Ultraligero accidentado en Fuentemilanos (Segovia) en el año 2007. J. M.

Una decena de accidentes de avionetas y ultraligeros en Castilla y León desde 2010

El último tuvo lugar en Zamora, cuando una aeronave para combatir incendios que tenía como destino Andalucía se precipitó al vacío en la comarca de Sanabria

Susana Escribano

Valladolid

Domingo, 18 de diciembre 2022

Los siniestros en los que están implicadas pequeñas aeronaves no son algo común, pero a lo largo de los últimos años los equipos de rescate que operan en Castilla y León han tenido que afrontar al menos cinco accidentes de avionetas y cuatro en los que el tipo de vehículo era un ultraligero. En algunos casos, motivados por problemas durante el vuelo. En otros, al maniobrar para encarar la pista de aterrizaje.

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El más reciente tuvo lugar en la montaña zamorana en Sanabria, cuando una avioneta antiincendios que tenía como destino Andalucía se precipitó al vacío en una zona de muy difícil acceso y con unas condiciones meteorológica malas. Fue en octubre pasado, cuando la campaña de incendios forestales salía de la etapa de riesgo alto y la aeronave volvía su base de Córdoba. La localización de los restos del aparato y el rescate del cuerpo sin vida del piloto, Santiago Durán, requirieron un despliegue de efectivos enorme y mucha pericia de los participantes en un operativo con cuatro aeronaves, dos drones, 55 vehículos y más de 150 agentes. Durán era un piloto experimentado por lo que hasta el último momento se mantuvo viva la esperanza de que hubiera logrado aterrizar de emergencia con éxito. El mal tiempo y lo escabroso de la orografía hicieron que la custodia y el traslado del cadáver se hicieran en condiciones de especial penosidad para los rescatadores.

En septiembre de 2021 el piloto de una avioneta se vio obligado a realizar un aterrizaje de emergencia en el aeródromo leonés de la Virgen del Camino, incidente que se saldó con tres heridos. La aeronave siniestrada participaba en el Raid del Centenario de las Primeras Bases Aéreas de España. A este se sumó otro aterrizaje en las inmediaciones de un aeródromo en Villacastín (Segovia), que culminó en agosto de ese año con una avioneta destrozada, pero sin daños entre el pasaje. «Al parecer se quedan sin combustible y luego tienen que aterrizar forzosamente», comentó entonces el alcalde de la localidad, Julio César Sánchez. Y en octubre de 2018, los ocupantes de otra avioneta salieron «milagrosamente ilesos» al estrellarse mientras se disponían a tomar tierra. La investigación arrojó que al piloto se le olvido desplegar el tren de aterrizaje. Un despiste que dejó la aeronave en estado de siniestro total.

Agentes del grupo de montaña de la Guardia Civil porta el cuerpo sin vida del piloto accidentado en Sanabria el pasado octubre.

Más luctuoso fue el accidente de una avioneta ocurrido el septiembre de 2016, en León, que se saldó con el fallecimiento de los dos ocupantes, jóvenes, al «caer a plomo» a una tierra de labor a 800 metros de Villanueva del Condado, según relató un testigo, que presenció el siniestro. Al parecer, uno de los pilotos tenía vinculación con la localidad y acudía «a saludar a su novia a la entrada del pueblo, próxima al lugar en el que se estrelló la avioneta».

En Cuenca, pero de La Bañeza

Sin salir de León, La Bañeza vivió varias jornada de luto ante la conmoción provocada por un accidente de avioneta ocurrido en Cuenca y que acabó con la vida de un empresario bañezano, su esposa y sus dos hijas, que conformaban el pasaje de la aeronave. Ocurrió en enero de 2016. Era un vuelo programado entre el aeródromo de Muchamiel (Alicante) y el de Pajares de los Oteros (León). A lo mandos estaba Rogelio Fernández, piloto con experiencia que usaba este medio de transporte asiduamente. El impacto de un buitre en el morro del aparato fue la causa del accidente.

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Los ultraligeros también han protagonizado accidentes de gravedad en Castilla y León. La localidad segoviana de Corral de Ayllón vivió un siniestro mortal, al fallecer dos ocupantes de uno de estos veleros aéreos tras precipitarse contra el suelo en el aeródromo de La Nava, el mayor de España por su extensión, pero en desuso en ese momento. Fue en febrero de 2019. «Cuando llegamos, la parte delantera estaba destrozada», relató Roberto M. Él y otros dos vecinos de la localidad segoviana de Corral de Ayllón fueron los primeros en llegar a auxiliar a los ocupantes.

En la instalación de Air Marugán (Segovia) tuvo lugar en septiembre de 2013 una accidente de un ultraligero en el que fallecieron dos hombres, uno de ellos era instructor de vuelo. Los dos eran vecinos de Madrid. El ultraligero se estrelló contra el suelo, según confirmaron fuentes de la investigación preliminar, y quedó con el morro incrustado en las tierras de labor y la cola levantada. Algunos vecinos que se encontraban cerca aseguraron haber visto cómo la aeronave hacía espirales al aproximarse a la pista. Más suerte tuvieron ese mismo año, en junio, los dos ocupantes de otro velero que se estrelló al norte de la provincia de Burgos. Un adulto de 55 años y una niña resultaron heridas en La Vid de Bureba.

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Inmediaciones de aeródromos

Otras dos personas fallecieron en octubre de 2013 también en un accidente de ultraligero en Salobralejo, anejo de Muñogalindo (Ávila), a 18 kilómetros de la capital abulense. La aeronave se estrelló a unos veinte metros de la carretera N-502, cerca del aeródromo de El Fresno (Ávila), lugar de aterrizaje y despegue de numerosas avionetas. Cayó a una era.

Ya más alejado en el calendario, se halla otro siniestro de un ultraligero que dejó, también en tierras segovianas, dos víctimas mortales. Fue en julio de 2007 en Fuentemilanos. «Vi cómo caía el aparato y después, una bola de fuego. Supe que no se podía hacer nada y que allí no había ni rastro de vida», gesticulaba Markus Geisen. Este joven alemán explicaba con sorprendente templanza y en inglés lo que había vivido. Las víctimas fueron dos hombres: Jorge Hevia, de 43 años, y Arturo Sánchez, de 44.

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