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Moisés García y Elena Díaz muestran una de las bolsas que conmemoran los cincuenta años de vida de la panadería-pastelería Jogari de San Román de Hornija Laura Negro
Medio siglo de vida amasando pan en San Román de Hornija

Medio siglo de vida amasando pan en San Román de Hornija

La panadería-pastelería Jogari, fundada por José Lino García Rico, cumple 50 años de existencia en un municipio de poco más de 300 habitantes

Laura Negro

Valladolid

Miércoles, 28 de julio 2021, 10:52

«Para un pueblo de 307 vecinos, tener pan recién hecho a la puerta de casa es un auténtico lujo», afirma Merche Motrel, alcaldesa de San Román de Hornija y amante del pan «de cuatro canteros» que cada día del año hornea con mimo su vecino Moisés García. «En San Román, además de la panadería, tenemos carnicería, farmacia, bares, bodegas y talleres de maquinaria agrícola y herrería. Para el medio rural es muy importante que se siga apostando por mantener estos negocios. Es la forma de que nuestros pueblos se mantengan vivos. Tristemente, en la actualidad, es habitual que estos pequeños establecimientos acaben cerrando por la falta de relevo generacional. Para nosotros es un orgullo que nuestra panadería cumpla sus bodas de oro», añade la regidora sanromaniega.

Uno de los negocios con más solera de este pequeño pueblo bañado por el Hornija es la panadería-pastelería Jogari, que precisamente hoy cumple sus 50 años de existencia. El 22 de julio de 1971 el joven José Lino García Rico, con gran interés por prosperar, inauguraba su pequeño obrador en una antigua vivienda que heredó de su padre en la céntrica calle Escuelas de su localidad natal. Hasta entonces había dedicado su vida a la agricultura y no conocía el oficio al que iba a entregar su vida, pero armado de ilusión y ganas de trabajar, poco a poco consiguió el ansiado éxito, siempre con la ayuda de su esposa, Matilde Celemín. «Mi padre contrató a un maestro panadero de Madrid, que durante un mes estuvo en el pueblo enseñándole las técnicas de cocción. Empezó vendiendo pan, barras, bollos, magdalenas y pastas, pero no se quiso quedar ahí y con buen criterio, fue investigando para ampliar, cada vez más, la oferta de productos«, explica muy orgulloso su hijo Moisés García, quien regenta el negocio en la actualidad junto a su mujer Elena Díaz. 

Los hijos de este matrimonio emprendedor, Juan Pablo y Moisés, crecieron rodeados de sacos de harina, levadura y al calor del horno. Ambos quisieron continuar la tradición familiar, así, Moisés se hizo cargo de la panadería - pastelería de San Román de Hornija, mientras que su hermano mayor, en 1984 abrió una delegación en Palencia. «Nuestra especialidad es el pan candeal y los hojaldres. También hacemos tartas, empanadas y nos encargan muchos asados. Repartimos en numerosos pueblos de la comarca, como Tordesillas, Toro y Morales de Toro, entre otros, y estamos muy pendientes de los puentes y celebraciones especiales para dar a nuestros clientes el mejor producto«, subraya Moisés. 

Dice que el suyo es un oficio muy sacrificado, pero que con la fidelidad de los clientes tras sus 50 años de historia, «todo es mucho más fácil». «Para premiar la confianza que durante tanto tiempo nos ha demostrado nuestra clientela, hemos querido regalar a todos unas bolsas conmemorativas para que vengan a comprar el pan. También lo hemos celebrado con una comida familiar. Ha sido un gran acontecimiento. Hoy en día, no es habitual que los negocios del medio rural sobrevivan tanto tiempo«, dice este experimentado panadero. «Estos días, muchos vecinos que conocieron a mis padres y vivieron los primeros años de la panadería, nos han recordado sus inicios. Todos se han alegrado muchísimo de que sigamos en activo y cumpliendo años. Lo seguiremos haciendo porque lo nuestro es hacer el pan de cada día y siempre con ilusión y con la mejor de nuestras sonrisas», remata Moisés, que a las 9 de la mañana todos los días tiene cola a la puerta de su establecimiento. Todos los sanromaniegos esperan la vez para comprar su bollería recién hecha y desayunar con lo que consideran un artículo de lujo. «No hay nada como el pan de nuestro pueblo. Tiene la miga blanda y blanquísima y la corteza crujiente. Además, aguanta perfectamente de un día para otro. El de Moisés es un pan muy rico. Sus sopas de ajo también son espectaculares y sus brazos de gitano son famosos en la comarca. Para nuestro pueblo, y sobre todo para la gente más mayor, tener la panadería al lado de casa es un servicio fundamental», concluye Merche Motrel.

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