Patricia González
Viernes, 12 de agosto 2022
La cultura vitivinícola en La Seca marcó su desarrollo económico y social desde el siglo XVI. Cuna del Oro de Castilla, sus verdejos elaborados de forma tradicional han destacado desde tiempos ancestrales por su estructura y volumen suave, sus aromas intensos, que van desde los matices cítricos y herbáceos hasta algunos tonos amargos que les confieran una elegancia inconfundible.
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Elegancia que también se puede apreciar en los relieves y bulto redondo, policromía y profundo dinamismo de sus obras más valiosas, como el altar mayor de la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Y es que además de ser cuna del verdejo, también es cuna de tallistas y retablistas, artistas barrocos procedentes en su gran mayoría de la escuela vallisoletana que no solo consiguieron con el paso de los años que sus obras fueran declaradas bienes de interés cultural, sino que también fueron los encargados del proceso de transformación a la barroca por el que pasó la Catedral de Santiago de Compostela.
Uno de los grandes personajes que han marcado la historia del municipio fue el escultor Juan Macías (La Seca 1721-Valladolid 1802). Contemporáneo de otros notables tallistas de la comarca, como Luis Salvador Carmona (Nava del Rey, 1708-Madrid, 1767) o Felipe de Espinabete (Tordesillas, 1719-Valladolid, 1799), su obra se disemina por el sur de la provincia de Valladolid. Autor del actual retablo del altar mayor del principal templo del municipio, sus vecinos celebraron durante el pasado año el tercer centenario de su nacimiento.
De 1658 a 1676: José de la Peña y Moro es maestro de obras de la Catedral de Santiago de Compostela. Al servicio de José de la Vega y Verdugo (canónigo fabriquero) es autor del cimborrio de la basílica compostelana, del Pórtico Real y de la Torre de Campanas.
1767: Juan Macías crea el retablo del Altar Mayor de la Iglesia de San Juan Bautista de Rodilana. También se le encargan a Juan Macías el púlpito y las puertas y sobrepuertas de los laterales del tramo presbiterial.
Respecto al retablo, relata Ángel Suárez Aláez, autor del libro Historia de la Villa de La Seca (Diputación Provincial de Valladolid, 1997) se encargó para que fuera el elemento principal de la Iglesia de la Venerable Orden Tercera de San Francisco, pero el 30 de enero de 1962 la torre de la iglesia cayó sobre la nave central y los espacios adyacentes del propio templo. Una desgracia patrimonial de envergadura. Y una desgracia también para el orgullo y la seña de identidad de un pueblo. Tras la accidental caída, el altar se instaló en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.
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Macías, también es autor en la Iglesia de San Juan Bautista de Rodilana (1767), municipio situado a unos siete kilómetros de La Seca, de su altar mayor con dos de sus esculturas dedicadas a San Juan Bautista y la Asunción sobre nubes. Asimismo, también le encargó de la construcción del púlpito y de las puertas y sobrepuertas de los laterales del tramo presbiterial. El templo fue declarado Bien de Interés Cultural por los relieves de los Hermanos Corral.
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