quería hablar con él, porque lo que hizo no es lo habitual, es lo deseable, pero no es habitual y menos en un chaval tan joven. A esa hora podría haber 100 personas en el mercado de frutas y el que se tiró al ruedo fue Marcos. Y lo hizo muy bien. Gracias a sus cuatro minutos de masaje José Luis está aquí, porque sin eso, quizás, el resto no hubiese surtido efecto».

«Gracias a los cuatro minutos de masaje de Marcos, José Luis está aquí»

Javi, Policía Local de Burgos

Con 16 años y poca experiencia vital Marcos no se había visto nunca en una situación así. Pero lo tuvo claro: «Yo esto no lo sabía hacer, solo lo había hecho en una clase de Educación física con el muñeco. Creo que esto se debería enseñar, pero no solo en Primaria, porque a mí me lo enseñaron con ocho años y tengo 16. Podría haberlo hecho mejor si me lo hubieran recordado el año pasado, aunque se supone que bien lo hice porque José Luis está vivo».

Nervios y orgullo

Marcos recuerda de aquel día los nervios. «Incluso cuando acabé de trabajar estaba nervioso. Hasta que me dijeron que los sanitarios se lo habían llevado con pulso, que estaba inconsciente, pero que estaba bien y luego ya me contaron que había despertado», recuerda. Ahora, aunque reconoce que lo pasó «fatal» le queda el orgullo de haberlo «hecho bien», de que sus familiares y amigos están «orgullosos» de él y tiene claro el mensaje que quiere dejar a los burgaleses: «Si se encuentran con una situación así que piensen en su abuelo o su padre, en que si se ven en esta situación querrían que alguien les ayudase. La conozcas o no tienes que ayudar».

José Luis es la viva imagen de este pensamiento y lo sabe bien: «Le debo la vida a Marcos, le agradezco de todo corazón lo que hizo por mí».

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