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El «Un, dos, tres… responda otra vez', acaba de cumplir 50 años de historia. Este mítico concurso era todo un acontecimiento que congregaba cada semana a millones de espectadores frente al televisor, deseosos de ver a unos avispados concursantes llevarse un coche o un apartamento, ... normalmente en Torrevieja, o un increíble viaje para dos, con todos los gastos pagados.
Pero no todos los concursantes corrían la misma suerte. Chicho Ibáñez Serrador, muchas veces sorprendía en la subasta, con increíbles obsequios, que eran de todo, menos buenos. Así, hubo quien se llevó a su casa, dos millones y medio de cerillas, una ordeñadora automática, un cargamento de melones, de arroz o de cacahuetes, cien armónicas, mil y un cuentos infantiles, doscientos neumáticos pinchados o mil frascos de purgante. Pero entre todos estos premios curiosos, hubo uno que llamó especialmente la atención. Fue el que consiguieron el 28 de febrero de 1992, Herminia Díaz y Rafael Aguiar, que entonces eran matrimonio y residentes en Monforte de Lemos (Lugo). Tras perder tres coches, un barco, un apartamento y mucho, mucho dinero, la pareja se quedó atónita al escuchar la voz en off del programa explicaba así, en qué consistía su premio final. «Un, dos, tres ha logrado para ustedes, algo casi imposible. Que pasen una noche en el magnífico y confortabilísimo osario de la iglesia de Wamba. En ninguna parte de España puede admirarse tan completa colección de huesos y calaveras. En el suelo, la suave cama de viejo polvo de huesos, les proporcionará un descanso casi tan profundo como el de los esqueletos. ¡Feliz premio!».
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Los wambeños recuerdan aquel momento con mucho cariño. Que su pueblo y su osario fueran el premio final del 'Un, dos, tres', fue una estupenda publicidad a escala nacional que atrajo a un gran número de turistas. A los que no les hizo tanta ilusión, fue a Herminia y Rafa. Hoy, 30 años después de aquel programa, El Norte les ha localizado para hablar sobre aquella experiencia televisiva. «Cuando Jordi Estadella nos dijo lo que habíamos ganado, yo me asusté muchísimo. Me dan mucho miedo los muertos, así que… ¡ni loca iba yo a ir a dormir rodeada de calaveras!», cuenta Herminia al otro lado del teléfono.
Su ahora amigo y exmarido Rafa recuerda aquel momento «como si fuera ayer». «Los sufridores eran una pareja de Basauri y se enfadaron mucho con nosotros y Chicho tuvo que mediar. Pero, ¿qué culpa teníamos? ¿qué más hubiera querido yo que llevarme los tres coches, el libretón con los 12 millones de pesetas o el viaje alrededor del mundo?», dice resignado. «La suerte es la suerte. Teníamos una estrategia clara y escogimos el regalo de un patrocinador, que era una importante marca de galletas. Estábamos convencidos de que un patrocinador no daría un mal premio. Nos llegaron a ofrecer un millón y medio de las antiguas pesetas, pero nos empeñamos en que la tarjetita tendría algo bueno para nosotros. No fue así. Detrás de la caja de galletas, había una noche en el osario de Wamba. ¡Increíble!», exclama. «A los pocos días recibimos una llamada del patrocinador para pedirnos disculpas por el regalo. Nos dijo que no sabían que iban a dar ese premio. Les tenía que haber propuesto hacer un anuncio diciendo que sus galletas sabían de muerte», bromea este locutor de radio monfortino que, para más inri, lleva 35 años leyendo las necrológicas en antena.
Una visita pendiente al osario
Ante el enfado de la pareja de sufridores, Rafa y Herminia decidieron renunciar a su noche en el osario, aunque en alguna ocasión, tiempo más tarde se plantearon ir a visitar Wamba (de día) y conocer su «premio». «Finalmente nunca se dio la oportunidad. Aunque ahora que se cumplen 30 años de aquello, quizá sea buen momento para hacer una visita a este pueblo de Valladolid», dice el exconcursante.
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Fernando Morales Rodriguez
En Wamba aseguran que Herminia y Rafa serían muy bien recibidos. «Nos haría mucha ilusión que vinieran. El osario es un remanso de paz. Aquí nadie les molestaría», bromea Carmen María Quijada. Ella es una de las cicerones de la iglesia mozárabe de la localidad y también del osario, que alberga los restos de más de 3.000 personas de los siglos XIII al XVIII y que, después de 30 años, sigue esperando la llegada de los monfortinos Herminia y Rafa. «Hasta ahora, en el pueblo siempre habíamos pensado que los concursantes del 'Un, dos tres' habían venido a visitarlo. Nos sorprende que no vinieran. Lo que recordamos muy bien fue la grabación del anuncio que salió en el programa. Una de las azafatas y se echó sobre las calaveras y las estuvo acariciando. Aquel rodaje fue un acontecimiento para el pueblo», recuerda esta wambeña.
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