Valladolid

Marco Pérez demuestra en Medina que quiere ser figura del toreo

En su primer toro, Diego Ventura lo paró de salida en los medios y le puso un solo rejón, cambió de montura a continuación y llevó al astado de Capea al estribo por las tablas para cambiarlo de trayectoria, dejándolo parado. Tras dos pares de banderillas al quiebro volvió a cambiar de montura y se enfrentó al animal de poder a poder, con la mala suerte de lastimarse la mano izquierda al salir del embroque, teniendo que matar al novillo antes de tiempo.

Con el segundo, un novillo con más fuerza y empuje, el de Coria del Río dio todo un recital de torería y manejo ecuestre, llevando al caballo entre los pitones del bravo novillo de Capea, con unas piruetas a dos manos de banderillas y matando de una fulminante estocada después de fallar a la primera con un pinchazo. Todo ello le valió las dos orejas y la merecida vuelta al ruedo del toro.

Cayetano se presentó en Medina con ganas de agradar al público medinense que acudió masivamente al ruedo del coso. Se enfrentó primero a un toro de Núñez del Cuvillo al que recibió con una serie de verónicas para acabar con una media verónica. Solo recibió un puyazo, que además le sobró, ante la flojez del toro. A continuación, tres pares incompletos de banderillas para empezar la faena sentado en el estribo y después recibirlo de rodillas. Buena faena con la muleta a las dos manos pero perdió la oreja en la espada, después de dos pinchazos y una media trasera.

No tuvo suerte tampoco en su segundo, un inútil toro de Núñez del Cuvillo que hizo que el presidente se llevase la bronca de la tarde al no querer cambiarlo a pesar de la insistencia del público y las constantes caídas del morlaco. Con todo, le pudo hacer una digna lidia en la muleta, con una estocada hasta la bola que le supuso un apéndice por su entrega.

Vino Marco Pérez a Medina con ganas de triunfar y demostrar que quiere ser figura del toreo nacional. Además, le acompañó la suerte de tener un excepcional novillo de Núñez del Cuvillo, bravo y constante con una nobleza absoluta, que motivó que el público pidiera el indulto. El presidente accedió después de una infinidad de pases y minutos que pasaban con un aviso, en los que el toro no paró de embestir.

Recibió Marco Pérez a su primero de rodillas y con unas buenas verónicas, llevándole al medio para acabar con otra media verónica. Llevó a su novillo al caballo envuelto en el capote, dejándolo plantado para que con un certero puyazo acabase el primero. Se gustó al salir del caballo, dándole chicuelinas y salineras para, después del tercio de banderillas, coger al toro despacito, parado en el medio, con unos naturales que empezaron a encarrilar al público en oles. Al ritmo de la banda sonora despachó toda la suerte que hay en el toreo sin dejarse ninguna.

Cogió el acero para matar y el público empezó a pedir el indulto. El salmantino siguió citando al toro y este siguió embistiéndole. Ante tanta insistencia, tiró la espada, pero el presidente no sacó el pañuelo y entonces volvió a coger el acero y el público empezó otra vez a pedir el indulto, cosa que finalmente otorgó el presidente, dándole las tres orejas y el rabo de forma simbólica.

En el segundo toro, un novillo con menos fuerza y más parado, Pérez intentó unos buenos muletazos, pero el toro se quedó muy quieto. Aun así, él había venido a Medina a triunfar y él solo se metió el toro encima, intentando todos los pases posibles. El astado se quedó muchas veces a mitad de recorrido, pero el diestro pudo meter un certero espadazo hasta la bola que le valió otra oreja.

Fantástica tarde de toros en Medina del Campo con la plaza casi completamente llena gracias al buen hacer del Ayuntamiento de Medina y del empresario también al poner precios populares y presentar un buen cartel para la corrida del 75 aniversario de la plaza de toros del Arrabal.