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El aeródromo de localidad de Matilla de los Caños ha acogido durante el viernes y el sábado el Campeonato de España de Vuelo Acrobático, en el que, dentro de la modalidad de Clásico, se impusieron los pilotos Ignacio Bobillo (Madrid) en Elemental, Raquel Martín (Salamanca) en Deportivo y Patrick Koch (Puerto de Santa María) en Intermedio.
Tras dos años en los que los aficionados a este deporte no han podido acudir de manera presencial a la competición, este año, ya sin restricciones, han podido disfrutar durante los dos últimos días de los mejores pilotos nacionales en el aeródromos en la primera entrega del Campeonato y Open de España, que finalizará los días 24 y 25 del presente mes cuando se celebre la competición de las superiores, Avanzado e Ilimitado, dentro de Clásico, y la modalidad de Freestyle, que se disputarán en el aeródromo de La Caminera Club de Campos, en Torrenueva (Ciudad Real). La competición está organizado por la Real Federación Aeronáutica Española y el Club Acrobático Central.
El vuelo acrobático con motor es la disciplina más espectacular de los deportes aéreos, siendo imprescindible una buena preparación, mucha sangre fría y aptitud. Existen dos tipos de vuelo acrobático. Por un lado está la acrobacia deportiva clásica, una especialidad del vuelo con motor en la cual se realizan unas figuras determinadas enlazadas en forma de programa, dentro de una 'caja' imaginaria de límites conocidos. El otro tipo es el Freestyle, un vuelo en base a la imaginación y coreografía. Un buen piloto de exhibición mantiene a los espectadores sin aliento. Los mejores pilotos de exhibición provienen de la alta competición clásica internacional.
Mientras que en Clásico, se busca la perfección geométrica del vuelo, en Freestyle, lo espectacular y radical, acompañado por humo y música. Las maniobras principales a la hora de realizar acrobacia incluyen la rotación del aparato sobre su eje longitudinal (alabeo), sobre su eje transversal (Cabeceo) y sobre su eje vertical (guiñada).
Durante la competición, la puntuación la otorgan los jueces, quienes, con la ayuda de un asistente, valoran cada vuelo en función de factores como la calida de cada figura y el posicionamiento. La caja de acrobacia aérea es un volumen de espacio aéreo en el cual el avión acrobático debe permanecer mientras realiza una secuencia. Un cubo imaginario de un kilómetro de lado descansando sobre el suelo, llamada caja acrobática, es el escenario en el que se desarrolla el vuelo acrobático. Escenario, que no circuito, ya que en el mundo de las tres dimensiones no se sigue una pista o trazado predeterminado, como ocurre por ejemplo en el automovilismo, sino que cada piloto marca su rumbo con velocidades que llegan a los 450 kilómetros por hora, exposiciones hasta a 10 g (diez veces la fuerza de la gravedad, el doble de lo que soportan los pilotos de Fórmula 1) o luchas contra la pérdida de la consciencia en agresivas maniobras.
La directora de la competición, Alejandra Moore Mayorga, aseguró que «la competición de referencia en el calendario del vuelo acrobático español mejora cada año ofreciendo un producto más cuidado tanto para los deportistas como para los aficionados, siendo en la actualidad un evento de gran prestigio a nivel internacional».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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