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Puños americanos y revólveres: la Guardia Civil destruye 5.000 armas en los últimos tres añosPuños americanos, bates caseros, navajas-pistola, espadas con un dragón por mango y un sin fin de escopetas, fusiles y revólveres de todo tipo, se concentran en el almacén que custodia la Unidad de Intervención de Armas y Explosivos de la Guardia Civil de Valladolid, ... en las dependencias de la Comandancia. Junto a estos artefactos, sobre una mesa descansan dos coloridas cajas de 'Ajitos' y 'Bombetas', que guardan 3.350 productos pirotécnicos, cuya venta está prohibida. Fueron incautados recientemente cuando iban camino de ser comercializados en los puestos callejeros de Aldeamayor de San Martín, con motivo de sus fiestas patronales.
«En este caso fue un patrulla de Seguridad Ciudadana la que lo detectó y procedió a la incautación. Nosotros somos quienes recepcionamos los artefactos», explica Fernando González, teniente jefe de la Unidad de Intervención de Armas y Explosivos de la Guardia Civil, sobre la labor del grupo, que cuenta con 16 efectivos en la provincia. Entre sus atribuciones, además de la guarda y custodia de las armas incautadas, está la concesión y revocación de licencias para su tenencia, la inspección de armerías o el control de la pirotecnia empleada en los espectáculos de fuegos artificiales.
Fernando González
Teniente jefe de Intervención de Armas y Explosivos
«La mayoría son por tenencia ilícita, pero también se incautan aunque estén de manera legal si el ciudadano ha infringido las normas», explica el teniente sobre las procedencia de las más de 2.500 armas que en la actualidad permanecen custodiadas en las dependencias de la Comandancia. Todas ellas están documentadas e identificadas en el Registro Nacional de Armas, una base de datos autorizada por el Ministerio del Interior. «Una vez que entran en el depósito, tanto armas blancas como armas de fuego son fotografiadas por si hubiera algún problema con el arma o alguna investigación», precisa González.
Cada arma de las depositadas en el almacén tiene su historia y procedencia. Entre los motivos que llevan a que una pistola termine custodiada por la Guardia Civil está la caducidad de las licencias, -que tienen que ser renovadas cada cinco años-, o la comisión de infracciones como la tenencia de un arma, legal o no, en un espacio público. «En su mayoría proceden de infracciones administrativas de la ley de Seguridad Ciudadana», precisa el teniente Blanco, que explica que el destino final de las mismas será una fundición de Santander, donde en los últimos tres años se han destruido más de 5.000 armas.
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Entre las armas de fuego que descansan en el almacén, cortas y largas, hay fusiles de gran calibre y revólveres de retrocarga -se cargan por la posterior del cañón-, empleados para caza y tiro deportivo. Pero también navajas bandoleras, también conocidas como navajas Curro Jiménez, o pistolas en miniatura, que lejos de ser una réplica, disparan munición real. «Está procede de una intervención de la Policía Judicial», cuenta el teniente Blanco sobre la diminuta Berloque, que detalla que ambas se pueden tener en casa como objeto de coleccionismo.
Otras muchas, etiquetadas bajo un número de diligencias, son fruto de grandes incautaciones por tenencia ilícita o por su uso en la comisión de delitos y son las que permanecen más tiempo bajo custodia. «Cuando forman parte de grandes operaciones, porque interviene el Servicio de Información de la Guardia Civil o la Policía Judicial, se dilatan más en el tiempo, porque tienen que pasar por un proceso judicial». Entre el material custodiado en ambas salas, también están las que proceden de aportaciones voluntarias: «Llega un momento en que la gente se quiere deshacer de las armas y nosotros nos quedamos con ellas como depósito».
Se trata en su mayoría de escopetas y revólveres empleados para caza y tiro deportivo, que pueden permanecer en el depósito un máximo de un año. «Si el ciudadano durante ese año no las reclama, pasan automáticamente a chatarra». Hasta marzo de 2022, cuando tuvo lugar la última de las pujas en la Comandancia de Valladolid, eran subastadas por lotes entre quienes eran poseedores de una licencia de armas, pero una modificación del Reglamento puso fin a esta práctica.
Ahora únicamente aquellas con un valor patrimonial se salvan de la quema: «Las que tienen algún tipo de carácter histórico o artístico, mandamos relación al Museo de la Guardia Civil para que las estudien y las analicen y si lo creen conveniente las mandamos, pero nosotros aquí no nos quedamos con ningún tipo de arma».
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