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El retablo dorado del Santo Cristo Crucificado de Megeces vuelve a brillarEl popularmente conocido como retablo dorado de la iglesia parroquial de Santiago Apóstol de Megeces, dedicado al Santo Cristo Crucificado, luce de nuevo en todo su esplendor una vez finalizados los trabajos de restauración llevados a cabo durante los últimos cuatro meses por los especialistas ... de la empresa abulense Alfagia Conservación de Bienes Culturales, en los que la Diputación de Valladolid ha invertido 24.254,45 euros.
Un retablo de original traza, en el que se apreciaban numerosos desconchones en la policromía, el ataque de xilófagos, la pérdida de algunos elementos decorativos y ennegrecimiento, fechado en el primer tercio del siglo XVII, totalmente acabado en dorado; cuya arquitectura sigue el modelo de los templos clásicos (columnas estriadas, arquitrabe, friso, frontón y tímpano) y en el que destaca en lo alto una pintura sobre tabla de Santiago a Caballo que estaba muy ennegrecida y en su única hornacina alberga un Santo Cristo de bulto esculpido en el último tercio del siglo XVI, que fue costeado por Pedro Sanz y que perteneció a la antigua Cofradía de la Vera Cruz -podría relacionarse con la obra escultórica de Pedro de Bolduque-.
La intervención llevada a cabo ha incluido tratamientos de limpieza, desinfección, desinsectación y protección, reposición de volúmenes perdidos y reintegraciones de policromías; y los trabajos efectuados han sido la redacción de proyecto o memoria de intervención, el acondicionamiento del espacio de trabajo, el montaje de andamios y medios auxiliares, la retirada de enseres de paredes y suelo, la protección del solado con planchas de cartón, la instalación de andamio multidireccional que permitiera el acceso a todos los puntos de la obra, sistemas eléctricos y de iluminación homologados y con sus preceptivas medidas de seguridad, la habilitación de una zona de taller de trabajo para el tratamiento de las esculturas y de almacenaje para los materiales, y la documentación gráfica y fotográfica de la intervención del conjunto y de sus detalles en la que se ha reflejado tanto el estado antes y después de la restauración como el seguimiento particular de cada fase del trabajo.
Además, se han tomado datos y documentación al inicio y durante el desarrollo de los trabajos mediante la elaboración de fichas y diarios de trabajo, realización de cartografías (materiales y técnicas, patologías, tratamientos...), toma de muestras para el estudio y caracterización de materiales en un laboratorio especializado analizándose las muestras necesarias que ayudaran a documentar la obra y a llevar a cabo los tratamientos correctos de restauración, el control de las condiciones de humedad y temperatura, mediante mediciones y registro con termohigrómetros digitales, la limpieza superficial procediéndose a la eliminación mecánica de polvo, biodepósitos, restos orgánicos y de depósitos de suciedad mediante aspiración y brochas de pelo suave, el empapelado de protección y sentado de color las zonas que presentaban levantamientos con riesgo de pérdidas, y la fijación y sentado de los estratos que presentaban levantamientos en las policromías y dorados de tallas, relieves y esculturas eligiendo el adhesivo teniendo en cuenta las características físico-químicas y morfológicas de la policromía, estratos de preparación y soporte.
También se ha consolidado el soporte de madera (carpintería de restauración y reintegraciones volumétricas) y realizado una limpieza mecánica del soporte y tratamiento de carpintería del retablo para su correcto afianzamiento estructural, dichas reintegraciones volumétricas se han limitado a los elementos seriados, de carácter simétrico o repetitivo, y las pérdidas de talla decorativa se han estudiado individualmente para la reconstrucción de fragmentos, recurriendo al concepto de mínima intervención y reponiendo así solamente las partes realmente necesarias para la visión global del conjunto, eliminando los paneles de cierre de la predela y su sustitución por otros más adecuados, que se integraran en el conjunto, potenciando la visión de los restos de original. Además se ha realizado una trasera de fondo de la hornacina y se ha eliminado la tela roja que cubría la misma.
Igualmente se ha procedido a la eliminación de los elementos ajenos al retablo (sistemas eléctricos y de iluminación) para evitar posibles incendios así como de floreros, telas, tableros e imágenes modernas ajenas al original, la limpieza de las superficies policromadas y doradas del retablo de restos de suciedad y del barniz oxidado mediante el empleo de métodos físico-químicos probándose diferentes mezclas de disolventes hasta encontrar las más apropiadas para la obra y menos dañinas para el restaurador, el estucado de las lagunas de preparación ciñéndose de forma exclusiva a aquellas pérdidas que suponían un detrimento en la visión y lectura estética de las obras que componen el conjunto, la reintegración cromática utilizando materiales reversibles y compatibles con el original y métodos discernibles que permitan la identificación de la restauración.
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Todo ello documentándose debidamente y limitándose a las zonas que por su localización o extensión perturbaban la visión de la obra al objeto de conseguir la unidad estética y cromática del conjunto favoreciendo la correcta lectura del mismo, para ello sólo se han empleado materiales de primera calidad y suficientemente testados siguiendo el criterio de la mínima intervención necesaria dentro de un planteamiento de coherencia y homogeneidad en la selección del procedimiento.
Por último se ha procedido a un barnizado de protección final de las policromías aplicando una resina mediante impregnación o nebulización que proteja la superficie de los agentes externos con un producto estable y reversible dentro de los parámetros convenientes, el montaje de los elementos desmontados, y finalmente la redacción de una memoria de la intervención que incluye: descripción iconográfica y documentación histórica, documentación derivada de la realización de analíticas y caracterización de materiales, descripción del estado de conservación inicial y de las patologías detectadas en todo el proceso de intervención, documentación gráfica y fotográfica, tratamiento realizado y productos empleados, documentación gráfica y fotográfica, documentación fotográfica comparativa del antes y después de la intervención, y un informe de pautas de conservación y mantenimiento de la obra restaurada.
A primeros del año 2019 la comunidad parroquial de Megeces denunciaba su preocupación por el deterioro que sufrían varios de los retablos del templo dedicado a Santiago Apóstol, al tiempo comenzaban a movilizarse para pedir que las instituciones (Ayuntamiento, Diputación de Valladolid, Junta de Castilla y León y Arzobispado de Valladolid) se implicaran a fin de poder acometer la actuaciones necesarias para su restauración y conservación.
Y es que como señalaban entonces, «el paso del tiempo, junto a un deficiente estado de conservación, no perdonan haciendo que cada día se manifiesten con mayor intensidad grietas, pérdida de policromía, ennegrecimiento, desprendimientos, desencolados..., amén de otros no menos preocupantes que son un serio riesgo como son los ataques de los temidos xilófagos».
Aunque la mayoría de los retablos que alberga el templo están necesitados de alguna manera de una intervención, incluido el mayor que preside el presbiterio y que a priori parece que presenta un más que aceptable estado de conservación, dos eran los retablos que aseguraban presentar mayores problemas. Concretamente los situados en el lado del evangelio: el retablo dedicado a la Virgen de la Expectación popularmente conocido como de Nuestra Señora de la O y el ahora restaurado donde los desperfectos saltaban al primer golpe de vista.
Cinco años después, los días previos a las celebraciones religiosas de Semana Santa la comunidad parroquial recibía con alegría la noticia de que por fin una administración pública, la Diputación Provincial de Valladolid, iba a intervenir en uno de ellos este año en el marco del programa anual de restauración de retablos de iglesias de la provincia. Concretamente el dedicado al Santo Cristo, que junto con los mayores de las iglesias parroquiales de Santa María de Padilla de Duero y Santiago Apóstol de Alcazarén forman parte del paquete que dicha institución sacó a finales del pasado año a concurso para su contratación en tres lotes.
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