![Las tradiciones navideñas más curiosas de los pueblos de Valladolid](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/12/12/combototal.jpg)
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En diciembre, los pueblos de Valladolid se visten de luces, de villancicos y, sobre todo, de curiosas tradiciones navideñas que han pasado de generación en generación y que tiñen de magia cada rincón de la provincia. Pastoradas, aguinaldos, misas del gallo y celebraciones de quintos sirven para tejer todo un tapiz cultural que revela la riqueza y la diversidad de nuestros pueblos. La conexión entre pasado y presente se evidencia más en estos días festivos, en los que la provincia se engalana de magia y las gentes se afanan por preservar y compartir sus raíces culturales para que perduren en las generaciones venideras.
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Veamos algunas de las tradiciones más curiosas de los pueblos de Valladolid.
Torrelobatón: Pintadas de los quintos en Nochevieja
La noche de Nochevieja siempre es mágica para todos los vecinos de Torrelobatón, pero de forma muy especial, para los que entran en quintas cada año. La primera de las tradiciones que los mozos y mozas celebran durante su 'quintada' y que ha perdurado a lo largo de generaciones, supone una noche llena de sorpresas y diversión. En la mañana o en la tarde del día 31, todos los quintos -jóvenes que en el año entrante cumplen 19 años- se reúnen para encalar con cal viva, determinados rincones y fachadas ya establecidas previamente.
Cuando el reloj marca las 00:00 horas y el nuevo año comienza, los jóvenes, que ya oficialmente son quintos, salen nuevamente a las calles, esta vez armados de brochas, pinceles y pintura, para convertir las fachadas encaladas en lienzos en los que expresar toda su creatividad. Antaño, lo habitual era hacer pintadas de «¡Vivan los quintos!» en el Arco de la Villa. Aunque esta expresión aún perdura y se escribe en algunas de las fachadas, en las últimas décadas sobre todo pintan frases célebres y motivadoras que ayudan a comenzar el nuevo año con energía renovada. Al hacer las pintadas durante la noche, cuando los vecinos se despiertan el 1 de enero para acudir a la primera misa del año, todos observan con atención cómo ha cambiado el paisaje de sus calles. Es una tradición que encierra la diversión de encalar y pintar las calles, abre un cauce de expresión para los jóvenes y a la vez deja una huella positiva que durará todo el año, hasta que la siguiente quintada vuelva a encalar las fachadas.
Ciguñuela: Los Reyicos
En la madrugada del 5 al 6 de enero, en Ciguñuela se celebra una antiquísima tradición que mantiene en vela a los vecinos durante toda la noche. Se trata de 'Los Reyicos'. Los hombres solteros y mayores de 18 años celebran una cena todos juntos. Al terminar, van casa por casa del pueblo cantando distintas canciones tradicionales y recitando oraciones, como por ejemplo: «Por ser la primera vez / que en esta casa yo canto / gloria al padre, gloria al hijo, gloria al Espíritu Santo». Si coincide que en la casa a la que van a cantar, hay una moza soltera se le canta también: «Manzanita, manzanita / que del suelo te cogí. / Si no estás enamorada / enamórate de mí». Se pasan toda la noche cantando a la puerta de las casas, pero sin llamar. La tradición dice que los que están dentro de casa no pueden dar la luz, porque si la dan, Los Reyicos tienen derecho a entrar y desvalijar la despensa. Al terminar la ronda de cánticos hacen una hoguera. Al amanecer, desayunan juntos y vuelven a recorrer todas las casas del pueblo, y esta vez sí que piden el aguinaldo. Lo piden con una especie de media de lana muy antigua que tejió hace décadas la señora Jacoba. Con lo que sacan, pagan la cena, el desayuno y la comida del día 6 de enero. Al terminar de pedir por el pueblo, todos juntos acuden a misa a cantar y adorar al niño Jesús.
Serrada: Aguinaldos y Sartenes
Serrada es otro de los pueblos con curiosas tradiciones navideñas en las que los protagonistas son los quintos. En este caso nos referimos al Arroz Aguinaldo, un plato singular con una receta similar al arroz zamorano o arroz de matanza, que va asociado a una costumbre única en la provincia, en la que todo el pueblo se vuelca. El día 5 de enero los quintos recorren el pueblo pidiendo el aguinaldo con el que pagar los bailes de los días 5 y 6 de enero. El día 6 por la mañana vuelven a recorrer las calles y casas con una paella donde van guardando los ingredientes que les van entregando los serradeños: arroz, cebollas, patatas, pimientos, chorizos, panceta y otros y derivados del cerdo, huevo duro, aceitunas y naranja para decorar. Ya con todos los ingredientes listos, empieza el cocinado. En ese momento se dan cita otros grupos de amigos que guisan sus propias cazuelas. Cuando todas están listas, se trasladan hasta la Plaza Mayor, donde un jurado compuesto por los miembros de la corporación municipal, elegirá el arroz merecedor del aguinaldo de ese año.
Pedrajas de San Esteban: Misa Pastorela
Esta solemne eucaristía es una de las principales señas de identidad de la Villa Piñonera. De hecho, el consistorio en 2016 la declaró Bien de Interés Municipal, ya que es única en su género en la comarca. Se celebra los días 25 y 26 de diciembre y el 1 y 6 de enero. Son más de 50 los vecinos voluntarios que cada año la interpretan y para ello emplean instrumentos pastoriles como castañuelas o panderetas, además de guitarras, bandurrias y acordeones. Actualmente lo hacen dirigidos por Juan Carlos Herrera Arranz.
Se desconoce su origen pero es una tradición que se ha transmitido de forma oral de generación en generación. En 1923 -este año se cumple un siglo- que Narciso Cerracín, licenciado en Filosofía y Letras y maestro de primera en enseñanza superior, se encargó de armonizarla, con la colaboración del sacristán de la época. Comienza con el 'Kyrie eleison' (Señor ten piedad) y está dividida en cinco partes, 'Kyries', 'Gloria', 'Credo', 'Santo' y 'Agnus dei'. También hay que mencionar el momento en el que el coro canta el villancico 'Celebremos' con el que arranca la ceremonia, así como el 'Momento musical' de Schubert.
Cogeces del Monte: Misa del Gallo Pastorela
Desde que tienen memoria, los vecinos de Cogeces del Monte celebran en la medianoche en la Vigilia de Navidad su tradicional Misa del Gallo en la majestuosa iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Se trata de una celebración que va más allá de la liturgia religiosa, ya que aglutina ecos del pasado, rituales pastoriles y la magia del solsticio de invierno. Esta celebración tiene un gran simbolismo y es testimonio vivo de la profunda conexión que los vecinos tienen con la figura del pastor por su doble papel como símbolo en la historia del nacimiento de Cristo y por la importancia del oficio en el municipio y en la comarca. La protagonizan los propios pastores del pueblo o los que de alguna manera han estado vinculados con la profesión. Durante la misa se canta en latín y también se cantan villancicos del repertorio popular, acompañados por instrumentos de percusión, como la caja, la pandereta, los clavos y otros como los pitos.
La entrada al templo ya es, de por si, todo un ritual. Está encabezada por los miembros de la corporación y los pastores, que portan ramos de espliego y algunos elementos identificativos de su trabajo, como el zurrón o la cayada y entran tocando las cencerras. Durante el ofertorio se ofrecen migas del pastor al Niño Jesús, con la posterior adoración. Incluso se prepara una pequeña representación de una hoguera en el interior del templo. Las cencerras vuelven a sonar en el momento de la consagración. El ritual finaliza con los pastores dando tres vueltas alrededor de la iglesia mientras tocan las cencerras. Desde hace algunos años, esta emocionante tradición se completa con un gran belén viviente.
Villavaquerín: Gran hoguera de los quintos
Los quintos también se celebraban a lo grande en Villavaquerín. Eran los jóvenes que al cumplir la mayoría de edad, se iban a hacer el servicio militar obligatorio. Desde muy antiguo se festejaba la entrada en quintas con una gran hoguera en la noche del 31 de diciembre al 1 de enero. A las 00:00 horas del nuevo año se encendía. Antes lo organizaban los propios quintos, pero con la pérdida de población, desde hace décadas y para que no se pierda la tradición, es el ayuntamiento el encargado de velar por este rito y hacer que la hoguera arda. Este ritual tiene lugar en la zona de las bodegas y todo aquel que lo desea, puede participar.
Portillo (Arrabal de Portillo): Correr las castañas
Otra tradición curiosa donde las haya, es la que se celebra cada 5 de enero en Arrabal de Portillo y que está protagonizada por los más pequeños del pueblo. Se trata de 'Correr las castañas' y consiste en recoger golosinas que son lanzadas desde el balcón del ayuntamiento, desde los balcones de las casas del alcalde y de los concejales del municipio, y también desde las sedes de asociaciones y clubes deportivos.
Parece ser que el origen de esta costumbre se remonta a mediados del siglo XX. Por aquel entonces se celebraba en los dos distritos municipales de Portillo y Arrabal. Durante unos años, la tradición se perdió y cuando se recuperó en los años 80, fue únicamente en el distrito de Arrabal. Esta costumbre señalaba que las denominadas 'Fuerzas vivas' del pueblo (el secretario, el sargento de la Guardia Civil, el párroco, el alcalde y otras autoridades) lanzaban desde las ventanas y balcones, castañas y fruta a los niños del pueblo. Una costumbre que ha evolucionado ya que lo que ahora se lanzan son golosinas. Se recorre todo el pueblo comenzando desde el Ayuntamiento y se visitan las casas del alcalde y concejales que viven en Arrabal (los que viven en Portillo acuden a las casas de sus compañeros del otro distrito). Esta celebración es uno de los momentos más especiales y entrañable de las Navidades en Portillo.
La Zarza: Pedir el Aguinaldo
Otra tradición bonita y curiosa es la que tiene lugar en La Zarza, donde celebran el tradicional Aguinaldo en la tarde el 24 de diciembre. Los niños y jóvenes hasta los 17 años, acompañaos de adultos, recorren el pueblo casa por casa, cantando esta antigua canción: «Aguinaldo, aguinaldo / Señora ¡por Dios!,/ que es el nacimiento del hijo de Dios./ Higos y castañas, todo lo comemos / y un traguito de vino también lo bebemos. /¿Hay aguinaldo?». Los vecinos suelen entregar dinero, polvorones, gominolas y frutos secos. En los últimos años, también se ha creado un nuevo recorrido por el cual, también los adultos ahora piden su propio aguinaldo.
Iscar: El día del bollo
Cada año, el segundo día de Pascuas, el 26 de diciembre, se celebra en Íscar la tradición del 'Día del Bollo', que se mantiene gracias a la Escuela Municipal de Música y a dos asociaciones locales: Asociación Cultural La Pinaza y Asociación Musical Iscariense. Ellas recuperaron la tradición de pedir el bollo hace unos años y la mantienen con gran ilusión por parte de todos. Antaño, los mozos del pueblo salían a la calle con zambombas, panderetas, almireces y botellas de anís para cantar villancicos por las calles y a su paso, los vecinos les agasajaban con bollos. Desde hace unos años, la Asociación Musical Iscariense hace un recorrido matinal con sus músicos más jóvenes mientras que la Asociación La Pinaza con su rondalla, recorre el pueblo por la tarde.
Mayorga: el Día del Niño Jesús
De las numerosas cofradías que hay en Mayorga, la cofradía del Dulce Nombre del Niño Jesús es una de las más antiguas y la que más cofrades tiene. De hecho, la mayoría de los vecinos son incluidos en la hermandad desde su nacimiento. Cada 1 de enero, tras la misa de Año Nuevo, se saca en procesión la imagen del niño Jesús. La sacan los propios niños del pueblo con unas andas especiales. La fiesta continúa hasta el día 2 de enero, cuando la cofradía celebra el Día de sus Difuntos. Se realiza el cambio de insignias y los cofrades acuden en casa del mayordomo que ofrece un vino a los asistentes.
Becilla de Valderaduey: La Quintada
Los quintos de este pueblo antaño tenían una gran fiesta para terminar y empezar el año y su quintada. Actualmente, debido a la despoblación, cada vez hay menos quintos, aunque se siguen celebrando. El día 30 de diciembre los quintos entrantes, acompañados de los jóvenes, piden el aguinaldo a los vecinos. Lo hacen cantando una canción típica. El quinto más mayor porta el 'Vergajo' que es una especie de cachaba o porra, mientras que el quinto más pequeño lleva la bota de vino. Así recorren las casas de la localidad. A aquellos que abren la puerta se les ofrece beber de la bota con una canción típica «Que beba, que beba / Si se acaba se llena. / Qué churris, qué murris / qué suelto está el porrón, ¡Chisplón!». El bebedor no puede terminar de beber antes de que termine la canción, si no, tendrá que volver a intentarlo. A continuación, le piden el aguinaldo, que puede ser comida, dulces o dinero, con esta canción: «Aguinaldo pedimos señora / los quintos del año 2023/ choricicos y longanizas / y otras cosas para beber».
El día 31 de diciembre ya se juntan para una gran cena los quintos del año entrante y los de las quintadas anterior y posterior, en la que degustan todo lo que han conseguido durante el aguinaldo. Antaño los quintos criaban un pollo durante todo el año, que luego sacrificaban y cenaban este día. Según mandaba la tradición, las quintas lo cocinaban y los quintos iban a buscarlo a sus casas, donde se tomaban unos licores. Ahora, ya no se crían ni sacrifican los pollos, aunque si que se cocina este alimento para la cena. Antaño también se hacía una hoguera.
Otras tradiciones más recientes:
Belenes Vivientes
Valladolid es tierra de belenes vivientes. Son muchos los nacimientos de carne y hueso que se recrean en la provincia, a cuál más bello y con más detalle. El de Villanubla, el de Robladillo, Tordehumos, Arroyo de la Encomienda, Laguna de Duero, Simancas, Cogeces del Monte, Rueda, Bobadilla del Campo, Fresno el Viejo, Urueña o Mucientes, por mencionar algunos, aunque hay muchos más. En homenaje a todos ellos, vamos a profundizar un poquito más en los dos más antiguos, el de Cabezón de Pisuerga y el de Wamba.
En Cabezón de Pisuerga, la representación de este gran montaje único en la provincia, se llevó a cabo en el año 1978, en los alrededores de la iglesia. Actualmente se celebra en un escenario permanente situado el cerro de Altamira. Su duración aproximada es de 45 minutos. En él, cobra especial relevancia la arquitectura típica del municipio castellano, con el adobe, la teja, la piedra o la arcilla y en él se mezclan ambientes castellanos, hebreos y romanos. Ofrece un relato bíblico completo, desde la Anunciación hasta la huida a Egipto, pasando por el nacimiento, la adoración de los pastores y la llegada de los Reyes Magos, además de un sinfín de costumbres y oficios de la época, como pastores, lavanderas, canteros, etc. Es una actividad que está declarada de Interés Turístico Regional y que este año se puede visitar los días 16, 23 y 30 de diciembre a las 19:00 horas y el 17 de diciembre y el 7 de enero a las 13:00 horas.
En Wamba, la primera vez que se celebró esta costumbre fue en 1979, cuando tres jóvenes del pueblo, María Jesús, Pili y Andrea organizaron a todos los niños wambeños para representar un gran belén. Prepararon textos, decorados y un gran montaje en el que no faltaba de nada. Hoy, ya octogenarias, las tres ven muy orgullosas cómo el belén se continúa celebrando con la misma ilusión de siempre. Se trata de uno de los más antiguos de la provincia y es un momento importante en la vida de su pueblo, con los niños como protagonistas. Uno de sus grandes impulsores, en la actualidad, es José Luis Álvarez, alcalde del municipio, quien cada año supervisa cada detalle para que todo salga bien y no decaiga esta tradición que va camino de cumplir su medio siglo de historia.
Villafrades: Lotería para restaurar retablos
Dicen que una costumbre se convierte en tradición cuando pasa de generación en generación. La de Villafrades va camino de ello. Desde hace ya 23 años los vecinos de este pequeño municipio juegan al mismo número de la lotería y lo hacen por una buenísima causa, que es mantener su patrimonio histórico. Empezaron jugando la lotería en pesetas y desde que comenzaron a hacerlo, allá por el año 2000, llevan recaudados más de 60.000 euros de donativos, que se han invertido íntegramente en la iglesia parroquial, especialmente para la restauración de los retablos.
En total se llevado a cabo unas diez intervenciones en los retablos, y se han mejorado poco a poco todos los elementos del templo. Lo próximo será cofinanciar la obra de renovación de la carpintería exterior de ventanas. Hace 10 años que se restauró el retablo Mayor y el de las Ánimas y ahora, el siguiente objetivo es de hacer lo mismo con el de la Asunción y el del Santo Obispo.
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