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Dos detenidos por prostituir a mujeres en un club de alterne de la provinciaLa Policía Nacional ha detenido a dos varones por prostituir a mujeres en un club de alterne de la provincia de Valladolid en el marco de la denominada operación Dálmata. Se les imputan los delitos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual y contra los derechos de los trabajadores, y tras ser puestos a disposición judicial se ha decretado su libertad con cargos.
La investigación se inició en marzo de este año, cuando agentes del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) detectaron e identificaron a dos víctimas de explotación sexual. Una de ellas, de origen sudamericano, relató cómo fue captada y engañada por sus explotadores en un país de la UE donde residía junto a su hija menor de edad, mediante la falsa promesa de un trabajo como ayudante de cocina en un restaurante de la provincia vallisoletana. Uno de los explotadores se trasladó a recogerla para llevarla al supuesto restaurante, «desconociendo que el verdadero propósito del viaje era explotarla y obligarla a ejercer la prostitución en un club de alterne».
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Ambas mujeres se encontraban «en situación de necesidad y vulnerabilidad», puesto que carecían de recursos económicos, por lo que «fueron seducidas por la falsa promesa de un empleo con el ánimo de poder prosperar en España». Sus explotadores conocían en qué condiciones estaban y aprovecharon esa circunstancia para captarlas, según el CNP.
Una vez llegaron al establecimiento, los detenidos le desvelaron la verdad a la víctima: estaba en un club donde tendría que ejercer la prostitución bajo las condiciones impuestas por los proxenetas, que consistían en «trabajar obligatoriamente de lunes a domingo sin descanso, desde las cinco de la tarde hasta las cuatro de la madrugada». Además «no podía rechazar a ningún cliente, tenía que vestir ropa sexy para trabajar y captar clientes en la sala». Si incumplía el horario o salía del lugar en horario de trabajo se le imponía una multa. Por otra parte, «tenía que trabajar siempre, aunque estuviera enferma».
Si las mujeres incumplían alguna de esas normas sus explotadores les restringían y limitaban el acceso a la comida. Las tarifas que tenían que cobrar por los servicios de prostitución también eran establecidas por los proxenetas. De acuerdo con la información facilitada por la Policía, «el control que los varones ejercían sobre las mujeres en el club era absoluto a través de un sistema de videovigilancia que monitorizaban desde sus teléfonos móviles». A esto se sumaba que las víctimas eran aleccionadas sobre lo que tenían que decir en caso de inspección por parte de agentes de la autoridad.
Cuando una de las dos no soportó más la situación e intentó abandonar el club fue amenazada y coaccionada para que continuara asumiendo las condiciones impuestas, «bajo amenazas como denunciarla para ser deportada a su país y quitarle a su hija menor de edad». Una vez identificadas, a las mujeres afectadas se les ofrecieron y proporcionaron todos los servicios y recursos disponibles de atención y protección especializados, en aras de garantizar su protección y seguridad. «Se ha liberado a una de ellas», ha indicado Jesús Gonzalo, portavoz de la Policía Nacional de Valladolid.
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