El Ayuntamiento de Valladolid recibió el año pasado más de 500 denuncias por presencia de ratas en la ciudad. 266 de esas quejas fueron relativas a ratas de alcantarilla, mientras que 248 se realizaron por avistamiento de ratas de árbol, cinco por ratones y también ... se contabilizaron 64 denuncias en las que no se pudo identificar la especie de roedor.
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La brigada municipal de zoonosis es la encargada de llevar a cabo las actuaciones de control de roedores en la ciudad y realiza unas actuaciones u otras dependiendo del tipo de animal. En el caso de la rata de árbol, esta especie se identificó por primera vez como plaga en 1996, año en que fue identificada y controladas sus poblaciones en los focos de infestación detectados en el parque de las Moreras, la Plaza de Poniente y el Campo Grande. Desde entonces, sus poblaciones se han venido manteniendo en equilibrio gracias al seguimiento efectuado por parte del Ayuntamiento y a algunos tratamientos puntuales muy localizados. En 2017 aparecieron focos resistentes en Parquesol, tanto en el parque del Reloj, como en el del Mediodía y en la ladera de la parte posterior de la calle Juan de Valladolid. Ante el repunte de la población de estos animales, ha sido necesario realizar actuaciones periódicas de control, si bien actualmente en el barrio de Parquesol sólo se está realizando tratamiento en esta última zona, mientras que en los dos parques solo se mantiene el seguimiento.
Desde mediados del año 2021 se comenzaron a recibir quejas vecinales por la presencia de ratas en numerosas zonas ajardinadas de la ciudad. Tras la identificación de la especie, se estableció un programa de control de roedores en zonas verdes, con instauración de tratamientos raticidas en la totalidad de parques y otras zonas ajardinadas afectadas. Se consiguió a finales de ese año controlar prácticamente la totalidad de los focos, si bien, en estos momentos se están retomando tratamientos en el Campo Grande, la plaza del Ejército, las Moreras, el parque de la Olma y zonas ajardinadas del entorno de la Feria de Muestras con el fin de evitar el repunte de las poblaciones.
En el caso de la rata de alcantarilla 'rattus norvegicus', se trata sistemática y periódicamente en la red de alcantarillado y en los centros de mando de alumbrado público. Se dejan cebos sujetos mediante un alambre o similar, lo que permite su revisión y reposición a lo largo del año. También se realizan actuaciones en los márgenes del río Esgueva y ocasionalmente en el Pisuerga. Estos roedores anidan en refugios y huras que construyen en los espacios exteriores por lo que, al tratarse de espacios abiertos, la realización de tratamientos biocidas requiere del cumplimiento de una normativa cada vez más exigente. La norma exige el balizamiento y señalización de la zona en tratamiento, la utilización de cajas porta-cebos de seguridad etiquetadas y ancladas al suelo y el empleo de los rodenticidas registrados para ese uso específico. En el Esgueva se cuenta con 18 cajas fijas instaladas para la colocación del raticida y se realizan entre una y dos revisiones al mes.
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E. Esteban
Además, desde el Ayuntamiento se señala que hay varias comunidades afectadas por plaga de rata negra, en zonas como Las Villas-Valparaiso, Santa Ana, El Peral, Villa del Prado, Covaresa-Parque Alameda-Paula López.
Desde la jefatura de la sección de salud pública del Consistorio se hace especial hincapié en que la presencia de alimento en el medio favorece visiblemente la proliferación de roedores y dificulta su control. Por este motivo, desde el Ayuntamiento se están dirigiendo esfuerzos para controlar a alimentadores no autorizados de patos, pájaros, ocas y otros animales del ecosistema urbano. Se ha demostrado hace poco más de un mes en el río Esgueva que las ratas que constituían una verdadera plaga explosiva, a la altura de la calle Olmo, no entraban a las cajas a consumir el raticida porque un alimentador persistente echaba grandes cantidades de alimento para los patos, justo en el punto en el que se encuentra instalado un cartel que prohibe alimentar a los animales.
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Gracias a la vigilancia de 24 horas instaurada desde Policía Municipal, se consiguió interceptar al alimentador y se logró que las ratas sucumbieran al veneno. Esta no es la única alimentadora persistente que hay en la ciudad y la Policía busca a una mujer de mediana edad a la que varios vecinos han visto arrojar arroz entre los setos de la plaza del Ejército, de la calle Álvarez Taladriz, en los alcorques del paseo del Hospital Militar y en el paseo de Zorrilla desde el Campo Grande hasta la plaza de Toros.
El concejal de Salud Pública y Seguridad Ciudadana, Alberto Palomino, recuerda que la ordenanza contempla sanciones para las personas que alimenten animales en la calle sin autorización. «Se puede sancionar y se sanciona a aquel que dé de comer a animales. Está prohibido y hay una multa específica, que oscila entre los 150 y los 750 euros». Así de claro explica el concejal lo que arriesgan aquellos que den de comer a animales sin autorización poco antes de señalar que el Ayuntamiento ha multiplicado los esfuerzos en la lucha contra las ratas, «ampliado la plantilla de oficiales de zoonosis».
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