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Molinos próximos a Castromonte, uno de los pueblos que ha llevado a cabo proyectos gracias a los ingresos por la energía eólica. Rodrigo Jiménez

Valladolid

Los millonarios molinos que enriquecen pequeños pueblos de los Montes Torozos

Localidades de Tierra de Campos de menos de 400 vecinos impulsan grandes construcciones gracias a los ingresos de los aerogeneradores gigantes

Eva Esteban

Valladolid

Domingo, 4 de febrero 2024, 00:29

Hay pueblos en los Montes Torozos que viven del aire. Donde el viento sopla tan a favor que, de no ser precisamente por esas rachas, consideran que estarían abocados a la desaparición o a ser «absorbidos» por la cabecera de comarca, en este caso Medina de Rioseco. Porque allí, en esos páramos al sur de Tierra de Campos, es donde se genera prácticamente toda la potencia eólica de Valladolid. «Yo creo que de no ser por los molinos, directamente no existiríamos como municipio», comenta el alcalde de Valverde de Campos, José Ignacio del Campo.

Una opinión suscrita por los nombres que comparecen bajo estas líneas y amparada por una realidad inapelable: gracias a los ingresos millonarios derivados de los aerogeneradores pueden llevar a cabo grandes proyectos y construcciones que de otro modo serían inasumibles para las arcas municipales, pues se trata de localidades de menos de 400 empadronados con presupuestos, por lo general, reducidos.

Desde piscinas, tanatorios municipales y reducir impuestos a la mínima expresión hasta asfaltar calles y caminos. Los ayuntamientos no escatiman y optan por reinvertir ese dinero que reciben de los molinos -a través de los impuestos, ya que suelen estar ubicados en parcelas privadas- en mejorar el pueblo y sus infraestructuras. Por ejemplo, en Valverde de Campos (103 censados en 2023, según el INE) la energía eólica ha permitido reparar caminos, cubrir el polideportivo y construir un nuevo espacio que alberga el consistorio, el centro médico, la cafetería del pueblo y una sala para manualidades. «Nos ha dado la posibilidad de mejorar el pueblo», sentencia el regidor, quien anticipa que lo siguiente en ejecutar son mejoras en el cementerio, en la depuradora y en la red de caminos.

En su término municipal hay instalados 32 aerogeneradores, algunos de hormigón, y, en referencia al impacto visual que provocan, el alcalde alude a que la corporación municipal «no está más que para hacer caso a lo que demanden los vecinos». «Teníamos un páramo precioso y ahora por la noche parece un discoteca con las luces rojas y las blancas para los aviones; visualmente es un impacto, pero no se pueden poner puertas al campo», subraya José Ignacio del Campo, al tiempo que asegura comprender que un vecino se decante por implantar un molino en su parcela porque «los eólicos le dan más dinero todos los años por tenerlo allí que lo que vale la tierra» en sí. No tan convencido se muestra el alcalde de Valverde, sin embargo, con los paneles fotovoltaicos. «Si ponemos todo de placas, ¿de dónde sacamos el cereal?», se cuestiona.

A la izquierda, piscinas de Castromonte y el alcalde de Valverde frente al nuevo ayuntamiento. A la derecha, el velatorio y centro municipal de La Mudarra. Rodrigo Jiménez

Uno de los beneficiados por este 'boom' es Rogelio Mozo. Residente en La Mudarra, se muestra «totalmente a favor» de estos parques. «No hace ningún efecto a nadie, están a dos kilómetros del pueblo y es imposible que hagan nada; lo único es que lucen por la noche, pero a mí por lo menos no me molesta», revela este veterano vecino, quien señala que lo único relativamente engorroso de todo el proceso es el papeleo inicial. Luego, dice, «te olvidas». «Soy beneficiario, tengo un molino en mi parcela desde hace diez años y está todo perfecto. Tienes un contrato por treinta años y todavía nos quedan veinte», subraya, mientras afirma estar «encantado de la vida si me tocan placas o molinos».

Asimismo, cree que el impulso que la energía eólica ha dado a los Montes Torozos, en general, y a La Mudarra (163 censados), en particular, puede «ayudar a que la gente se quede en los pueblos». «Al tener más dinero se pueden hacer más cosas; aquí se han hecho bastantes proyectos», asevera. En concreto, en este muniicpio enclavado junto a la Nacional 601, gracias a la subestación eléctrica y los parques eólicos han podido, por ejemplo, levantar un tanatorio municipal, ahora reconvertido en «velatorio y centro municipal».

«Teníamos un páramo precioso y ahora por la noche parece un discoteca; es un impacto, pero no se pueden poner puertas al campo»

José Ignacio del Campo

Alcalde de Valverde de Campos

Quien también asevera que la energía eólica ha dado un impulso a Tierra de Campos es el alcalde de Castromonte. Heliodoro de la Iglesia afirma que estas inversiones «han permitido mejorar la economía de toda la comarca con proyectos sostenibles para mejorar la vida de sus ciudadanos». En su caso, se muestra «totalmente satisfecho», pues los aerogeneradores han permitido en una década «duplicar el presupuesto anual» del Consistorio. «Desde que se empezaron a instalar los primeros parques en 2011 el rendimiento ha sido muy bueno; para los pueblos hubiera sido impensable hacer determinados proyectos sin la energía eólica, las economías municipales estaban limitadas a pagar la luz y a hacer obras mínimas», argumenta este regidor.

En Castromonte (331 habitantes), el proyecto por excelencia 'made in' eólicas es una piscina «a la que viene hasta gente de la ciudad y ya se quedan todo el verano». Además, homologaron casi diez kilómetros de un sendero hacia el embalse y tienen previsto poner en marcha una «casa de comidas» en la Plaza Mayor. «Aún tenemos que sacarlo a licitación, pero la idea es que ejerza como bar y restaurante y podamos dar comidas a la gente que nos visita, además de ofrecer un cáterin para los vecinos; tenemos una población muy envejecida, muchos no tienen posibilidad de cocinar, y queremos que se ofrezca ese servicio y tengan la posibilidad de llevarse la comida a casa», explica Heliodoro de la Iglesia.

«Todo está lleno de molinos; si no te lo ponen a ti, se lo van a poner al de al lado»

Manuel Gutiérrez

Regidor de Villalba de los Alcores

Donde también los aerogeneradores «un cambio importante» es en Villalba de los Alcores. Dice su alcalde, Manuel Gutiérrez, que gracias a ellos van a levantar una residencia para la tercera edad. «Es una obra costosa que de otro modo no podría hacerse; ni porque una empresa privada viniera a hacerla por su propia iniciativa, ni porque el ayuntamiento pudiera costearla», reconoce, mientras matiza que la cantidad recibida hasta la fecha por los molinos -los primeros se implantaron hace cuatro años- aún no la han «tocado». «Todos los Torozos están llenos de molinos; supone más impacto visual que ambiental, pero es que si no te lo ponen a ti, se lo van a poner al de al lado», incide.

Bajar los impuestos

«Económicamente suponen mucho dinero para el ayuntamiento y no afecta mucho a la agricultura, cosa que las placas sí», indica Gutiérrez, quien del mismo modo avanza que «antes de verano» previsiblemente dispongan en su término municipal de mil hectáreas de placas solares ya que «está muy avanzado el proyecto».

Otra de las localidades beneficiadas por esta realidad es Valdenebro de los Valles. Aunque Melchor Vaquero, su primer edil, prefiere ser comedido y no 'vender' los proyectos que tienen en mente antes de cerrarlos, sí anticipa que «vamos a hacer cosas para mejorar la vida de nuestros vecinos». Por el momento, les ha permitido bajar los impuestos del IBI urbano y rústico, han mejorado parques y jardines y ampliado la programación de actividades culturales. «De momento estamos haciendo arreglos que se demandaban en el municipio; lo que son proyectos en sí todavía los estamos desarrollando, nos estamos centrando en lo que son las mejoras del día a día», asegura el regidor.

Admite, al igual que sus homólogos, que este dinero extra les permite promover proyectos que «sin ello quizás no te lo plantearías». «Si acabamos con todas las demandas, igual más adelante se pueden bajar algo más los impuestos», cuenta, mientras precisa que allí los molinos -en la actualidad disponen de catorce- desembarcaron hace «tres o cuatro años y de placas solares todavía nada».

Tienen que convivir en los Montes Torozos con aerogeneradores gigantes, que tiñen sus paisajes y suponen un evidente impacto visual. Pero muchos prefieren ver el vaso medio lleno: de no ser por ellos, sus pueblos estarían estancados.

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