Vida rural y éxito digital para el 'youtuber' vallisoletano Daloz

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Trabajó como electricista, como operario de fábrica, limpiador de cristales y obrero, pero ha sido en el mundo digital donde han encontrado su verdadera vocación. «Todo empezó como un juego allá por el 2010. Cogí una cámara vieja de mi madre y decidí dar al 'REC'. Empecé a haciendo parodias y aquellos momentos de grabación se convirtieron en un hobby que me apasionaba. Al principio tenía poquísimas visitas. Casi las contaba con los dedos de una mano. Pero yo no quería dejarlo porque me entretenía. Llegó un momento en el que empezaron a aumentar las interacciones y llegaron los primeros ingresos. Ya en la pandemia el canal creció de forma notable y decidí arriesgarme para dedicarme a ello en exclusiva. La verdad es que nunca pensé llegar a tanta gente», confiesa.

Abrió su canal en marzo de 2015. Desde entonces ha grabado más de 1.500 vídeos y cuenta con una legión de más de 715.000 seguidores que confían en sus consejos para aumentar la visibilidad en plataformas como TikTok, YouTube, pero sobre todo, Instagram. Su canal está repleto de videotutoriales en los que Daloz demuestra tener un amplio conocimiento de las tendencias digitales y su habilidad para explicar conceptos complejos de manera sencilla y muy amena. «Esa imagen que tenemos los youtubers de que trabajamos poco y ganamos millones no es cierta en la mayoría de los casos. Se puede vivir de esto, pero los ingresos dependen totalmente de los anunciantes y hay mucho trabajo detrás. Yo las mañanas las dedico a grabar vídeos y a editarlos y por las tardes investigo sobre los temas en los que quiero profundizar y sobre nuevas técnicas que puedan ayudar a mis seguidores a mejorar su gestión de las redes sociales. Éste es un trabajo muy sacrificado», comenta Daloz, a quien no le gusta que le denominen influencer. «Huyo de ese término. Prefiero decir que soy creador de contenido ya que yo no subo vídeos por ganar fama», afirma.

El pasado noviembre, este joven de 29 años dejó su casa y su set de grabación en el barrio de la Rondilla, para irse a vivir a San Cebrián de Mazote. Allí, rodeado de naturaleza y con un ritmo de vida más pausado, ha encontrado su mayor fuente de inspiración. «Cuando estaba buscando casa, un requisito imprescindible para mí era tener una excelente cobertura de internet. En San Cebrián lo encontré todo. La casa ideal para mí y 1GB de conexión con fibra óptica, algo poco habitual en el medio rural. Para mí fue la señal de que éste era mi sitio», asegura. «Venirme al pueblo ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida. Cada vez me conoce más gente y aquí siento que tengo más privacidad. Los vecinos saben que soy YouTuber, pero no le dan mayor importancia», continúa.

Su desparpajo, naturalidad y sentido del humor ante la cámara, hacen que sus vídeos sean, además de útiles, muy entretenidos. Daloz tiene una capacidad innata para conectar con la audiencia y eso se refleja en sus estadísticas. «He tenido épocas en las que mis vídeos tenían entre 2 y 4 millones de visualizaciones y épocas en las que estas cifras eran mucho más bajas, pero yo no me obsesiono con las cifras. A mí lo que me gusta es crear contenido que pueda ayudar a la gente a crecer en redes sociales y a hacer que su marca sea más reconocida. Muchas empresas y emprendedores me escriben para decirme que gracias a mis consejos han crecido y eso me llena de orgullo», subraya. «India es uno de los países del mundo que más videotutoriales genera de cara a crecer en redes sociales. Varios suscriptores de allí me han escrito para decirme que muchos youtubers hindúes se inspiran en mí. También me dicen que soy el youtuber más constante», subraya.

Daloz ha encontrado su sitio para crear en San Cebrián de Mazote y su sueño es seguir conquistando el mundo digital y ayudar a otros a alcanzar sus metas en las redes sociales.