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Lunes, 16 de enero 2023, 19:41
Ha pasado casi un año desde que el pasado 5 de febrero comenzara la pesadilla que duró casi un mes para Francisca y Santiago, el matrimonio de octogenarios residentes en La Cistérniga que fueron testigos de cómo a plena luz del día y en ... presencia de uno de sus hijos, varias personas pertenecientes al clan de los Píos, se adueñaron de la casa contigua ubicada en la Avenida de Soria y propiedad del matrimonio, metiendo decenas de bolsas a la vez que les decían sin pudor: «Esta ya no es tu casa, ahora es nuestra».
A aquella ocupación le siguieron veinte tensos días de insultos y amenazas por parte de alguno de los doce moradores que se apropiaron de la vivienda en la que no habitaban pero en la que Francisca y Santiago guardaban multitud de enseres personales.
Santiago, hijo del matrimonio afectado
Apenas unas horas antes de finalizar el plazo de abandono voluntario de la vivienda, que daba potestad a los agentes de la Guardia Civil para entrar y desalojar por la fuerza a los individuos, los okupas salieron por sus propios medios el viernes 25 de febrero. «Se han llevado todo lo que han querido», lamentaba entonces Santiago Herrera, uno de los hijos del matrimonio, que «lo pasó fatal durante aquel mes y en los posteriores», porque el miedo era tan grande que sus padres tardaron tiempo en salir de casa», recuerda ahora.
El pueblo de La Cistérniga alzó la voz y se concentró para mostrar su rechazo a los okupas y para defender la propiedad privada en un acto al que acudieron más de 200 personas, aunque los molestos vecinos ya se habían ido, el mensaje quedó claro.
Sin embargo, parte de esos miembros del clan de los Píos eligieron como nuevo destino la localidad de Laguna para instalarse en varias viviendas, en este caso propiedad de bancos.
Una de las parejas de ese clan, de unos 35 años, se instaló poco después en un piso de la calle Maldonado del municipio y desde entonces han sido numerosas las quejas de los vecinos al tener que convivir con estos inquilinos que muestran actitudes poco cívicas. «Hemos recibido quejas y llamadas de los vecinos por las molestias que ocasionan, principalmente por ruidos y por actitudes tan poco cívicas como vomitar por la ventana. Incluso los vecinos tomaron la determinación de entregarle las llaves del portal para que no hiciera destrozos en la cerradura», explican las fuentes policiales consultadas al respecto.
Han redactado varios atestados en los que queda constancia de las actuaciones de los inquilinos. «Él en concreto es una persona desequilibrada y peligrosa por la actitud que muestra en alguna de las ocasiones en las que hemos intervenido, una de ellas por presunta violencia de género hacia su pareja», aseguran desde el cuerpo.
No van a morar mucho más tiempo en el piso de la calle Maldonado, ya que sobre la mesa hay una sentencia firme y la policía local de la localidad está pendiente del momento en el que se produzca el desalojo, que está previsto se ejecute en los próximos días.
No son los únicos okupas que habitan en el municipio de más de 22.600 vecinos, ya que se conoce, al menos de forma oficial, otra ocupación apenas a 400 metros del citado piso, en la calle Huertas, un inmueble también propiedad de banco. «Allí hay más personas y entre ellas varios menores, aunque en este caso no nos consta ningún tipo de queja, problema o altercado», puntualizan, y hablan de otro caso de ocupación en la calle Domingo Criado «que quedó resuelto en mayo de 2022».
román rodríguez
Alcalde de Laguna de Duero
Por su parte desde el Ayuntamiento el alcalde de la localidad, Román Rodríguez, explica que los vecinos del bloque afectado por la ocupación, que expresaron su malestar también en el Consistorio, «han hecho lo correcto al denunciar la situación ante la Guardia Civil. Además, la policía también acude cada cierto tiempo con el fin de evitar conflictos», explica el edil.
Rodríguez además se puso en contacto con la entidad financiera propietaria (el Banco Santander) que también denunció los hechos. «Entendemos la preocupación de las personas afectadas por la convivencia cuando las personas deciden ocupar y esperamos que se resuelva pronto como sucedió con el desalojo de la calle Cantabria el año pasado», finaliza Rodríguez.
Habrá que esperar entonces, aún no ha trascendido la fecha, para que se haga oficial el desalojo de una de las dos viviendas que permanecen ocupadas en Laguna de Duero por unos moradores que, además de la vivienda de La Cistérniga, habrían ocupado también con anterioridad un chalet en la Urbanización La Corala.
Uno de los tres hijos de Francisca y Santiago, el matrimonio de octogenarios a los que ocuparon el 5 de febrero la vivienda ubicada justo al lado del inmueble en el que residen, recuerda por lo que pasaron sus padres, «dos personas de salud delicada de 83 y 86 años».
Francisca y Santiago vivieron un calvario durante los 20 días en los que su casa estuvo ocupada. «No salimos de casa, tenemos mucho miedo», decía entonces Francisca. Hoy, su hijo Santiago Herrera dice que «están mejor, pero que fue un golpe duro para ellos del que han tardado tiempo en recuperarse».
Después de que los okupas abandonasen la vivienda el 25 de febrero, las medidas que tomaron por precaución fueron «cortar el suministro del luz y poner verjas en las ventanas. La cerradura sigue candada y, de momento, no hemos tenido ningún altercado», explica Herrera, quien finaliza diciendo que han decidido dejar lo que pasó al margen «para evitar recordar aquellos momentos de tensión» en los que los okupas amenazaron de muerte en varias ocasiones tanto a Santiago como a sus padres.
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