Regreso al baile de los abuelos

Pasear, estar con los amigos, salir en bicicleta, ir a la piscina, hacer algún deporte, ir al bar a tomar algo son solo algunas de las actividades que los jóvenes hacen en el pueblo durante las vacaciones estivales, en las que los vecinos se unen a los veraneantes. Unas actividades a las que este verano un grupo de jóvenes Melgar de Abajo ha unido la inquietud por aprender las danzas de paloteo que en su momento bailaron sus padres, tíos y abuelos.

La idea fue lanzada por Elena Villacé, nacida en Melgar de Abajo, que, aunque viva en Valladolid, siente una gran pasión por todo lo que tiene que ver con su pueblo natal, quizás porque siempre tiene que haber alguien que tire del carro. La reacción del grupo de jóvenes fue hacer suya la propuesta con gran ilusión, no tardando en iniciarse las clases, con Marta Gómez haciendo de profesora como vecina de Villafrades de Campos, pueblo de gran tradición en el paloteo, aunque también con la presencia de algunos veteranos vecinos que con sus recuerdos «han hecho posible recuperar las canciones y pasos de cuando bailaron las danzas en su momento», en una voluntad de memoria unida a la identidad.

Las danzas del paloteo en Melgar de Abajo se han ido bailando de forma intermitente. La gente del pueblo las bailaba porque un señor del pueblo, Aniano, que era «el birria» de la danza (es el que coordinaba el baile), enseñó a muchos vecinos, siendo en principio un baile de hombres. Estas danzas se volvieron a retomar en 1956 aproximadamente, por medio de la Sección Femenina. Más adelante, se dejan de bailar, y en 1998, en la iglesia de San Juan de la localidad, se volverán a retomar por un grupo de jóvenes, algo que también se hace en 2006 y en el presente año. Las danzas del paloteo se bailaban en las fiestas y en las procesiones que se celebraban en el pueblo.

Sin embargo, hay que remontarse mucho más atrás en el tiempo. El etnógrafo Rafael Gómez Pastor, en uno de sus estudios, recuerda a la potente Cofradía de Nuestra Señora del Rosario de Melgar de Abajo, documentada en la iglesia de San Juan desde el siglo XVI, que llegó a tener hasta más de 200 cofrades en el siglo XVIII, muchos de pueblos circundantes. Esta cofradía, en su festividad, tuvo danzas de Matachines («se dan golpes con espadas de palos», según el Diccionario de Autoridades), acompañadas, con vistosos vestuario, de tambor y flauta.

Este actual regreso al paloteo se ha iniciado con la recuperación de la danza de Las Ovejuelas con el objetivo de que sea bailada este domingo como gran protagonista de la celebración de la quinta edición de la Fiesta Labriega Campesina, que, «ante tanta fiestas medievales y renacentistas, pretende conmemorar la esencia de nuestro pueblo de Tierra de Campos, de labranza y viñedos, un homenaje a nuestros mayores, a su continuidad y constancia», según expresó Elena Villacé, quien indicó que «nos gusta nuestra tierra, la comarca, y nos da rabia que cada vez haya más despoblación, que cada vez nos olviden más las administraciones».

Los jóvenes que se han apuntado a la iniciativa estuvieron de acuerdo en señalar «lo divertido de la experiencia y la importancia de recuperar una tradición del pueblo». La Fiesta Labriega Campesina comenzará a media tarde con el pregón, en el que se les recordará a todos los vecinos el que hayan decorado las fachadas del pueblo con aperos de labranza y productos agrícolas de la zona, como girasoles, espigas y flores, y que se hayan vestidos de labriegos y campesinos. Entonces se comenzará el pasacalles con música de dulzaineros, en el que se irán cantando canciones tradicionales y baile de jotas, con gran protagonismo de los jóvenes con la danza de paloteo de Las Ovejuelas, en especial delante del hogar de los jubilados, como un homenaje a los mayores, en la plaza de la iglesia de San Juan y en la plaza Mayor, donde se cantará el Himno a Castilla, antes de que haya una degustación de sopas de ajo amenizada con música.

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