Coche de la exmujer del presunto autor de los disparos enfrente de las casas de la calle Alfredo Martín de Santovenia. En el círculo, gato instalado en la base del vehículo. Á. Muñoz
Valladolid

La única huella del doble crimen de Santovenia un mes después

El coche de la exmujer del presunto autor de los disparos, con el depósito precintado y con un gato en la base, permanece en una calle cercana al lugar de los hechos que acabaron con las vidas de un vecino y un guardia civil

Álvaro Muñoz

Valladolid

Miércoles, 27 de julio 2022, 00:06

Ventanas abiertas a primera hora de la mañana, el cartero pulsando varios telefonillos para depositar la correspondencia y mucha normalidad. Es la instantánea que se palpaba este martes en la calle Alfredo Martín de Santovenia de Pisuerga casi un mes después del doble crimen que ... acabó con las vidas del vecino del bloque número 8 Dionisio Alonso Pardo y del teniente coronel Pedro Alfonso Casado tras los presuntos disparos con un rifle de Pablo Antonio Santamaría Herranz, alias 'El Chiqui', inquilino también del bajo A del número 8. No hay restos del terror que sembró en la madrugada del 1 de julio el sospechoso, que durante más de doce horas se atrincheró en su vivienda con su yerno como rehén antes de entregarse.

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Sin señales de lo que se padeció en el arranque del mes de julio, con la salvedad de un vehículo estacionado a escasos cien metros del lugar del crimen. En el inicio de la calle Paraíso, un coche, el de la exmujer de 'El Chiqui', permanece inmóvil desde la tarde del 30 de junio, momento en el que empezó la tumultuosa pelea en la que estaban implicados el presunto agresor y la víctima y que derivó en las muertes de Dionisio Alonso y Pedro Alfonso Casado.

«Esa misma tarde colocaron un gato en la base del coche para que no se pueda mover y desde entonces ahí sigue. Parece que la familia del autor de los disparos se ha trasladado a una ciudad de la costa levantina», describen los vecinos de la calle Alfredo Martín.

Un vehículo inmóvil, en el que destaca también el exhaustivo precinto colocado a la altura del depósito para «evitar sustraer el combustible». «Ese coche es lo único que queda de lo que se vivió hace un mes», reiteran los inquilinos que padecieron, desde sus hogares, las escenas violentas del doble crimen de Santovenia de Pisuerga y que prefieren mantener el anonimato por miedo.

«Verano tranquilo»

El traslado de la familia de Pablo Antonio Santamaría ha dado un remanso de paz a una calle que convive con la okupación ilegal, el menudeo y las peleas desde los últimos diez años después de que miembros de diferentes clanes de la capital se asentaran en Santovenia. «Está siendo un verano tranquilo, sobre todo si lo comparamos con lo que hemos vivido desde 2012. El ruido y el ajetreo que padecíamos por las noches en la calle han desaparecido. Parece otro lugar», añaden algo más desahogados que hace un mes.

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«Como vivían en un bajo, por las noches, esas familias siempre estaban en la calle. Al estar con las ventanas abiertas, propiciaba que se escuchara todo y generara ese malestar. Ahora todo eso no existe, estamos más tranquilos, como si no hubiera pasado nada», agregan un mes después desde el lugar del crimen.

A ese remanso de paz que describen los inquilinos de las viviendas de la calle Alfredo Martín se suma la realidad de que la Guardia Civil, atenta ante posibles represalias de los familiares de la víctima, no ha tenido ninguna intervención por altercados en la zona, según apuntan desde la Subdelegación del Gobierno. Eso sí, el instituto armado mantiene los controles esporádicos en el municipio para controlar una situación que de momento no ha tenido segundos capítulos. «Vemos patrullas prácticamente todos los días por los aledaños del suceso», afirman los vecinos, que el 7 de julio salieron a la calle para manifestarse en silencio.

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Esa jornada, en la plaza España del municipio y con el recuerdo de las dos víctimas mortales, la localidad enmudeció con un sepulcral silencio para pedir a las autoridades más seguridad. «Estamos hartos de esta pesadilla», apuntaban a la par que desde el Ayuntamiento mandaban un mensaje de tranquilidad. «Es cierto que hay problemas. Tenemos familias que se dedican a las drogas y eso puede generar esos conflictos. No sabemos si los sucesos del 1 de julio son consecuencia de eso, pero la gente lo puede vincular. Lógicamente genera intranquilidad», agregaba el concejal y portavoz de Santovenia Toma la Palabra, Roberto Sánchez, en la concentración silenciosa.

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