«Recuerdo cuando vendía el litro de gasolina a 6 pesetas, es una barbaridad lo que cuesta ahora»

Todos los recuerdos de su vida están impregnados de un inconfundible olor a gasolina y hoy recuerdan con ironía cuando cobraban 6 pesetas (0,036 euros) por cada litro que despachaban desde aquel viejo surtidor que instalaron en 1958. «Entonces el valor del producto era de 2 pesetas el litro (0,012 euros), y de impuestos, había que añadirle otras 4 pesetas (0,02 euros/litro). Al final, se pagaban 6 pesetas por litro de combustible. Empezamos vendiendo únicamente gasolina de 62 octanos, que prácticamente era petróleo, y sólo se podía utilizar para uso agrícola, por ejemplo para los motores de riego. Hoy, el litro equivaldría a unas 350 pesetas al cambio. ¡Menuda ruina! ¡Menos mal que ya no tenemos coche!», dice este matrimonio de gasolineros nonagenarios.

«Eso sí, cada vez que llenamos el tanque de la calefacción, nos acordamos de aquellas 6 pesetas de entonces. Pero claro… si nos queremos calentar, no nos queda más remedio que pagar los dos euros, por mucho que nos duela el bolsillo», continúan.

Más información

El agujero negro de Valladolid: un millar de vecinos viven sin servicios a 20 kilómetros de la capital

Álvaro Muñoz Laura Negro

Un Uber rural en Wamba para llevar a los niños a clase

Álvaro Muñoz

Con aquel viejo surtidor despachaban la gasolina que extraían desde pesados bidones de 200 litros. «Era un trabajo incalculable. Había que despachar todo a mano, ya que no había depósitos». Como el parque de vehículos creció y la demanda iba en aumento, a principios de los años 60 del siglo pasado, construyeron la primera estación de servicio en la comarca y una de las primeras de la provincia. Ya entonces empezaron a vender gasolina de 85 octanos para vehículos. «En 1963 inauguramos la estación de servicio, que era de tercera categoría. No había ninguna en todo el contorno. Los agricultores venían con remolques cargados de bidones vacíos y se los llevaban llenos. Entonces los despachos más cercanos eran Medina de Rioseco y Valladolid. En Tordesillas solo había un surtidor como el primero que tuve yo. Cuando se notificaba una subida de céntimos o de una peseta, todos los agricultores de la comarca corrían con sus tractores a reponer sus bidones y ahorrarse un buen dinero. El pueblo entero se llenaba de tractores haciendo cola y a veces tenían que esperar uno o dos días hasta que les tocara, porque la CAMPSA (Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos, S. A) tenía que venir a rellenar los tanques. En una ocasión, durante una de las reuniones que teníamos los gasolineros de la época, a un compañero del gremio se le ocurrió decir que llegaría un momento en el que la gasolina llegaría a costar 75 pesetas el litro (0,45 euros) y a todos nos pareció una verdadera locura. Hoy no sólo se ha llegado a esa cifra, sino que se ha superado con creces», prosiguen.

Los dos primeros depósitos que tuvo la gasolinera de la familia Luengo Lorenzo, fueron de 10.000 litros cada uno. Tuvieron que ampliar hasta los 70.000 litros. «Con los años, se fueron abriendo más gasolineras en Villanubla, La Mudarra, Vega de Valdetronco… pero luego el monopolio del petróleo se liberalizó y los agricultores empezaron a comprar el combustible a domicilio. La venta bajó mucho. Después de jubilarnos, la gasolinera la llevó durante unos años nuestro sobrino, y pasados unos años, finalmente se cerró. Fue una pena, porque ahora la gente de por aquí, se tiene que desplazar hasta Vega de Valdetronco, Mota del Marqués, Tordesillas o Villanubla para repostar», dice Luis.

«Fuimos muy felices sabiendo que dábamos un servicio muy necesario. Entonces nos costaba muchísimo dinero llenar un tanque y eso que la gasolina estaba barata. A veces me pregunto cuánto nos costaría llenar aquellos tanques ahora, al precio que esta actualmente el combustible. Sería una auténtica barbaridad», termina María.