Valladolid

Rescatan a una septuagenaria que se tiró al canal del Duero: «Hemos salvado una vida»

Los hechos ocurrieron el sábado 4 de noviembre, en torno a las 19:00 horas. La alerta amarilla por fuerte viento ese día no fue en vano y el mal tiempo hizo que pocos decidieran salir a la calle, más aún a esa hora, cuando ya se había metido el sol y la temperatura comenzaba a bajar drásticamente. Pero lo que decía la Agencia Estatal de Meteorología perdió relevancia en el puesto principal de Laguna de Duero cuando un aviso alertó a los agentes de que una mujer se encontraba sentada sobre el pretil del puente que cruza el canal del Duero por el camino del Portillejo. La persona que comunicó esta circunstancia señaló que le resultó raro ver a la mujer con las piernas colgando hacia el canal y que «tal vez» pudiera haber un intento de suicidio en esa actitud.

Al recibir el aviso, los agentes se subieron al coche y acudieron con celeridad al lugar indicado. «Apagamos completamente el rotativo para no llamar la atención de esta persona. Era de noche, no había nada de claridad, pero con la luz del vehículo la vimos sentada encima del puente, como decía el aviso. Así que aparcamos a unos metros de ella y cuando salimos del coche y alumbré la zona con la linterna ya no estaba», explica José Ántonio González.

La mujer se había tirado y había que sacarla del canal. «Mi compañero se empezó a quitar el arma por si teníamos que tirarnos al canal y mi mayor obsesión era no perderla de vista e intentarle convencer de que viniera para la orilla, pero la mujer nadaba a duras penas, era una persona mayor y se la llevaba la corriente. Así que me tiré al canal a por ella y la pudimos sacar entre mi compañero y yo», indica José Antonio en un relato que no acaba aquí. «Cuando salimos, estábamos los dos empapados y hacía muchísimo frío. Me abracé a ella para darle un poco de calor mientras mi compañero avisaba a la central para que viniera una ambulancia urgente, pero la mujer empezó a tiritar y a ponerse pálida, con claros síntomas de hipotermia, así que decidimos subirla al coche y llevarla al centro de salud de Laguna», indica el agente.

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Una vez que se atendió a la septuagenaria en el centro de salud, los sanitarios decidieron derivarla al Hospital Río Hortega y los agentes regresaron al cuartel. «Nos fuimos a cambiar porque estábamos empapados y se fueron otros compañeros con ella al hospital. Nos dijeron que habían llegado muchos familiares y nos trasladaron que se encontraban muy agradecidos. Eso te deja una sensación de satisfacción», explica José Antonio González, que durante la intervención sólo pensaba en que esta historia acabara con final feliz. «Hace tiempo intervine en un intento de suicidio y por desgracia no pudimos hacer nada. Una persona quería arrojarse desde un quinto y cuando llegamos aprovechó para tirarse. Después de eso, estuve meses con un vacío por dentro y no quería que me volviese a pasar esto», explica este vallisoletano.

Por su parte, David Ramiro resume lo que sintió tras la intervención con una frase que destila amor por la labor que desempeña, que para él es más servicio que trabajo. «La satisfacción del deber cumplido es lo más bonito que puede tener un guardia dentro del benemérito cuerpo. Sin duda alguna», concluye este agente, que encuentra en esa sensación la mejor recompensa a su actuación del sábado.