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El río Esgueva se desborda y anega parques, campos y caminos en Valladolid

La espectacular crecida del afluente del Pisuerga, que ha duplicado su caudal en 24 horas, ha inundado tanto la parte baja de Villanueva, en su punto de fuga habitual desde hace más de cinco lustros (sus vecinos y agricultores llevan años clamando por una solución a la Confederación Hidrográfica del Duero), como tierras de cultivos, parques y caminos a lo largo del Valle de Esgueva e, incluso, al borde ya de su desembocadura en la capital, donde el agua ha vuelto a cubrir (también por cuarta vez desde diciembre) los paseos inferiores de su cauce a su paso por Pilarica y Pajarillos.

El desbordamiento del río, cuyo caudal tiende ahora a estabilizarse después de alcanzar un pico de 9,4 metros cúbicos por segundo (su mayor punto del último año) en Villanueva y de 11 en Valladolid (a las 13:00 horas), ha generado enormes balsas de agua, casi lagunas, desde el entorno del citado puente de Villanueva como, aguas abajo, en Olmos y Villarmentero de Esgueva.

Y es en Olmos de Esgueva, también en torno al puente que conduce desde la carretera del valle al casco urbano, donde las ramas arrastradas por el río han taponado dos de sus tres ojos y generado una enorme balsa que corta el carril bici que recorre el valle desde la capital hasta rozar las piscinas, por la margen izquierda, y originar una gran laguna, por la derecha.

«Siempre es igual y llevamos años viéndolo. Primero comienza a venir el forraje (ramas, hierbas secas...) y poco a poco se tapona primera en una pasarela que hay a un kilómetro del pueblo y luego en torno al puente, donde el agua se fuga por un arroyuelo y lo inunda todo», resume el vecino de Villanueva de los Infantes, situado a apenas veinte kilómetros de la capital, mientras señala al parque colindante al puente completamente anegado y a una nave próxima (allí esta vez el agua solo ha llegado hasta la puerta).

El agua inunda también las tierras del entorno del municipio. «Esto pasa aquí y también los dos siguientes pueblos», apunta Pedro en alusión a la situación en Olmos y Villarmentero. En Olmos el tapón se produce habitualmente en torno al puente de piedra. Allí se ha formado una enorme isla de ramas que ciega por completo dos de los tres ojos y hace que el agua se fugue por las dos márgenes.

Pero no solo en el casco urbano, numerosos campos de cultivo entre los tres pueblos están completamente anegados y lucen ahora balsas de agua. Y ya en la capital, el cauce llega a rebosar a la ciudad por Los Santos Pilarica para anegar unos pocos cientos de metros más abajo, ya dentro de la urbe, a su paso por Pajarillos y Pilarica, los paseos inferiores de su cauce en el paseo que luce este nombre.

En la ciudad también se ha duplicado el caudal del río en las últimas horas y el pico ha llegado a media mañana de este domingo, con una punta de 11,24 metros cúbicos por segundo, la mayor del último año. Cabe recordar que el nivel de alerta de desbordamiento (de la parte superior del cauce) se sitúa en 14 en el casco urbano.

Con este son ya cuatro los episodios de crecidas, y desbordamientos, protagonizados por el Esgueva en los últimos cuatro meses. Los anteriores se registraron los días 4 de diciembre, 17 de enero y 27 de febrero (hace tan solo doce días), aunque con puntas inferiores a las actuales, si bien entonces también anegó terrenos próximos, sobre todo, a Villanueva de los Infantes y los paseos inferiores ya en la capital.

La tendencia del caudal del Esgueva es ahora a la baja a su paso por Villanueva de los Infantes, aunque se mantiene por encima de su nivel de alerta (por encima de los siete metros cúbicos) y estable en la capital.

Y el principal río de la ciudad, como es el Pisuerga, está experimentando una notable crecida (está en alerta a su paso por Palencia, al igual que el Arlanza en dicha provincia y en Burgos) en las últimas horas y espera aún el pico de la presente crecida, similar en cuanto a volumen a la que registró a mediados de enero, con un caudal al alza de 214 metros cúbicos por segundo, suficiente para rondar ya los paseos inferiores bajo el puente de Poniente, pero muy alejado aún de su nivel de alerta (619).

El Duero, a su vez, también está creciendo, aunque de forma muy moderada, y arrastra ahora 146 metros cúbicos por segundo antes de bañar la capital en Puente Duero (ayer llevaba 129); mientras en San Miguel Pino lleva 363 metros cúbicos (305 el día anterior).

Y el cuarto río capitalino, el Adaja, que baña la urbanización Los Doctrinos (al otro lado de Villanueva de Duero), se mantiene estable con su caudal habitual de las últimas semanas de 24 metros cúbicos por segundo. Nada que ver con la crecida histórica de mediados de enero, cuando alcanzó unos inéditos 240 metros cúbicos. Tampoco el Cega, que entonces llegó a los 208 metros cúbicos, está creciendo en este episodio, y arrastra 17 a su paso por Megeces.