Como el de ayer jueves, el encierro que ha tenido lugar esta mañana en Peñafiel ha sido muy veloz. En poco más de dos minutos la manada compacta alcanzaba la plaza del Coso después de recorrer el 1,1 kilómetro que la separa de los ... corrales del Valdobar. Con los bueyes encabezando el grupo, los novillos cruzaron el angosto pasadizo de acceso al Coso y entraron en el ruedo directamente, no como ayer, que dieron una vuelta en torno a este. Enseguida fueron enchiquerados y comenzó una nueva capea.
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Este segundo festejo taurino del día ha resultado, como hasta ahora todos, muy entretenido además de muy emocionante, pues los novillos y las dos vacas con las que ha finalizado la capea dieron mucho juego y también algún susto.
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En el primero, y el que pudo tener peores consecuencias, un joven cortador de Medina del Campo sufrió una cogida, un buen revolcón que le propinó el primer novillo en ser soltado por dentro del ruedo. De forma inmediata, sus compañeros de capea salieron al quite, lo que permitió al joven levantarse y alejarse de la acometida del astado, algo que hizo por su propio pie. Tras un rápido reconocimiento e inspección ocular para comprobar que no había lesión grave alguna, el joven fue el primero en realizar un nuevo corte al toro que le propinó una buena tanda de golpes.
Este primer toro tuvo un gran comportamiento en el ruedo, ya que acudió con presteza y nobleza a los envites de los recortadores, los cuales pudieron lucirse y dejar en el ruedo bonitos cortes y quiebros.
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Una vez enchiquerados los dos novillos que salieron a la plaza, uno por dentro y el otro por fuera del ruedo, llegó el turno para un colorado de Arriazu, el cual, levantó la expectación del público y no la defraudo ya que protagonizó tres salto de las tablas y los consiguientes tres momentos de emoción y tensión que estos saltos al ruedo provocan, ya que lo que capean por fuera del redondel tienen que poner pies en polvorosa para evitar ser arrollados por el toro. Un par de sustos, de gente mayor con poca capacidad de reacción y lentitud a la hora de encontrar refugio, y, afortunadamente, nada más, pues estos toros de casta navarra son conocidos en la villa y la gente suele estar pendiente de sus vuelos. Vuelos que también protagonizó una de las dos vacas que soltaron, también Arriazu. En definitiva, una capea marca de la casa, muy entretenida y con todos los elementos e ingredientes necesarios para que la plaza de Coso vibre.
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