134 elementos dedicados al franquismo perduran en la provincia de Valladolid

Castilla y León se encuentra en un primer puesto de la nomenclatura del callejero que da nombre a personas o a hechos relacionados con la sublevación, con un total de 363 símbolos, de los cuales 70 son lápidas e inscripciones, 45 son placas y 24 aparecen en forma de escudos y relieves.

Por provincias, Valladolid se sitúa a la cabeza con 134 elementos según el registro de la plataforma digital 'deberiadesaparecer.com'. Posterior a Valladolid, las provincias que poseen un número de insignias de mayor a menor son León, Salamanca, Zamora, Palencia, Burgos y Segovia, y finalmente Soria con 12.

En total, la aplicación ha detectado un total de 5.596 elementos a nivel nacional. La mayor parte de los símbolos franquistas permanecen en espacios privados, 4.614. Y en el caso de los que continúan públicos la cifra es de 982.

Según las explicaciones de Eduardo España, de Couple Studio, editores de la página, la herramienta permite mantener al usuario informado sobre el panorama nacional a nivel legislativo. Por otro lado ilustra «el mapa de la ilegalidad»,como apunta España, en el que aparecen reflejados la pervivencia de 5.596 símbolos franquistas en el país, pese a la aprobación de la Ley de Memoria Histórica aprobada hace 15 años. Y, por último, además del mapa interactivo, se ha incluido un formulario con el fin de impulsar la creación de una base de datos actualizada en la que se incluyan fotografías. La cual servirá como punto de partida para que los actores puedan iniciar un debate sobre si requiere una actuación.

El presidente de la fundación Jesús Pereda de CCOO de Castilla y León, Ignacio Fernández Herrero, ha destacado la necesidad de involucrarse en este proyecto para recuperar la memoria obrera, la memoria sindical y la memoria democrática en un momento «muy oportuno en los tiempos en los que se habla de concordia». El presidente quiso hacereferencia al Gobierno autonómico formado por PP y Vox y a su propuesta de legislar sobre la «concordia», «una vacuidad», a su parecer, que trata de verter el concepto de la memoria histórica. El proyecto contribuye «a la justicia, reparación y a la no repetición», concluye Pereda.