Valladolid

Una docena de denuncias fuerzan mejoras de seguridad en una empresa farmacéutica

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E. García de Castro

Los resultados, eso sí, solo han llegado después de que los representantes de UGT presentaran una docena de denuncias ante la Inspección de Trabajo, que les ha dado la razón. A raíz de esas resoluciones se han retirado «equipos en mal estado que a la hora de trabajar con ellos podían poner en peligro la salud de las personas», como «un equipo inoperativo durante once años», que había permanecido «tirado en una campa» y se recuperó para preparar ácido fluorhídrico en sustitución de otro aparato averiado. También se ha logrado eliminar «las escaleras de caracol» dentro de las factorías, «que están prohibidas desde el año 1997», aunque para ello haya sido necesario esperar «exactamente hasta 2022».

Ahora bien, uno de los cambios más significativos tiene que ver con las medidas para combatir el fuego. «Tuvimos un incendio en una planta de RAGA en la que había detección pero no había extinción. Gracias a nuestra denuncia se están mejorando todas las instalaciones, porque se está invirtiendo en poner la extinción dentro de las salas», detalla Luis Javier Muñoz, que destaca que «ahora nuestro trabajo es más seguro». Es algo en lo que también incide Roberto Rodríguez, el presidente del Comité de Empresa, donde la Unión General de Trabajadores tiene cinco de los trece miembros (otros cinco son independientes y tres pertenecen a CGT). Y añade que la suya es una tarea «de hormiguita, día a día... Te pasas meses que no consigues nada y de repente en un mes te salen cuatro o cinco cosas, aunque la verdad es que si ves el global hemos mejorado mucho», señala.

Pone como ejemplo de ello «la climatización de una planta» de las cuatro que tiene en funcionamiento la firma en el Parque Tecnológico de Boecillo, donde fabrica los principios activos que luego se usan para la producción de medicamentos con una plantilla de «alrededor de 400 empleados». En este sentido, otro fruto de las reivindicaciones sindicales ha sido que se permita a los operarios de producción descansar cuando el calor es insoportable. «Estamos hablando de que estás a 30 grados con la ropa, con la máscara... y eso es un estrés al que llevas al cuerpo. Gracias a la Inspección de Trabajo hemos conseguido que te diga la empresa 'a los 35 minutos te lo quitas todo, te vas a un sitio, te refrigeras 25 minutos y sigues trabajando'», resalta.

A todo lo anterior hay que sumar avances en los calendarios y las retribuciones: «Al lograr que se aplique la estructura salarial del convenio de la industria química la gente gana más dinero, se ha reducido ocho horas la jornada laboral y tenemos cinco días de exceso de jornada, que no son de libre disposición pero que al final te puedes coger cuando quieras», explica Roberto Rodríguez secundado por otro integrante del comité, Alexander Garrote.

Y no van a parar ahí, sino que tienen otros tres expedientes abiertos, «el más importante por poner en marcha instalaciones sin hacer la evaluación de riesgos previa», refiere el secretario de la sección sindical de UGT en Curia, con la que este periódico ha intentado contactar sin conseguirlo. Un Luis Javier Muñoz que sitúa a continuación en orden de relevancia el rechazo a un tríptico sobre absentismo que da directrices prohibidas por la ley, como la de comunicar al responsable, en caso de baja por enfermedad, «la fecha prevista para tu incorporación» y ello «con la mayor antelación posible», además de establecer por escrito que cuando un profesional se ausenta «puede generarse frustración y malestar entre los demás compañeros».