Mucientes despide a Julio Romo, el 'torero' de la hostelería
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Julio Romo, creador de La Cueva (Mucientes) y La Dama de la Matilla (Fuensaldaña) murió a los 87 años de edadMucientes despidió este miércoles al empresario y hostelero Julio Romo Fernández. Una misa en la iglesia de San Pedro Apóstol reunió a vecinos de toda la comarca, y a amantes de las rutas del buen vino, del Cigales y de las bodegas de buen ... yantar que Julio ayudó a cimentar. Un término que se le puede aplicar de forma literal, ya que no solo levantó de la nada y dio fama a los restaurantes La Cueva (Mucientes) y La Dama de la Motilla (Fuensaldaña), los construyó con sus propias manos. «Era un manitas, un albañil muy fino y adelantado a su tiempo», resume su yerno Joaquín 'Quini' López, que regenta hoy La Dama de la Motilla junto a Mariví, una de los tres hijos de Julio Romo.
Sin embargo, en la vida de este hombre hecho a sí mismo hubo una pasión que conocen todos los vecinos de Mucientes. Para ellos era, simplemente, 'el torero'. Porque en su juventud y mientras aprendía el dominio de la pala, el cemento y la llana, la afición taurina le llevó a la Escuela de Tauromaquia. Hizo sus pinitos con el traje de luces por los pueblos de alrededor. Después, se impuso el realismo de los tiempos. Aunque en Mucientes todavía está en pie, no muy lejos de La Cueva, el tentadero que construyó Romo para organizar capeas y pequeños festivales taurinos.
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La mano cuidada y generosa de Julio ha dejado amplia huella en multitud de casas y proyectos de obra por Mucientes, Fuensaldaña, Cigales y toda la comarca de alrededor donde su mediana empresa de construcción era muy demandada. Aunque lo que más destacan sus vecinos es su carácter. «Siempre cariñoso y afable. Y dispuesto a colaborar en todo lo que le hemos pedido como Ayuntamiento para cualquier evento o celebración», recuerda la alcaldesa de Mucientes, Emiliana Centeno.
Su carácter inquieto y emprendedor le llevó a iniciar la aventura hostelera allá por 1986. Empezó con su mujer, Victoria, y sus hijos todavía adolescentes en una bodega familiar. Era un local pequeño con 10 o 12 mesas. Tres años después llegó el gran salto. Mariano Martín (entonces dueño del hotel Olid Meliá) le vendió lo que hoy es La Cueva. Transformar aquello en restaurante era un reto mayúsculo. Hablamos de unas bodegas con al menos dos siglos de historia, a 13 metros bajo tierra y unos 1.200 metros cuadrados de extensión. «Fue un trabajo muy duro
-continúa Quini López-. Cerró la anterior, se llevó a la familia y se metió a fondo en un proyecto al que dedicó más de dos años».
El resultado mereció la pena. La Cueva es una referencia entre las bodegas restaurantes, con sus nueve comedores y el respeto a su pasado. En su pequeño Museo del Vino pueden apreciarse aún tres prensas de vino históricas y dos pozos de agua, que aún están operativos. Pura arqueología bodeguera que hoy se encargan de cuidar y continuar los dos hijos varones de Julio: Jose y Julio.
En los buenos tiempos, podían comer en La Cueva cerca de 800 personas en dos turnos. Los vaivenes de la vida nunca quitaron a Julio un trato generoso hacia su entorno. «Era entregado hacia los demás. En los años difíciles era comprensivo con algún pago pendiente de proveedores o algún ayuntamiento: ¡Hay que servirles, ya pagarán cuando puedan!, recuerda haberle escuchado más de una vez su yerno, Quini.
En aquellos optimistas primeros años 90, Julio quiso dar un paso más y le propuso a Quini convertir la vieja discoteca de Fuensaldaña en La Dama de la Motilla. Una vez más, puso su mejor hacer como constructor para enfrentarse al desafío de reconvertir una obsoleta discoteca en un moderno restaurante.
En 2013, la Asociación de Hosteleros de Valladolid incluyó a Julio Romo entre los homenajeados de aquel año por su trayectoria. Compartió reconocimiento junto a Daniel Vaquero (hoteles Mozart y Amadeus) y Roberto Monge (Herminio's Jazz). Y también con el cardenal riosecano Carlos Amigo, que recibió el premio Conde Ansúrez. Amigo falleció hace unos meses, tenía la misma edad que Julio: 87 años.
Su último gran proyecto, esa Dama de la Matilla, acaba de cumplir sus bodas de plata. Una efeméride que coincide con el espaldarazo de ser incluido como local recomendado en la Guía Repsol 2022. La última vuelta al ruedo de la hostelería de 'el torero' de Mucientes. Julio Romo.
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