El PP cree que Vox se desinfla: solo arma 30 candidaturas en Valladolid

El momento al que se refiere este veterano del PP fue antes de la caída de Pablo Casado y el auge de Alberto Núñez Feijóo. En ese momento, según fuentes de Vox, el partido de Abascal tenía cubierto mediante coordinadores locales el 90% de la provincia de Valladolid. Esto quiere decir que esos nodos podían servir para captar candidatos en pequeñas poblaciones, para tejer de este modo una red al 'estilo PP'. Es lo que tiene que muchos de sus primeros espadas provengan de las filas populares, que la estrategia se contagia. Ocurre algo similar con el caso de Por Ávila, formación que brotó de una escisión del PP, que se hizo con la Alcaldía de la capital y que ahora trata de llevar su marca a cabeceras de comarca y otros núcleos rurales con la Diputación como objetivo a medio plazo.

Tal fue el esfuerzo expansionista de la dirección provincial, encabezada entonces por Javier García-Bartolomé, que en Vox calculaban, hace dos años, que podrían restar un tercio de alcaldías al PP de Valladolid, que logró 161 de 225 en liza en las municipales de 2019.

Pablo Sáez, diputado en el Congreso y hombre fuerte en el núcleo decisorio de Vox, en Madrid, decía entonces: «Desde 2019 trabajamos para implantar esa estructura provincial y lograr identificar personas que crean en ese proyecto y se comprometan a trabajar en ese municipio o en su zona». Aportaba datos. Contaban, aseguraba, con 4.000 afiliados en Castilla y León, de los cuales 1.000 pertenecían a Valladolid. Se habían incrementado en un año por encima del 25% en la comunidad.

Algo ha pasado desde aquel momento, según el PP. En Vox apuntan a que el proceso de designación de candidatos está en marcha, pero como todo se supervisa en Madrid, aún se encuentran inmersos con la relación de municipios mayores de 25.000 habitantes. De esos que en Castilla y León son minoría absoluta. Por eso no aportan datos aún de cuántas candidaturas llevarán a las municipales. Tendrá papeleta en las capitales, por supuesto, y en poblaciones grandes, aunque los problemas comienzan cuando se baja al terreno más duro. Dos alcaldes de la zona de Tierra de Campos aseguran que Vox, de momento, no tiene candidatos ni para Medina de Rioseco -donde hay un aspirante a número 2, pero no un cabeza de lista, y solo se presentaron PP y PSOE en 2019-, ni para Mayorga, Villalón de Campos, Villafrechós o Villabrágima. Lo que equivale a decir que en el partido judicial de Medina de Rioseco tienen muy poco que rascar.

En el PP de Valladolid hacen cuentas. Creen que el efecto Vox se ha perdido y que no alcanzarán las cuarenta candidaturas entre los 225 municipios. Alguno aventura una cifra mucho más concreta: 32. Incluso hay quien apunta, con preocupación, que Vox «no puede caerse». Si no alcanza los dos concejales en Valladolid, las opciones de que la derecha sume y desbanque al bloque de izquierdas se reducen al mínimo, admiten en el PP autonómico.

Para poner en contexto ese número, hay que recordar que Vox presentó 23 candidaturas hace cuatro años. Por medio, pasó de tener 24 diputados en el Congreso en abril de 2019 a 52 en noviembre de ese año. Consiguió gobernar en coalición en Castilla y León, aunque no en Andalucía ni en Madrid. Y presentó dos mociones de censura a Pedro Sánchez, ambas fallidas. Toda esa efervescencia, aseguran sus rivales, se ha quedado en amago. Antes de su eclosión, en 2015, Vox apenas llevó papeletas a los colegios electorales de Valladolid, Torrelobatón, Mojados, La Pedraja de Portillo, Barruelo del Valle y Arroyo de la Encomienda.

Hace cuatro años, Vox obtuvo 20 concejales en la provincia, con 15.549 votos que tuvieron como principal granero la capital (10.695). En Tierra de Campos apenas presentaron cuatro listas cuajadas de independientes (siete de siete en Villagarcía de Campos) y todas en localidades pequeñas. Siete de las 23 candidaturas no obtuvieron concejales, un fiasco con especial relevancia en Aldeamayor de San Martín, La Cistérniga, Peñafiel o Medina del Campo.

El mejor paralelismo para explicar la trayectoria de Vox es Ciudadanos, por encima de lo que ha supuesto Podemos, otro de los disruptores políticos de la última década. Podemos se convirtió en una marca proclive a las coaliciones, mareas y alianzas con partidos pequeños a la izquierda del PSOE. Se quedó, además, en un territorio urbano, con poca o nula representación en el medio rural. En 2019 logró, en toda la provincia, un solo concejal con la marca Podemos, con menos de 7.000 votos. En 2015 sumó 3 ediles en Valladolid, 2 en Arroyo, uno con Rioseco Puede, 3 con Laguna Sí se Puede…

En cambio, Ciudadanos ha sido un partido fuerte a nivel provincial en Burgos, por ejemplo, y llegó a presentar 25 listas en la provincia de Valladolid en 2015 y alcanzó las 59 en 2019. Vox partió de 5, llegó a 23 y ahora es el momento en el que debe demostrar si su crecimiento se consolida o se estanca.