Al pueblo de al lado

Así es la vida a 6 kilómetros del dinero en efectivo

172 municipios de la provincia de Valladolid de no más de 1.100 vecinos no tienen ni cajero automático ni oficina bancaria y deben desplazarse a otros cercanos cada vez que lo necesitan

Eva Esteban

Valladolid

Lunes, 27 de septiembre 2021

Hay un Valladolid, escarbado entre páramos, riberas y pinares, en el que todo es más difícil. Que acusa la sangría demográfica y que se vacía también de servicios esenciales. Por ejemplo, de sucursales bancarias y cajeros automáticos. Son muchos, demasiados –concretamente 33.630, de 172 ... pueblos, según las estimaciones del Banco de España– los vecinos del medio rural vallisoletano que tienen el dinero en efectivo a varios kilómetros de distancia de su domicilio.

Publicidad

Para los que un gesto tan sencillo como introducir una tarjeta por la ranura de un cajero supone una odisea. Es el caso, entre otros, de Villaverde de Medina, un pequeño municipio de poco más de medio millar de habitantes –según el INE– que lleva al menos una década sufriendo la exclusión bancaria. Sus vecinos, muchos de ellos mayores de 65 años, se ven obligados a desplazarse hasta Nava del Rey (a seis kilómetros)o Medina del Campo (a diez) cada vez que necesitan sacar dinero o realizar alguna gestión. «Es triste, pero ya nos hemos acostumbrado; al menos tenemos una buena conexión y la carretera no es mala», comentan dos jubilados, Miguel Ángel Cocero y Emilio Pariente, en una búsqueda en vano de consuelo. Dicen que es un «fastidio», pero que ellos, en su caso, solo lo requieren una vez al mes, cuando cobran la pensión.

Vídeo. Rodrigo Ucero

Se sienten «afortunados», además, porque ellos aún conservan las «habilidades» para conducir. Pero otros tantos paisanos dependen de terceros, normalmente hijos o nietos, «que les lleven o les traigan».

«Bastante mal» lo tienen también los que recurren al coche de línea. Aunque aseguran que la frecuencia de autobuses está «bien» cubierta, admiten que han de trastocar su rutina cada vez que deben realizar algún trámite. «Igual tienes un autobús de ida a primera hora, pero no puedes volverte cuando quieras, y claro, todo lo que tenías pendiente lo aparcas», señala María Presencia Botrán, mientras camina agarrada del brazo de su madre, Julia Ordóñez, por una céntrica calle de Villaverde. «Tenemos que estar para arriba y para abajo con el autobús, no nos queda otra», afirma esta octogenaria, quien no se explica «cómo pretenden –en referencia a las autoridades– que la gente se quede en los pueblos si nos quitan los servicios».

Publicidad

El bar es un punto de encuentro social en Villaverde. Abajo, Miguel Ángel Cocero y Emilio Pariente. En la imagen vertical, Julia Ordóñez pasea por una calle. Carlos Espeso Jimenez

Todo ello es, en definitiva, un «trastorno increíble». Se pone Mercedes Durán –52 años, no tiene coche propio– en la piel de sus convecinos más longevos y no quiere «ni pensarlo». «Si para mí es complicado, para ellos ni te cuento, y eso que muchos no controlan ni Internet ni nada de eso nuevo», revela esta mujer, al tiempo que confiesa que, en su caso, va al banco «una vez a la semana como poco». «Siempre que tengo que ir, ya puedo organizarme la mañana porque sé que voy a perderla entera haciendo trámites y gestiones. No es como en otros pueblos que tienen banco, que igual se escapan diez minutos del trabajo y lo hacen, no. Aquí hay veces que no te combina, te vas a las diez y vuelves a las dos», añade.

Un botiquín farmacéutico ocupa el espacio que en su día fue la sucursal del pueblo, que cerró hace al menos una década

Han perdido ya la cuenta del tiempo que hace desde que la última entidad bancaria asentada en Villaverde –a los pies de la Plaza Mayor, hoy reconvertida en botiquín farmacéutico– abandonó el pueblo. Unos dicen siete años, otros diez y a otros se les ha hecho aún más largo este periodo. Ahora están a la espera de que la Diputación Provincial contacte con ellos para comunicarles si formarán parte o no del proyecto piloto que la institución puso en marcha el año pasado y que, por el momento, beneficia a Valdestillas, Matapozuelos, La Pedraja de Portillo, Alcazarén y San Miguel del Arroyo.

Publicidad

¿Cómo es vivir en un pueblo de Valladolid?

El Norte abordará durante los próximos siete días la complejidad de vivir en la Castilla rural, donde la despoblación es el enemigo común a combatir, aunque la acusada pérdida de servicios no facilita la batalla. La serie refleja no solo lo que supone –en la práctica– carecer de médico, farmacia, misa, bares, tiendas, coches de línea, bancos o colegio, sino la dimensión que adquiere para sus vecinos la desaparición progresiva de servicios, lo que les limita y aísla aún más. Viven con una sensación continua de espera, de que alguien se asentará en sus pueblos, aunque estos carezcan de una red mínima de asistencia.

Es Villaverde, a día de hoy, una de las localidades más grandes de Valladolid que no disponen de este servicio. «Tenemos guardería, colegio, tienda, bar, consultorio médico... pero no cajero, que es vital para mantener los pueblos vivos», clama la alcaldesa, la socialista María José García Martín, en el cargo desde finales de junio de este año gracias al acuerdo de gobernabilidad pactado con Ciudadanos tras las elecciones de 2019.

Proyecto piloto

En este sentido, la regidora confía en que «pronto» reciban una llamada del Palacio de Pimentel para informarles de la puesta en marcha del cajero. Aunque de momento «nada». «Nos informaron de que se estaba promoviendo, ya hemos visto que en pueblos como Valdestillas ya está instalado pero hasta ahora no tenemos ninguna comunicación de que aquí se vaya a poner en breve», explica.

Publicidad

Considera, al igual que el resto de villaverdanos, que para mantener los pueblos «vivos», tanto el suyo como los otros 171 de la provincia que atraviesan una situación similar, es necesario «dotarnos de un banco». «Sería mucho más fácil la vida, nos seguimos manejando con efectivo y aunque estemos muy cerca de Nava, para la gente mayor es difícil. Nos conocemos entre todos y es fácil pedir ayuda y que te ayuden, pero hay cosas, como ésta, que serían evitables teniendo una caja», dice García.

Para los negocios es también un «lío». Ni el bazar de alimentación ni el único bar aceptan tarjetas porque –justifican sus propietarios– sus clientes son de avanzada edad y muchos ni siquiera disponen de una. «Se han movido toda su vida así y si ahora les decimos que mejor con tarjeta les hacemos un lío a los pobres», comenta la dueña de la tienda, Susana Frutos, mientras Gerardo, su padre, de 71 años, asiente. «Yo todavía me apaño, pero aquí vivimos muchos jubilados, hay que facilitarnos las cosas», apunta.

Publicidad

Datos

  • 513 empadronados tenía Villaverde de Medina el año pasado, según el INE.

  • Dónde está. Se ubica entre Nava del Rey y Medina del Campo, y está a 61 kilómetros de Valladolid capital.

  • Algunos servicios. Bar, tienda de alimentación, botica farmacéutica, guardería y consultorio médico, entre otros. Destacan además las pistas de karts, referente en la provincia.

Este mismo planteamiento lo defiende el hostelero José Carlos Garrido. En su caso, el hecho de no disponer de cajero automático les 'trastorna' mucho más, porque deben sacar «más dinero para no quedarnos sin cambio». «Nos apañamos como podemos, pero tenemos que andar prevenidos, con más cambio, porque no podemos permitirnos que venga un cliente a tomarse un vino, nos pague con billete y no tengamos para devolverle», asevera, al tiempo que añade que en cualquier caso las nuevas tecnologías son su mejor aliado. «Nos manejamos bien con Bizum o haciendo gestiones 'on-line', pero aún así no hay semana que tengamos que ir a ingresar o a hacer algún trámite», comenta.

«Salvar la papeleta»

Lo que hacen tanto en Villaverde de Medina como en el resto de localidades que sufren el mismo problema es, en definitiva, «solucionar la papeleta con el pueblo más cercano». Lo dice Octavio González –68 años, polo verde de manga corta, calzado y pantalón oscuro–, aunque su opinión la comparten todos sus vecinos que han comparecido sobre estas líneas. En su caso, reconoce que no lo tiene «tan mal», porque no depende de terceros. «Tengo coche y en un momento me acerco, que está aquí al lado, pero la gente más mayor...», justifica este jubilado, quien concreta que él suele acudir una vez al mes, cuando ingresa la pensión. «Con eso tiras todo el mes. Yo creo que en estos pueblos tan pequeños hacemos todos lo mismo para intentar ahorrarnos viajes...», continúa.

Noticia Patrocinada

Ni tan siquiera se les pasa por la cabeza la posibilidad de que instalen en un futuro una sucursal o cajero, pese a ser uno de los municipios de la provincia que, por población, más posibilidades tiene. Aguanta como puede la denominada España vaciada. Con no «ir a peor» –coinciden– en lo referente a la prestación de servicios, se conforman.

Las frases

Susana Frutos

«No admitimos pago con tarjeta porque los mayores se han movido siempre con efectivo y si les decimos que con dinero no, se hacen un lío»

Mercedes Durán

«Si supone un trastorno increíble para mí, que tengo 52 años, no quiero ni pensar para los mayores, que no controlan Internet»

José Carlos Garrido

«Tenemos que estar prevenidos con más cambio para que no venga un cliente y no tengamos efectivo para devolverle»

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad