Mariano Navarro: «La duración de la búsqueda incrementará de forma exponencial la angustia de la familia»

- Con su experiencia en desapariciones ¿Cómo se afronta una tragedia como la que está viviendo la familia de Esther López en Traspinedo?

-En este tipo de situaciones tan traumáticas la reacción de los afectados puede ser muy diferente de unos a otros; los vínculos y las relaciones entre las personas siempre son únicos, por lo que las reacciones ante la ausencia de información de Esther López durante los primeros días también pueden serlo. A partir de ahí y desde la denuncia de la desaparición y la activación de los servicios de emergencia, es cuando empieza el verdadero calvario cargado de miedo, incertidumbre y angustia por parte de la familia.

-¿Cuáles son los protocolos o la hoja de ruta a seguir por los profesionales de la psicología ante casos de este tipo?

-En este tipo de intervención no existen protocolos ni hojas de ruta estandarizadas que actúen como procedimientos rígidos a la hora de acompañar a la familia. La duración de la búsqueda y el tiempo que pase hasta encontrar a Esther o saber algo de ella, incrementará de forma exponencial la angustia, por lo que la presencia del psicólogo cada vez será más necesaria, entre otras cosas para ir preparando a la familia a cualquiera de los diferentes desenlaces posibles que puede llegar a afrontar.

-¿Cómo fue su trabajo en el caso de Marta Calvo?

-Desde mi experiencia en el acompañamiento como psicólogo de la madre de Marta Calvo, puedo decir que mi trabajo ha pasado por múltiples fases y a día de hoy continúa. Al principio me encontré con una madre devastada por el dolor y en shock desde la incomprensión de lo que estaba sucediendo. Había que ofrecer un espacio de escucha incondicional por alguien que no pertenecía a su entorno y con el que podía ser absolutamente libre para expresar su dolor sin bloqueos defensivos. A partir de ahí recorrimos un largo camino dirigido a aceptar la realidad vivida, una realidad que se complicó cuando el asesino de Marta se entregó a los pocos días no reconociendo su muerte, pero si el hecho de haber descuartizado su cuerpo y haberlo desperdigado en diferentes contendores de distintos municipios. Algo tremendo que conllevó una búsqueda de nueve meses en un vertedero y un análisis minucioso de la casa del asesino con el fin de encontrar pistas que avalaran su declaración. No se encontró nada, todo era un argumento falso para ganar tiempo y despistar a la Guardia Civil. Veintiséis meses después de su desaparición seguimos sin encontrarla; de igual forma la familia de Marta del Castillo lleva trece años. Un calvario para estas familias que no pueden iniciar el duelo por sus hijas desaparecidas con el triste denominador común de que sus asesinos y responsables de su desaparición están identificados y acogiéndose a su derecho al silencio pisotean los derechos de unos padres desesperados cronificando un sufrimiento indescriptible.

-¿Cómo se maneja psicológicamente la evolución y la atención del entorno familiar con el paso de los días?

-Cada afectado lleva un ritmo distinto y en base a este actúa, siente y sufre. La actitud inicial va transformándose con el paso de los días, la esperanza se puede convertir en desesperanza, los estados de ánimo fluctúan, el cuerpo va desfalleciendo y todo esto es normal. Justo este es el mensaje que hay que transmitir a la familia, la normalidad de su estado ante una situación excepcional, por ello es fundamental que tomen conciencia de sus emociones, sean las que sean, y se den permiso para expresarlas.

-¿Qué tipo de actuación cree que debería realizarse en la atención a los afectados por este caso?

-Aconsejaría que el padre dejara de ser el portavoz de la familia de forma inmediata, lo protegería de los medios y dedicaría toda mi atención al ejercicio de un acompañamiento empático, humano y profesional. A partir de ahí habría que trabajar la aparición de todas las emociones y reacciones asociadas a la espera y a los distintos desenlaces que esta búsqueda puede tener. Si bien hay que mantener la esperanza en las líneas de investigación y en todas las distintas posibilidades que pueden justificar la desaparición de Esther, también hay que trabajar la preparación ante un posible desenlace fatal; no obstante siempre hay que mantener la esperanza en la magnífica labor que en estos casos siempre realiza el equipo de investigación de la Guardia Civil.

Ahora es momento de espera, de confianza en la búsqueda, de esperanza; pero siempre con los pies en el suelo sin poder descartar cualquier desenlace posible. De una forma u otra, insisto en que el acompañamiento psicológico a la familia en este momento es determinante y posiblemente seguirá siéndolo después.