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«No se lo voy a decir más veces o disparo», bramaba uno de los tres guardias civiles que a primera hora de la mañana de este martes han perseguido, acorralado y finalmente reducido a tiros a un joven de 24 años que se paseó ... por las calles de Cabezón de Pisuerga portando una guadaña con la que amenazó a los pocos viandantes con los que se encontró y después a los agentes que le detuvieron.
Un vídeo grabado por un testigo muestra la secuencia inicial de la persecución, que comenzó pasadas las siete de la mañana en la parte posterior del propio cuartel de la Benemérita, situado en la avenida principal de acceso al núcleo urbano, en el número 9 de la avenida de José Zorrilla.
Allí salieron inicialmente los agentes para hacer frente a un joven, que portaba un frontal con linterna en la cabeza y una guadaña, un instrumento agrícola para la siega compuesto por un palo y una afilada hoja curva que rondaba los cuarenta centímetros de longitud.
Tres agentes uniformados intentaron entonces calmar al joven y le invitaron hasta la saciedad a que soltara la contundente arma blanca con infinidad de advertencias para que lo hiciera para evitar que tuvieran que disparar. Pero no hizo caso. «Estaba fuera de sí y no hacía caso», relatan los testigos del incidentes.
Los tres agentes, en un primer momento, encañonaron al joven en la parte posterior del cuartel a un distancia prudencial mientras éste blandía en actitud amenazante la guadaña hacia ellos. «¡Al suelo!», «¡échese al suelo!», advirtieron los agentes antes de bramar un: «No se lo voy a decir más veces o disparo» y de continuar advirtiéndole de lo que finalmente ocurrió: «¡Deje la guadaña o disparo».
El joven, lejos de soltar la guadaña, inició una carrera hacia la avenida de José Zorrilla para continuar en su huida, con los guardias siguiendo de cerca sus pasos, hasta la calle Monte para continuar por la calle Butacas. En esta última vía, a la altura del cruce con Cestero, los agentes lograron acorralarle y, «ante su violenta actitud» y sus reiteradas amenazas, uno de ellos efectuó un disparo que le alcanzó en una pierna. Algunos testigos, eso sí, relata que escucharon, al menos, «dos detonaciones». Hubo, quizás, un primer disparo al aire de advertencia para poner fin a la huida.
La persecución se prolongó durante 420 metros, desde la parte de atrás del acuartelamiento hasta el citado cruce de las calles Butacas y Cestero. Allí los agentes, una vez abatido el joven y alejada de su alcance la guadaña, ellos mismos le realizaron un torniquete hasta la llegada de los sanitarios que le trasladaron pasadas las ocho de la mañana al Clínico.
El joven de 24 años, vecino del pueblo, permanece ingresado y «fuera de peligro» en el citado hospital. Allí continuara en calidad de detenido a la espera de recuperarse de la herida de bala y de pasar a disposición judicial. Será investigado, como mínimo, por los delitos de atentado a la autoridad y desórdenes públicos.
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El subdelegado del Gobierno, Jacinto Canales, ha señalado que se están investigando las circunstancias de este episodio de violencia y la actuación de los propios agentes, si bien ha acotado que, en principio, todo apuntan a que hicieron «un uso correcto de su arma reglamentaria y dispararon a una zona no vital tal y como recoge el reglamento».
La Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC), por su parte, ha criticado la falta de medios materiales y humanos con los que cuenta el cuerpo para afrontar este tipo de situaciones: «Lo hemos denunciado hasta la extenuación a y hoy se ha podido constatar que los guardias civiles en Valladolid carecen de los mismos medios que la Policía Nacional para hacer frente a estas situaciones de grave riesgo para la ciudadanía».
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