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Sofía fernández
Renedo
Sábado, 19 de septiembre 2020, 21:20
Los vecinos de Renedo de Esgueva han dicho basta. Se oponen con fuerza a la ocupación, pero por encima de todo, rechazan de forma tajante las amenazas y la violencia. La gota que colmó el vaso fue la agresión verbal y física que sufrió ... el pasado miércoles un vecino de la localidad por parte de uno de los okupas, que llegaron hace casi un año al municipio. No es algo nuevo y, según piensan algunos vecinos, «se veía venir» ante la creciente violencia que mostraba el autor de los hechos, el mismo que el pasado mes de agosto amenazó e insultó a varios sanitarios del Centro de Salud de la localidad ocasionando además desperfectos en las instalaciones.
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Con este tenso panorama y ante la necesidad de actuar, más de doscientos vecinos se acercaron este sabado por la tarde hasta la Plaza del Guindo para apoyar la cacerolada pacífica convocada por los propios habitantes de Renedo de Esgueva, que llevan casi un año aguantando insultos, amenazas y comportamientos reprobables por parte de los ocupas -una familia de más de diez personas, entre ellas varios menores-. El lema estaba claro y sonaba con fuerza 'Con uno pueden, con todo el pueblo no'. Y surtió efecto, porque los ocupas que habitaban la casa próxima a la Avenida Valladolid abandonaron de forma definitiva la vivienda ante la presión de un pueblo unido y solidario.
Más que el ruido de cacerolas y consignas de descontento por la situación, lo que sonó con fuerza ayer en Renedo de Esgueva fueron los emotivos aplausos que se dedicaban mutuamente los vecinos por haber conseguido unidos su objetivo, aplausos que se repitieron con fuerza en la puerta de los familiares del chico agredido esta semana por uno de los ocupas.
La implicación del Ayuntamiento y la predisposición de la alcaldesa, Raquel González, hicieron que, dada la necesidad de actuar con urgencia, con el permiso pertinente y la presencia de varios agentes de la Guardia Civil, se procediera a tapiar el acceso a esta vivienda que ha mantenido durante meses a los vecinos del barrio amedrentados. González celebró el inesperado desenlace de esta manifestación: «Es todo un alivio saber que no volverán a molestarnos más. Queda demostrado lo solidario que es el pueblo de Renedo de Esgueva, porque lo hemos pasado realmente mal. No hay derecho a vivir con miedo en tu propio pueblo y era evidente que si no parábamos esto la tensión iba a seguir creciendo. Aún así, es necesario un cambio urgente en la legislación para evitar que se sigan produciendo este tipo de episodios», sentenciaba con emoción la alcaldesa, quien se mantenía en contacto de forma semanal con Guardia Civil para que aumentase su presencia en la zona, asistentes sociales, Juzgado de Paz y Subdelegación de Gobierno con el fin de encontrar una solución.
«Nos hemos reunido con alcaldes de pueblos como Santovenia, Cabezón, Zaratán o Cigales que se encuentran en una situación similar para ver si entre todos hacemos fuerza. Tenemos derecho a vivir en paz», finalizaba con rotundidad González.
Este inesperado desenlace ha demostrado que la unión pacífica de un pueblo puede conseguir sus objetivos, en este caso, terminar con el problema de la ocupación que, por desgracia, aumenta cada día en los municipios de la provincia de Valladolid.
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