En la mañana del sábado, el vecino de Mucientes, Isaac Santillana se llevó una alegría enorme. Tan grande, como la seta de cardo que encontró en una tierra de labor en la zona conocida como El Tejar. El hongo en cuestión pesa exactamente 1, ... 900 kilogramos y es «la más grande que ha visto en su vida».
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A este veterano recolector «le gusta y le divierte» todo lo relacionado con la micología. Es su gran pasión desde que hace quince años tuviera que dejar la caza con galgos por una doble operación de rodilla. Presume de ser un buen setero, aunque nunca imaginó encontrar una pieza tan gigantesca. «En el momento en el que la encontré realmente no estaba buscando. Quería cruzar de una zona a otra del monte y pasé por una tierra que ha estado sembrada de girasoles. Realmente no es habitual encontrar setas en las zonas de cultivo, así que en ese momento no iba muy atento. La vi de lejos y de casualidad. Estaba entre un abrojo y rodeada de cardos. Al haber sido cazador durante tantos años, enseguida me llama la atención cualquier cosa que haya en el campo. Al acercarme vi que era una seta pero me parecía increíble su tamaño. Alrededor de ella había otras más pequeñas», comenta.
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La emoción del momento le pudo y al principio le costó atinar con la navaja para cortarla. «No quería que se rompiera y por eso tuve muchísimo cuidado. Trataba de buscar el tronco y dejar la raíz intacta. Estoy seguro de que cuando llueva, allí volverá a brotar otra seta, aunque no creo que sea de las mismas dimensiones. Haberme encontrado ésta, ha sido una casualidad de la vida. Dentro de ocho días, me volveré a pasar por allí, por si acaso», dice con picardía de setero.
La afición de recolectar setas ha llenado gran parte de su vida. Es una pasión que le gusta disfrutar a solas o con su mujer, María Ángeles, quien le acompaña de vez en cuando. «La verdad es que me gusta ir a mi aire, y si me tengo que meter en un arroyo, me meto. Pero mi mujer también es aficionada y muchas veces me acompaña, aunque tengo que repasar los lugares por los que ella busca, porque aunque le pone interés, se le pasan muchas por alto. Pero hacemos un buen equipo, porque yo las encuentro y luego ella las cocina, y lo hace extraordinariamente bien», dice entre risas. La búsqueda de caracoles, los paseos en bicicleta de montaña y la observación de rapaces, son otras de las aficiones que este mucenteño disfruta al aire libre.
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La vida profesional de Isaac ha transcurrido en el sector del metal. Trabajaba en Montajes Vallejo, empresa dedicada al mantenimiento del sector del automóvil, hasta que se prejubiló hace ahora 5 años. Todos sus vecinos y conocidos le han felicitado por su hazaña micológica. «Tengo amigos en Cigales, que son muy seteros, y me dicen que allí son muy pequeñas, porque no dejan ni que germinen», se ríe. Presume de tener un ojo clínico para la recolección de hongos. «Donde los demás no encuentran yo sí. Hay veces que incluso desde el coche, yendo despacito, veo alguna por la cuneta», prosigue.
Isaac tiene fijación por las de cardo. Sólo coge esa variedad. «Son las reinas de las setas», opina. «Llevo esta afición metida en vena y este hallazgo me anima a seguir buscando. Éste no está siendo un buen año, por lo menos en esta zona. He cogido bastantes menos que otros años», comenta este veterano setero, quien ya ha pensado distintas recetas para disfrutar de este enorme hongo. «De momento la tengo entera. La tengo que lavar bien y luego la desarmaré. Lo siguiente que haré será rehogarla para que no ocupe tanto espacio en el congelador. La comeremos en familia durante el puente de la Constitución. Con patatas, con verduras, con pasta, con carne, en revuelto… todavía no lo hemos pensado. Pero a buen seguro, que saldrán unas cuantas raciones de ella», bromea.
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El lugar exacto del hallazgo, no ha querido desvelarlo. Asegura que como buen buscador de setas, prefiere guardar el secreto. «Solemos ser un poco reservados. Es difícil que un buen setero cuente dónde ha encontrado un buen corro. Yo sólo diré que ha sido en la zona del Tejar. Ahí lo dejo», concluye.
El encontrar setas de este tamaño es inusual pero sí se da de manera recurrente. En 2019 en León se encontró la más grande hasta la fecha, una 'seta del pollo' que pesaba casi 70 kilos. En Palencia, un año antes, en 2018 un aficionado de la Asociación Micológica Corro de Brujas halló un pedo de lobo gigante que pesaba 20 kilos. En la provincia de Valladolid no es la primera vez que se da un hongo de estas características, en 2013 en Herrera de Duero fue otro pedo de lobo de 10 kilos el que alegró a su dueño.
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