«Mi prima me dijo que su marido se había vuelto loco»
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La testigo afirmó que la acusada de acuchillar a su pareja fue a buscarla en estado de shock, con golpes en la cara, y sólo quería que fueran a buscar a su hija, de 7 años, a casaLa primera sesión del juicio contra Nadya Borisova Basilova, de 33 años, procesada por acuchillar a su marido mientras dormía -en el piso conyugal de Tordesillas y en pleno confinamiento por la pandemia-, ha concluido este miércoles con todavía más interrogantes de los que ... había sobre los motivos y circunstancias que rodearon al intento de asesinato por el que la ciudadana búlgara se expone a penas de diez a trece años de prisión. Hay que esperar al mediodía de este jueves para escuchar su versión de lo que ocurrió en torno a las siete de la mañana del 26 de abril de 2020 y si esta versión difiere de la ofrecida por su ex esposo y víctima, Ricardo S. H., quien sostiene que desconoce el porqué de la agresión, que tuvo lugar mientras la hija de ambos, de siete años, dormía en el sofá del salón. «Eramos un matrimonio normal», ha asegurado. Nunca hubo denuncias de maltrato.
Pero, según Anna, la prima de Nadya, que la acompañó hasta el cuartel de la Guardia Civil, esta había llamado a su puerta, muy nerviosa, para que la ayudara. Presentaba signos visibles de haber sido golpeada, ha asegurado la testigo: un chichón en la frente, heridas en las manos y marcas en el cuello. «Estaba muy apurada y casi no podía hablar. Estaba muy asustada y solo me decía que fuera a por la niña. Después de dos horas, cuando le volví a preguntar, me dijo que 'Ricar' estaba fuera de sí, que estaba mal, que había perdido el juicio, que se había vuelto loco».
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La magistrada presidenta del tribunal, Lourdes del Sol, admitió la petición de la defensa para que la procesada fuera la última en declarar en lugar de ser la primera, algo inusual en la Audiencia de Valladolid pero que es un derecho reconocido avalado por sentencias del Tribunal Supremo. Así que el juicio empezó por los testigos. Los primeros, los dos guardias civiles que cuando estaban patrullando por las inmediaciones del cuartel de Tordesillas se toparon con Nadya y su prima Anna cuando iban a entrar en el puesto. «Estaba muy nerviosa, apenas se le entendía, pero decía que había apuñalado a su marido, así que fuimos inmediatamente al domicilio a comprobarlo», señaló el primero de los agentes a preguntas del fiscal. El piso del matrimonio está a poco más de ciento cincuenta metros del cuartel, con lo que apenas tardaron en llegar, convinieron los dos agentes.
Un vecino les abrió la puerta del portal del edificio y cuando llegaron al piso de la pareja observaron que la puerta de entrada estaba entreabierta. Llamaron varias veces pero nadie respondió. Uno de los guardias se dirigió a la cocina y el otro fue quien se encontró la dantesca escena en el dormitorio principal de la pareja. «¡Está aquí!», alertó a su compañero, quien ya había visto a la niña durmiendo en el salón. Según estos testigos, Ricardo S. H. se encontraba sentado en el suelo del dormitorio, con las piernas estiradas, apoyado en el marco de la puerta del cuarto de baño, «con los ojos »abiertos como platos y sin articular palabra«. Tenía la cabeza ensangrentada y una herida abierta en la parte alta del abdomen. Era una de las dos cuchilladas que recibió, la otra fue por la espalda, en el costado izquierdo. El cuchillo estaba debajo de él. Sorprendió a los agentes, según explicaron al tribunal, que el interior del aseo estaba encharcado de agua enrojecida y la alcachofa de la ducha en el suelo. También la ropa de cama estaba en el suelo de la habitación, a los pies, así como la chaqueta del pijama de la víctima, de cuadros y franela oscura.
Los guardias llamaron al 112 y dos técnicos de una ambulancia de soporte vital básico se llevaron al herido. En el centro de salud de Tordesillas se decidió el traslado al Hospital Río Hortega de Valladolid, donde fue intervenido quirúrgicamente. La descripción del escenario del crimen que pintó el conductor de esa primera ambulancia al tribunal y, en especial, sobre el estado que presentaba la víctima del acuchillamiento, sembró la confusión en la sala de vistas, al ser diametralmente opuesta a la de los agentes de la Guardia Civil. Tanto es así que la presidenta del tribunal tuvo que 'centrar' al entusiasta testigo, que no terminaba de aclararse con la orientación de los elementos de la fotografía del dormitorio que se le mostró. Según declaró, el herido estaba muy agitado, «no se estaba quieto» y les costó colocarle sobre la cama y después en la camilla. «El señor andaba por la casa ensangrentada, nos costó tranquilizarle y explorarle, creo que se había lavado».
Otro cabo suelto que quedó en el aire es qué pasó con el teléfono móvil de Nadya, un aspecto en el que insistió su abogado defensor, sin obtener respuesta. Tanto, que llegó a pedir un careo de su patrocinada con el guardia civil que declaró en primer lugar, lo que no fue admitido por la presidenta del tribunal. Al parecer, la acusada, después de acudir al puesto y contar lo ocurrido, fue acompañada hasta su casa para recuperar su teléfono móvil que, al parecer, se había dejado en una de las mesitas de noche del dormitorio. Este extremo fue negado por los agentes de la Guardia Civil, quien insistieron en que la detenida no volvió a salir del cuartel desde que llegó.
Una segunda incógnita es si la procesada era consumidora de drogas o si las consumió el día de autos. El análisis realizado en el laboratorio solo se centró en si había restos de consumo de anfetaminas y cánabis, pero no de cocaína. La que por aquellas fechas era su mejor amiga, Silvia P. O., negó rotundamente que la procesada consumiera drogas, si bien el ex marido señaló que Nadya le había suministrado la última bolsa «de lo que creía que era 'speed'», que habría esnifado en el ático de su domicilio antes de irse a la cama y sufrir el apuñalamiento. Dicha bolsita de plástico se encontró sobre la encimera de la cocina.
La única circunstancia que quedó clara en una sesión de muchas contradicciones es que el contexto previo de la agresión estuvo marcado por un importante consumo de drogas durante el fin de semana: cocaína y 'speed' mezclados con alcohol durante todo el fin de semana por parte de la víctima. Éste ha declarado que apenas recordaba nada de lo que pasó, excepto que se acostó un tanto «mareadillo» y cuando había conciliado el sueño notó «un primer dolor fuerte» y se volvió de costado. Entonces sintió «otro pinchazo» y unos golpes en la cabeza y fue en ese momento, dijo, cuando vio a Nadya. «Después perdí la conciencia y no recuerdo más que me levantó la Guardia Civil».
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