Secciones
Servicios
Destacamos
Esta mañana del 15 de agosto, las calles de Tudela habrían vibrado con el madrugador toro del alba, después de una larga noche de juerga. En Peñafiel se estarían preparando para descorchar en unas horas el primer chúndara de la temporada. En Viana harían ... hueco en el estómago para disfrutar a mediodía de la paella de hermandad. Más de cincuenta pueblos de la provincia (desde Rueda a Wamba, de Quintanilla de Onésimo a Cabezón de Pisuerga) tendrían este fin de semana más peñistas que vecinos, más música que silencio, capeas en sus plazas portátiles y charangas a gogó. Y sin embargo, el coronavirus ha truncado los festejos en todos ellos.
La provincia ha amanecido este sábado en un extraño 15 de agosto. Sin fiestas. Con bandos de Alcaldía que piden a las peñas precaución y mascarilla. Con las calles más vacías de lo que sería habitual por estas fechas. Con aire fantasmal en escenarios que tendrían que estar llenos de gente y de jolgorio. Son las no fiestas de un verano para olvidar.
«Estos días pasaba por el recorrido del encierro y echaba en falta las talanqueras», cuenta Javier García Rojo, alcalde de Pollos. Las teleras en las calles –colocadas ya a finales de julio para demostrar que son muchas las ganas de fiesta– son una estampa habitual en muchos pueblos. Y este año, ese es uno de los muchos paisajes robados. En la plaza de toros de Pollos crecen las malas hierbas. El albero hoy descuidado albergó hace un año un concurso de cortes que congregó a 1.200 personas (en un pueblo de 600) para ver a César Ramos proclamarse ganador. «A primeros de junio firmé el bando en el que se hacía oficial la suspensión de las fiestas. Quizá sea el que, como corporación municipal, más nos duela emitir».
No hay este año quiebros, citas ni saltos en la plaza del Coso de Peñafiel. No hay adrenalina tampoco en los cuerpos de Ander García, de Rubén Abad, de Roberto Redondo, de Fran 'Leguiche', convertidos estos últimos años en emocionante atractivo para unas capeas hoy de capa caída, sin toros a los llamar, sin mozos a los que aplaudir, sin vistas en los balcones. «Es muy duro vivir un 15 de agosto sin fiestas», dice Yolanda de Lucas, de la peña Los Zarrapas. Con su puntito de nostalgia, recuerda los encierros de carretones del año pasado, el desfile de peñas, el pregón desde el balcón Consistorial. «Es una pena, pero tenemos que demostrar que podemos disfrutar de estos días sin fiestas, pero con responsabilidad. Hay que aguantar para el año que viene disfrutarlas doblemente». La suspensión provocada por el coronavirus «se nota en el ambiente, en el ánimo. El pueblo está triste. Le falta esa alegría de otros año. Para los peñafielenses, San Roque es una fiesta muy especial. Son cinco días con ambiente a todas horas. Y este año...».
Este año no se mojará Miguel Ángel Aparicio en el chúndara. No sonará el pasodoble 'La entrada'. No irá de boca en boca «el pijo'el tío Bernardo». No lloverán cubos de agua desde los balcones. Tampoco pudo Miguel Ángel (con su inconfundible pañuelo caribeño en la cabeza, sus maracas amarillas) disfrutar del chúndara de 1996, debido a un grave accidente de parapente. «Aquella vez me lo perdí solo yo. Esta vez nos lo perdemos todos». «Lo tenemos que vivir con resignación y el año que viene, a ver qué pasa. No le doy muchas vueltas porque tampoco queda otro remedio que resignarse. Sabemos cómo está el panorama y no hay vuelta de hoja. Desde hace meses, yo por lo menos, estamos más que concienciados de que no habría fiestas».
Esta mañana, al amanecer, antes de los cohetes que anuncian el toro del alba, la peña Los Águilas, la más numerosa de Tudela de Duero, habría servido caldo castellano entre sus vecinos. También organizan encierros infantiles, vermús abiertos a la población. «Este año nos vamos a quedar sin todo eso. Tiene que ser así para que podamos celebrar muchas fiestas más. Es por el bien del pueblo». No queda otra, asegura Juan José Justo, integrante en la peña desde hace más de 40 años.
Hace ocho se fundó la charanga La Resaka, en Traspinedo. Ninguno desde entonces han faltado a su cita para ponerle música a las fiestas de Tudela. Imapagable es un intervención en el desfile de peñas del día 14. «Tocar en las fiestas de los pueblos no solo es algo lúdico, es un trabajo que supone una responsabilidad. Antes de marzo, estuvimos todo el invierno ensayando. Es una pena no poder mostrar todo el esfuerzo, tiempo y dinero invertido. Este año no nos planteamos quedar más. La mayor parte de las charangas hemos decidido no tocar este año», aseguran los integrantes de un grupo que está «deseando, cuando haya una vacuna eficaz, llenar de ritmo las calles».
Mariví Álvarez echará de menos la jota que le baila a la Virgen junto a su hermana Esther y a otros vecinos de Wamba. Habrá misa y alfombra floral a la patrona, pero no procesión ni bailes. Cada año, Mariví espera con ilusión en la terraza de su bar el momento de unirse a la procesión. Cuando la ve acercarse, deja la bandeja y muestra su devoción con un baile. Su bar El Rincón es punto neurálgico en el pueblo, más aún si son fiestas. «Siempre estoy muy estresada estos días contratando personal, comprando, preparando comidas, llenando las cámaras. Este año, lo echo de menos. Cuando veo fotos y vídeos del año pasado, me da una pena enorme. Hay que ser más responsables que nunca estos días para luego no tener que lamentarnos. Lo hemos pasado muy mal en el confinamiento y no debemos estropearlo ahora. No será lo mismo, pero nos tenemos que intentar divertir cumpliendo con todas las medidas de seguridad», concluye Mariví.
Noticias relacionadas
Los alcaldes de casi todos los pueblos implicados han emitido durante estos días bandos que apelan a la responsabilidad de sus vecinos. Luis Javier Gómez, regidor en Tudela de Duero, firma uno en el que recuerda que «como criterio general, tanto para espacios cerrados como al aire libre, excepto autorización expresa, no se permite la organización, desarrollo o celebración, incluso espontánea, de cualquier tipo de actividad lúdica o recreativa que conlleve o pueda conllevar concentraciones multitudinarias». Y además, informa a las peñas de que deberán estar cerradas a las 2:00 horas y que dentro es obligatorio el uso de mascarillas. Este viernes hubo vecinos vestidos de peña a la hora del vermú.
En Rueda han tenido que prescindir, entre otros festejos, y «con gran disgusto», de su Toro del Verdejo, como recuerda la alcaldesa, Dolores Mayo. Sin fiestas patronales, el Ayuntamiento ha obsequiado a sus vecinos con un lote de productos de la localidad (vino, pastas y queso) «para que se festeje a la patrona en casa». En Medina del Campo esperaban este fin de semana 40.000 personas para asistir a las recreaciones históricas. «Ha sido un palo muy grande tener que suspenderlo, después de 14 años», aseguró el presidente de la Asociación Comunera Hacia Medina del Campo, Miguel Ángel Torre, que lidera uno de los grupos de trabajo de la Feria Imperiales y Comuneros, que ha organizado actividades paralelas para que la cita «no caigan en el olvido»:concursos a través de redes sociales, exposiciones al aire libre, conciertos con aforos reducidos y jornadas gastronómicas. Y el año que viene, ya se verá.
Con información de Agapito Ojosnegros, Silvia G. Rojo, Sofía Fernández, Patricia gonzález y Laura Negro
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.