El 15 de agosto está marcado en rojo en el calendario de Roberto Antolín y Anabel Morchón. Ese día, hace 23 años, se casaron. «Queríamos que el aniversario cayera siempre en festivo». Y desde entonces, todos los 15 de agosto programan un viaje (junto a ... sus hijos, Joel y Jair, y en compañía de otros familiares) para celebrarlo. Suances, Ribadeo, el lago de Sanabria, las Hoces del Duratón. Cada año, un destino. Para este tenían pensado las Arribes del Duero. Pero el coronavirus ha trastocado sus planes. «Preferimos no jugar con la salud. No pasa nada si un año lo tenemos que celebra en el pueblo», asegura Anabel.
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Este 15 de agosto lo han pasado sin moverse de casa, en una de las fechas que registran mayor movilidad en la provincia de Valladolid. El Instituto Nacional de Estadística (INE) lo ha certificado con un estudio reciente que, a partir de los registros de geolocalización de los teléfonos móviles (la información se desvincula de perfiles personales e identidades por la protección de datos) permiten saber cuántos vallisoletanos estuvieron de vacaciones fuera de sus casas el 15 de agosto de 2019 y cuánto se incrementó la población en los municipios que ese día se encontraban de fiesta.
Por ejemplo, Peñafiel cuenta durante todo el año con un padrón de 5.037 inscritos. El año pasado, por estas fechas, casi se duplicó el número de personas que pernoctaron en la localidad. Hubo 4.783 personas de fuera de Peñafiel que pasaron la noche (durmiendo o de fiesta) en su término municipal. Un incremento del 94,96%. En Quintanilla de Onésimo y otros núcleos de su comarca, el aumento de población durante el 15 de agosto fue todavía mayor, del 119%(al pasar de 4.969 a 10.895). Y otros pueblos en fiestas también vieron cómo se disparaba el número de personas por sus calles. En Geria y su entorno creció el 88%. En Tudela, el 49%. Y ojo, porque hay que tener en cuenta que el estudio solo hace referencia a las personas que se quedaron a pernoctar en estas localidades, no a todos aquellos visitantes que se acercaron para pasar el día, pero volvieron luego a dormir a sus domicilios habituales. Durante el 15 de agosto del año pasado, hubo 37.558 personas que pernoctaron en algún pueblo vallisoletano del que no son residentes.
Pero, atención, porque el saldo general de la provincia es negativo. Durante el 15 de agosto, es mayor el número de vallisoletanos que se marcha de vacaciones más allá del territorio provincial que el de aquellos que pasan esa jornada veraniega en Valladolid. El éxodo del puente de la Asunción y San Roque es real. Al menos, fue real el año pasado, porque la crisis sanitaria de este 2020 ha destrozado todos los planes y tradiciones.
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De los 519.546 empadronados que hay en Valladolid, 252.782 (el 48%) durmieron en su lugar de residencia. El resto, pasaron el 15 de agosto fuera de casa. La mayoría, dentro de la misma provincia (vecinos de la capital que aprovechan el verano para volver el pueblo), pero también en otros puntos de España. El rastreo de los móviles permite ver cómo son destinos habituales pequeñas localidades de provincias del entorno (sobre todo en Palencia, Zamora, Segovia), junto a las zonas de playa. Las preferidas son las del Cantábrico. Santander a tiro de piedra. Y además, la huella veraniega de los vallisoletanos se extiende por Sanxenxo o chiringuitos de Huelva y Cádiz.
El éxodo es especialmente alto en la capital, que durante el 15 agosto pasado vio cómo se marcharon 96.055 personas. El descenso fue generalizado en todos los barrios. Y, en algunos casos, la fuga afectó a casi la mitad de su población. En Parquesol, el rastreo de los móviles determina que ese día hubo el 49,49% menos de habitantes pernoctando en la zona. En el distrito de San Nicolás y San Miguel, el descenso fue del 49%. En Pajarillos bajos, del 48,9%y en Caño Argales, la huida fue generalizada, el 56,34%. Donde menos se percibió esta salida masiva por el 15 de agosto fue en la zona centro (-1,34%) y Caamaño-Las Viudas, en Delicias (-7,13%). Un fenómeno similar se da en los municipios del entorno de la capital que durante esos días no están de fiestas. Por ejemplo, la población se redujo el 32% en Laguna, el 26% en La Cistérniga, el 27% en Zaratán y el 29%en Arroyo de la Encomienda.
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Todas estas cifras unidas sitúan a Valladolid como la undécima provincia que más población pierde durante el 15 de agosto (el 10,78%), ya que la llegada de foráneos no es suficiente para compensar el volumen de personas que salen de la provincia. Este es un fenómeno muy habitual en las grandes ciudades. Madrid es la que más población pierde el 15 de agosto (-33,28%), seguida de Vizcaya (-30,3%)y Álava (-26,98%). El éxodo en Barcelona, Zaragoza, Sevilla, Guipúzcoa, Ceuta y Melilla es mayor que en Valladolid, Córdoba, Murcia o Navarra. Estas son las únicas provincias en las que el 15 de agosto se detectó el año pasado un descenso de habitantes. En el resto, hubo incrementos. Y se notó especialmente en las zonas de la llamada España vacía. Soria es la provincia que recibió más foráneos (su población creció el 58,29%), seguida de Ávila (56,68%), Teruel (50,32%) y Zamora (49,94%). En casi todos los casos, emigrantes que salieron de sus pueblos para trabajar en las grandes ciudades y que regresan a su localidad natal, al hogar de la familia, por el verano.
Es el caso de Andoni Taboada. Vive en la localidad vizcaína de Ermua, con su esposa Yolanda Blanco y su hijo, Mikel, y todos los meses de agosto regresa a Valverde de Campos, el pueblo de sus ancestros. Este 2020 también lo ha hecho. «Ha sido una decisión difícil de tomar, por los riesgos de este año, con la covid-19». Pero, con todas las precauciones y medidas de seguridad, se ha animado a retornar a Valverde y disfrutar el verano con la familia y los amigos de la asociación Valdecam, de la que Andoni es socio, informa Miguel G. Marbán.
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Son 275 kilómetros. Poco más de dos horas y media lo que separa la playa de Las Moreras de la de Noja, una de las preferidas por los vallisoletanos, si se hace caso a la estadística del INE. El año pasado, por estas fechas, había allí, al menos, 695 personas procedentes de Valladolid.Al menos, porque la estadística solo incluye la suma en aquellos casos en los que, desde un pueblo o barrio, se desplazaron más de 25 personas. Por ejemplo, hacia Noja subieron el 15 de agosto del año pasado 110 personas desde Covaresa, 27 del Paseo de Zorrilla-Cuatro de Marzo y otras tantas de La Rondilla, 42 de Vadillos, 110 de Laguna... Pero en ese listado no se han añadido, por ejemplo, si de Zaratán fueron veinte personas (ya que las cifras con menos de 25 no se incluyen en la estadística). Aún así, la suma de los datos disponibles sí que permite ver que los destinos de costa más habituales son Noja, Lloredo, Sanxenxo y Suances... y de interior, municipios del entorno de la provincia, como Villalpando o Cuéllar.
Marifé Ferrero y su hija Paula Izquierdo viven en Madrid, pero, siempre que pueden, y el 15 de agosto es una fecha casi fija, regresan a Peñaflor de Hornija. «No entiendo un agosto lejos de mi pueblo», dice Marifé, quien aprovecha, eso sí, para hacer excursiones a Cantabria y Asturias, así como rutas por diferentes municipios de la comarca. «Nací aquí y aquí he vivido hasta que me casé. Mi marido, Fernando, también era de Peñaflor. A los dos nos encantaba venir. Como nunca podíamos coger vacaciones para las fiestas de nuestro pueblo, aprovechábamos para disfrutar en agosto de las de Wamba y Torrelobatón. La luz y el paisaje en esta época son increíbles. Esto es un remanso de paz. Aquí me olvido del estrés de Madrid», informa Laura Negro.
Este regreso al pueblo (sobre todo si está en fiestas) genera el principal flujo de visitantes. La Encuesta de Infraestructuras y Equipamientos Locales (un documento que elabora el Gobierno con la estimación que hacen los ayuntamientos sobre los picos de población que llegan a tener en verano) dice que los pueblos vallisoletanos se llenan durante julio y agosto con la llegada de 142.000 veraneantes. Y este año, las apreciaciones de los alcaldes son que la cifra ha sido mayor. Primero, porque el pueblo de la familia se percibe como un destino seguro de vacaciones. Y segundo, porque muchos residentes habituales han decidido este verano del coronavirus no salir de vacaciones. Es el caso, por ejemplo, de la riosecana Marta Pascual. Desde hace cinco años, iba con su esposo Fernando y su hijo Javier a Conil de la Frontera, junto a unos amigos. Para este verano ya tenían apalabrado el apartamento. Pero han decidido renunciar. Y esperar al próximo 15 de agosto.
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