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Después de unas semanas con un tiempo atípico, para la estación del año en que nos encontramos, la provincia de Valladolid ha dado la bienvenida ... al verano con temperaturas superiores a los 30 grados; lo que trae consigo la llegada de miles de veraneantes a sus municipios. Personas que no se pierden pasar una temporada en sus pueblos para disfrutar de su familia y de sus amigos, y para dejarse llevar por el entorno rural y la tradición.
Además de llenar las calles y plazas de alegría y color, y llegar incluso hasta triplicar su población, quienes más notan su presencia, favorablemente, son los comercios locales. Durante el verano, los hábitos de consumo cambian notablemente. Los vecinos tienden a pasar más tiempo al aire libre, viajar y disfrutar de actividades recreativas; lo que trae consigo un aumento significativo en las ventas de dichos negocios. Los que más se benefician, sin duda, son establecimientos hosteleros, panaderías y tiendas de alimentación.
Pero todos coinciden en lo mismo; «ya no viene tanta gente como antes». Desde hace quince o veinte años, los comerciantes no notan un aumento poblacional durante todo el verano. Ahora solo se produce durante un par de semanas; un periodo que suele coincidir con la celebración de las fiestas patronales. «Podemos llegar a doblar las ventas, pero solo en los días de fiestas en agosto. Esa semana o los quince primeros días del mes se nota, pero en cuanto acaban las fiestas desaparecen todos», asegura Luis Zamora, trabajador de Confitería Zamora en Quintanilla de Onésimo.
«De años atrás a ahora se ve que viene menos gente. Hace quince años sí que venían más, pero ahora acuden en el mes de agosto y tampoco repercute tanto en las ventas», manifiesta Teresa Fernández, de la Panadería Leovigildo Fernández de Villabáñez. «Se vende algo más durante las vísperas de las fiestas», añaden desde la Panadería Alcázar de Tudela de Duero. «Se nota que viene gente durante el verano, pero no tanto como antes. Aumentan las ventas durante quince días, pero nada comparado como hace años», cercioran desde la Carnicería Rubén del Pozo en La Parrilla.
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«Antes los meses de julio y agosto, incluso algo de septiembre, la gente se quedaba en el pueblo, pero últimamente no. Yo lo entiendo, la gente viaja mucho, aquí son todo casas viejas, hay que arreglarlas, vienen los padres o los abuelos a las viviendas y no es cuestión de que te mantengan dos meses», comenta Zamora. «La gente sale más a otro tipo de vacaciones. Hace años acaban los niños el colegio y las familias iban a pasar todo el verano al pueblo. Ahora se destina el tiempo a vacaciones de sol y playa, montaña o al extranjero; los gustos y las preferencias han cambiado», expresa Fernández.
Pero donde sí notan que ese aumento poblacional se mantenga durante todo el verano es en Traspinedo. «Aquí se nota mucho el incremento de las ventas», asegura Jesús Bazán de Alimentación Teyo. El comercio llega incluso a ampliar hasta un 50% las ventas respecto a los meses de invierno; todo ello gracias al gran número de viviendas que se encuentran alrededor del municipio, y que se llenan entre julio y agosto.
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